sᴇɪs

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Mientras entraba a la sala común, como imaginaba, las demás muñecas esperaban por mi llegada. Mis ojos revisaron la habitación, haciendo un leve contacto con cada chica, pero persistieron cuando llegué a Kiara, quien me observó con preocupación y palmeó el lugar vacío junto a ella en el sofá que compartía con Yasmine.

Me encaminé hacia el sofá y me senté, con la mirada baja. Jalé los bordes de mi bata con intención de cubrir mis muslos, lo más que podía.

—¿Qué pasó ahí abajo? —Preguntó Kiara, colocando una mano sobre mi hombro—. ¿Qué te dijo?

—Nada. —dije, arreglándomelas para sonreír—. Solo quería que me fuera.

Después de escuchar esto, toda la sala llena de chicas se llenó de jadeos.

—¿Por qué? —preguntó Yasmine.

Mordí mi labio y observé a todas. Le dije a Lauren que diría con orgullo que soy una virgen y que me quedaría en la competencia hasta el final. Así que mantuve mi palabra.

—Porque soy virgen.

Otro coro de gritos ahogados llenó el lugar.

—Espera, ¿qué? —Kiara me observó, atónita—. ¿Es en serio Camila?

—¡Sí! ¿Cuál es el problema? —pregunté, frunciendo las cejas.

—Nada. —Negó con la cabeza—. Es solo que ninguna virgen había entrado a esta competencia antes. Pero supongo que no es la gran cosa.

—No debería. —Me recliné en el asiento y crucé mis brazos.

—Bueno ahora todo tiene más sentido. —comentó Hanna mientras sonreía.

—¿Qué quieres decir?

—Um, el hecho de que eres tan ¿ingenua? Dah.

Rodé mis ojos y estaba a punto de contestarle a Hanna cuando las puertas de la sala se abrieron de nuevo y Evelyn entró.

—Hola chicas, —nos saludó, con esa gran sonrisa tan suya que nunca desaparecía—. Las cosas están saliendo bastante bien. A Lauren le agradan y estoy segura que ella también les agrada. Lo que digo es, ¿a quién no? ¡Es tan encantadora!

A mí no, pensé mientras bufaba para mí.

—Bueno de todas formas, la cena estará lista a las ocho así que acompáñenos. Pero hasta entonces siéntase libres de explorar la mansión y hacer lo que les plazca. El primer piso les pertenece por completo, y no suban al segundo piso.

—¿Por qué no? —preguntó Sierra.

—Porque ese piso le pertenece a Lauren. Solo pueden visitar ese piso con una invitación, de ella.

Los ojos de todas se iluminaron y sus mandíbulas cayeron por escuchar las aterradoras noticias. Por otro lado, rodé mis ojos y empujé mi lengua contra mi mejilla, luciendo aburrida. Sabía que no había oportunidad de que yo tuviera una invitación y tampoco estaba interesada en tener una. Estar lo más lejos que pudiera de Lauren sería lo mejor para mí.

—Así que por que no se marchan, y se arreglan ¿de acuerdo? ¡Nos vemos más tarde!

—Adiós. —dijimos al unísono.

—¿Vas a descansar? —me preguntó Kiara una vez que Evelyn salió de la sala.

—Probablemente no. —Negué con la cabeza—. ¿Por qué?

—¿Quieres ir a explorar el lugar conmigo? —Sonrió con satisfacción.

—Oh sí. —Asentí, sonriendo ampliamente.

The Jauregui's Dolls. Where stories live. Discover now