MOMENTOS - VIII. Inoportuno

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En anteriores capítulos...

-Mentiras las justas, Reche –Dice señalándola con un dedo acusatorio –Os pasáis toda la semana que parece que os vayáis a comer la boca y lo que no es la boca en cualquier momento, y de un día para otro la ignoras como si tuviera la peste.

-Mari, en serio, que n...

Mierda.

Alba sabe lo que significa el cosquilleo que acaba de notar en las sienes.

Mierda, mierda.

Ahora no, joder.

Lo primero que escucha Alba nada más aparecer en la habitación de Natalia, es una carcajada.

-Tienes un albornoz en esa silla de ahí, -le dice la otra chica mientras señala a la derecha de la rubia -Es uno viejo de mi madre, así que no pasa nada si te lo llevas.

Alba se gira hacia el escritorio, coge de la silla la prenda que Natalia había dejado para ella, y se cubre rápidamente, ya no porque le de pudor estar desnuda delante de la otra chica, sino porque lo está dejando todo perdido de agua.

-¿Fecha?

-Dieciséis de febrero de dos mil quince –le responde Natalia -¿Has saltado en mitad de una ducha?

La rubia simplemente asiente y se acerca a la cama, donde la joven está sentada con las piernas cruzadas y rodeada de libros.

-Estaba medio discutiendo con alguien y de repente, puf. -Contesta Alba, haciendo el gesto de desaparecer con las manos, -Y aquí estoy.

- ¿Estabas peleándote con alguien..., en la ducha? -le pregunta Natalia, arqueando las cejas, divertida con la situación.

Alba responde al gesto sugerente de la otra chica dándole un manotazo en el brazo.

-No tiene ni puta gracia, Nat, que María no sabe nada de lo mío y se puede liar gorda.

- ¿María es tu novia?

La rubia ve como Natalia desvía la atención hacia sus libros, como queriendo esconderse de una respuesta que probablemente no le vaya a gustar, y no puede evitar sonreír levemente ante la ternura que le provoca aquella imagen.

-No, Nat -le contesta finalmente -María no es mi novia, es una buena amiga y vivimos juntas. Simplemente ha entrado mientras me estaba duchando, ha empezado a recriminarme que me estoy comportando como una imbécil con alguien a quien quiero mucho, y me he alterado un poco, ya está -Alba deja escapar un suspiro profundo. -Ahora tengo que ver cómo me las apaño para explicarle que soy un bicho raro que salta en el tiempo.

-No eres un bicho raro -dice tajantemente la más joven, levantando de nuevo la vista y encontrándose con los ojos sorprendidos de la rubia -No vuelvas a decir eso.

Levantándose de donde estaba, Alba da dos pasos y vuelve a sentarse en la cama, pero esta vez al lado de Natalia, para poder darle un abrazo que la chica corresponde rodeándola con ambos brazos y escondiendo su rostro en el cuello de la rubia.

-Sí que soy un bicho raro -le dice Alba encogiéndose de hombros –Pero me gusta serlo, forma parte de mí. Lo que me preocupa es que la gente no lo entienda.

-Tu amiga estará flipando mucho ahora mismo.

-Solo espero que no le dé tiempo a salir corriendo de las duchas antes de que yo vuelva, porque entonces sí que la liamos.

Alba pasa un rato más con Natalia, cosa que la más joven aprovecha para intentar sonsacarle si ella conocerá a la tal María en el futuro, pero la rubia la ve venir de lejos y, hábilmente, cambia de tema de conversación, preguntándole a Natalia por los libros sobre la cama, y si estaba estudiando antes de que ella llegara.

Cuando llega el momento de marcharse, Alba le da un beso en la frente, le promete que se verán pronto, y toma aire, preparándose mentalmente para la que se le viene encima en cuanto vuelva a su tiempo original.

Cuando Alba vuelve a aparecer en la ducha, María sigue inmóvil en el mismo sitio en el que la dejó. Aunque nunca se ha parado a calcular cuánto tiempo pasa entre ir y volver durante un salto, sabe que es prácticamente instantáneo, pero por muy poco que haya sido, las probabilidades de que su amiga no lo haya visto son prácticamente inexistentes.

Por no mencionar que ha vuelto de casa de Natalia con un albornoz que antes no llevaba.

-En esta casa no hay ni alcohol ni drogas –empieza a decir María con la voz un tanto temblorosa –Así que, o a mi está a punto de darme un ictus, o tú tienes algo muy gordo que contarme.

Alba deja ir un profundo suspiro de resignación y se lleva una mano a la cabeza, atusándose un poco el pelo ahora ya seco.

-¿Me dejas que me ponga el pijama y te lo explico en la cama?

Días después, cuando todo empieza a volver a su cauce, tras admitir frente a Natalia que había sido una estúpida, que no podía más con la situación y que por eso se había comportado como lo había hecho esos días, después de que la morena admitiera que ella tampoco podía más y que era inútil seguir manteniendo las distancias por el bien de una relación que sabía que no tenía futuro, entre beso y beso, Natalia se separa de sus labios por un momento y la mira abriendo mucho los ojos, como si acabara de recordar algo importante.

-¡La Mari! –Exclama en un susurro que solo Alba puede oír – ¡Ella es con quien discutías cuando te presentaste en mi habitación completamente empapada!

Alba, avergonzada de que Natalia recordara aquello, se limita a esconder su rostro en el pecho de la morena.

-Dios, no lo había relacionado hasta ahora –dice intentando contener una carcajada –Pero estás exactamente igual que aquella vez, y María lleva dos días mirándome raro.

-Tuve que contárselo todo –Natalia apenas puede escuchar las palabras de Alba, que todavía se niega a separarse ni un milímetro de su cuerpo –Había venido a echarme bronca por cómo te estaba tratando estos días, y yo voy y desaparezco delante de ella.

-Recuérdame que le dé las gracias.

-¿Por?

-Por hacer lo que yo tenía miedo de hacer. Me estaba matando tenerte lejos, pero no quería recriminarte nada, no tenía ningún derecho.

Alba se separa ligeramente y levanta la vista para mirarla, intentando encontrar el brillo de sus ojos en medio de la oscuridad que las envuelve. Incluso en la penumbra, puede distinguir perfectamente la sonrisa triste que se dibuja en el rostro de la morena, así que decide borrarla con un beso.

-Olvida los últimos días, ¿de acuerdo? –Le dice mientras una de sus manos se posa cariñosamente en la nuca de Natalia para atraerla más hacia ella –Olvídalo todo y piensa solo en este momento. Por una vez, pensemos solo en el presente.

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Siento haber tardado un poquito más de lo habitual, pero he estado fuera unos días.

He estado pensando..., y probablemente el siguiente extra sea el último, que tampoco quiero hacer esto algo eterno.

Dicho esto, espero que os haya gustado y, como siempre, cualquier comentario será bien recibido :D

Por mucho que pase el tiempoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن