Capítulo 25

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Año 1993

El verano al fin llegó, el sol brillaba en todo su esplendor. Hope al fin había terminado esos días en el internado, con su ceremonia de graduación podía decirle adiós al Ribet Academy.

Adoraba el verano, esos meses que solía pasar en Malibú junto a su mejor amigo. Si, su amigo estaba cerca de ella ahí en California. Luego de la muerte de Jarvis, apresuró su mudanza, según le dijo necesitaba cambiar de aires, esa casa en Nueva York le traía muchos recuerdos y no quería vivir ahí más tiempo.

Jarvis... Aún recordaba esa mañana en la que Tony llamó llorando para informar su perdida. En ese momento se negaba a creerlo, cómo era posible que Jarvis ya no estuviera con ellos. El mayordomo falleció a principios de verano, por eso las mañanas soleadas como estos le recordaban tanto a aquel día. Tony se encargó de darle sepultura en el mismo cementerio donde estaban Howard y María, no estaba segura si él iba a verlos a ese lugar cuando viajaba a Nueva York, su amigo tenía mucho trabajo últimamente.

A pesar de que Tony manejara la empresa desde Malibú, debía viajar constantemente a reuniones con nuevos inversionistas. Stark Industries crecía cada vez más, por lo que el trabajo se multiplicaba. A veces pasaban semanas hasta que por fin obtenía señales de vida de su amigo. Otra razón por la que amaba los veranos, podía quedarse con él en su mansión de Malibú, aunque se la pasara encerrado en el taller, al menos podía asegurarse de que estuviera durmiendo y comiendo bien.

Ella pronto entraría a la universidad, había postulado a la UCLA, esperaba impaciente su carta de aceptación pero antes estaba ansiosa por ver a Tony. Habían pasado meses desde la última vez que se vieron y semanas desde que hablaron por teléfono, estaba algo preocupada por él.

George le ayudó a bajar sus maletas cuando llegó a su destino. La mansión de Tony en Malibú era muy grande y tenía una preciosa vista.

— Bien, es todo. Cuídese señorita y no olvide llamar a Rose o se volverá loca — Comentó riendo su chófer.

— Adiós George — Se despidió de él, luego de verlo partir en el auto, se dispuso a entrar a la casa de su amigo.

Todo estaba muy silencioso, dejó todas sus maletas en la sala principal y decidió llamar a Rose antes de buscar a Tony.

— Hola Rose. Ya llegué a Malibú — Dijo cuando su niñera atendió la llamada.

— Que bien querida. Cómo está el ingrato de Tony? — Preguntó.

— Trabajando como siempre — Dijo rodando los ojos.

— Ese niño no tiene remedio. Debí acompañarte para darle un buen sermón — Murmuró

Hope soltó una risa — Rosé, debes descansar — Dijo en tono serio

— Estoy bien Hope, sólo un poco vieja — Comentó riendo.

— Jarvis solía decir que estaba bien — Reprochó

— Yo no soy Jarvis — Replicó

— Está bien Rose, sólo cuídate. Nos vemos pronto, si llega una carta para mí, me avisas — Se despidieron y terminó la llamada.

Hope suspiró, estaba consciente de que Rose ya no era la misma persona enérgica de antes, por esa razón le pidió quedarse en casa a descansar. Los viajes le provocaban dolor e hinchazon en sus pies. Quería ahorrarle todo eso a su niñera, bien, cabe destacar que con casi 18 años no necesitaba una niñera, pero no podía negar que necesitaba a Rose, ella se había convertido en mucho más que sólo su niñera.

Dejando sus pensamientos, se dispuso a bajar al taller, donde seguro Tony estaría. Al introducir el código de seguridad la puerta se abrió y ahí estaba su amigo, digitando extraños códigos en su computadora. Hope caminó lentamente por detrás de él y le cubrió los ojos con sus manos.

Creciendo Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora