🇻​🇪​🇮​🇳​🇹​🇮​🇸​🇪​́🇮​🇸​ [🔥]

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Nuestros cuerpos desnudos se presionaban entre sí, el calor entre nosotras se incrementaba. Gemí levemente en su boca, mis manos se hundían en su cabello mientras ella deslizaba sus labios sobre los míos, metiendo su lengua dentro de mi boca.

La excitación me abrumó, y todo lo que quería era tenerla dentro de mí de una forma u otra, complaciéndome donde necesitaba más. Como si leyera mi mente, se apartó y besó mi cuello, respirando pesadamente.

—Necesito un condón. —musitó.

—Oh, no creo que tenga uno en mi habitación. —Admití.

—Claro que sí. —Me sonrió, besando mi frente antes de inclinarse sobre mi cama y abrir el cajón de la mesita de noche. A pesar de que estaba segura que nunca había guardado condones ahí, estaba sorprendida cuando supuse que vi un envoltorio, rasgándolo para abrirlo.

—Hay un paquete en cada habitación de la mansión. —dijo, mordiendo su labio—. Muy práctico ¿no?

A pesar de que debería estar furiosa de que tenga un paquete de condones en las habitaciones de todas las chicas, no lo estaba. Claro que sabía que dormía con todas, era lo que le hacía mejor a las demás. Claro, es un poco decepcionante saber que estuvo con tantas mujeres, pero espero que esta noche cambie eso.

Cuando se colocó el condón a lo largo de su gruesa longitud, se colocó encima de mí, mordiendo su labio.

—Quería hacer esto desde hace mucho tiempo. —Pasó su mano por encima de mi cabello—. No tienes idea de como me enloqueces.

—Ahora soy tuya. —musité, mirándola amorosamente mientras acariciaba un lado de su rostro—. Toda tuya.

Tomó una respiración agitada mientras presionaba su boca contra la mía una vez más. Sus manos se colocaron alrededor de mis muslos mientras doblaba mis rodilla de nuevo, apartándose de mi boca.

Mi corazón se aceleró, pero traté de relajarme mientras colocaba mis manos en sus hombros. Una de sus manos bajó para sujetar su pene mientras se mordía el labio, besando levemente mis labios.

—Quieres esto nena. —me dijo en lugar de preguntarme, lo cual era exactamente lo que necesitaba para tranquilizarme; su poder, su exigencia, su control. Necesito saber que estoy en buenas manos, lo cual es cierto.

—Lo quiero. —Exhalé, sosteniendo su mandíbula—. Te deseo con locura.

—¿Cuánto? —preguntó, sorprendiéndome por completo mientras pasaba la punta de su pene contra mi sexo, incitándome, mirándome descaradamente. Jadeé, sujetando sus hombros por el contacto explícito entre ambas, con el placer corriendo por mis venas.

—Mucho Lauren. —susurré, besando su mandíbula sin aliento. Siguió frotando su punta contra mí sin entrar en mí, incitándome intencionalmente. Gemí, colocando mi brazos alrededor de sus hombros y hundí mis uñas en su espalda.

—Eres mi chica. —Exhaló, abriendo su boca por encima de mi cuello—. Mierda, ¿de quién eres chica?

—Tuya. —respondí, mis caderas se elevaron mientras rozaba su pene contra mí más rápido ahora, reticente a llevarlo al siguiente nivel. Solo empecé a besar su mandíbula, adorando la manera que reaccionaba hacia mí.

—Gime lo más fuerte que tengas que hacerlo. —gruñó contra mi cuello—. No me importa quien lo oiga.

Mientras asentía, eso me sorprendió levemente. Nunca era tan osada, tan despreocupada, pero esta noche, quería serlo. Quería gemir su nombre tan fuerte que todo el mundo en la mansión lo escuchara y supiera con quien estaba esta noche.

The Jauregui's Dolls. Where stories live. Discover now