Por mucho que pase el tiempo

MOMENTOS - III. Canciones acabadas que no tienen final.

Mientras conduce en dirección al Aeropuerto, Natalia va repasando mentalmente el plan para esa noche. Gracias a María, y a sus propios nervios, todo se ha precipitado un poco, y va a necesitar ajustar ligeramente la idea original que tenía pensada para su aniversario.

La propia María se ha ofrecido a ir a su apartamento a preparar las cosas, mientras ella recoge a su novia a su llegada de París. Eso le da a su amiga unas tres horas para dejar la mesa lista, poner algunas velitas por el salón, y pedir la cena en el restaurante vegetariano favorito de Alba. El resto corre a cargo de Natalia, su guitarra, y el anillo que ha escondido en la funda de esta.

Le tiembla todo solo de pensarlo.

Como todavía le quedan unos quince minutos para llegar al aeropuerto, Natalia decide aprovechar para hacer una última cosa.

-Siri, llama a Marina.

La voz de Siri contesta a través de los altavoces del coche, y Natalia no tiene que esperar mucho hasta que la pequeña de las Reche contesta.

- ¡Cuñis! ¿Qué tal todo? -Exclama Marina al otro lado de la línea - ¿Ya ha vuelto Alba?

-Ei. No, todavía no, su avión llega en cuarenta minutos -contesta la morena -Pero no te llamaba por eso.

-Ahora estoy intrigada. ¿Qué pasa?

-Necesito que me eches una mano con algo -responde nerviosa.

-Claro, lo que sea.

- ¿Podrías inventarte alguna excusa para organizar mañana una cena en casa de tu madre? Necesito que Miguel Ángel esté presente también. Si todo va bien, Alba y yo llegaríamos por la tarde.

-Espera, espera... ¿Quieres que organice una cena familiar, así de la nada? -De repente, se hace el silencio al otro lado del teléfono - ¡Natalia! ¡¿En serio?! ¡¿Por fin?!

A la morena se le escapa una carcajada al imaginarse la cara de Marina en ese momento.

-Se lo voy a pedir esta noche -le dice mientras toma la salida en dirección a la terminal del aeropuerto -Pero quiero darles la sorpresa a tus padres mañana, así que ni se te ocurra decirles nada. Ni siquiera estoy segura de que tu hermana vaya a decir que sí.

-Tú eres tonta. -le responde la menor de las Reche con tono tajante. -Más os vale presentaros mañana aquí, que quiero ver en persona ese anillo en el dedo de mi hermana.

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Mientras espera a Alba en la puerta de llegadas, algunas fans la reconocen y se acercan para saludarla y hacerse un par de fotos. Hace tiempo que la locura y las persecuciones para conseguir estar con ellas unos minutos dejaron paso a encuentros más calmados, así que a Natalia no le importa pasar un rato con ellas, y menos si eso la ayuda a deshacerse un poco de los nervios. Cuando por fin anuncian que el vuelo de París ya ha desembarcado, las chicas se despiden, entendiendo que tanto Alba como Natalia preferirán que durante su reencuentro no haya ninguna extraña acosándolas con una cámara, así que la morena se queda sola ante el peligro.

Aunque en el momento en que la puerta de llegadas se abre y ve aparecer la sonrisa de su chica, los nervios pasan a un segundo plano, y solo puede pensar en las ganas que tiene de que esa mujer se convierta en su esposa.

En cuanto sale de la marabunta de gente y la ve, Alba va corriendo hacia ella, suelta la maleta, y de un salto se planta en sus brazos.

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Por suerte, durante el trayecto en coche hasta casa, su novia tiene tantas cosas que contarle del viaje que Natalia prácticamente no tiene ni que abrir la boca, lo cual le va estupendo para evitar que se le escape nada.