MOMENTOS - V. Como dos gotas de agua

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Alba está flipando mucho en este momento.

Ya no es solo el hecho de no haber vuelto al momento de origen del salto después de visitar a la Natalia de dieciséis años, cosa que acaba de experimentar por primera vez y que todavía no entiende, sino que además, la personita que tiene ahora mismo delante es una total desconocida.

Una niña, probablemente alrededor de los diez u once años, de melena rubia y ojos grandes, la observa desde el sofá con una media sonrisa pícara, mientras se esconde tras un enorme bol de palomitas. Algo en el brillo de sus ojos, en la forma de mirarla, le resulta extremadamente familiar.

-¿Te quedarás a ver la peli?

La niña no parece para nada sorprendida de ver allí a Alba, lo cual le hace pensar que ya estaba al corriente de que iba a recibir esa visita, pero no explica por qué Natalia no está ahí. Natalia siempre estaba en sus saltos, era su constante, lo único que siempre había tenido sentido.

-¿Cómo te llamas? –Es lo primero que se le pasa por la cabeza para preguntar.

-María –contesta la niña, que se incorpora del sofá para dejar el bol de palomitas en la mesa, y da un salto para ponerse de pie. –Mamá está haciendo pizza. ¡Voy a buscarla!

Mientras ve como la pequeña desaparece por la puerta del salón hacia donde Alba deduce que debe estar la cocina, la rubia se queda plantada en medio de la estancia, observando a su alrededor, intentando atar cabos, y darle sentido a la situación que está viviendo.

Como primera conclusión, así a simple vista y sin dejar que su cabeza le dé demasiadas vueltas, Alba intuye que ha saltado al futuro y que si aquella niña, con su naricilla respingona y sonrisa pícara, le recuerda tanto a la Natalia que acaba de dejar en la habitación de Pamplona, no puede ser más que por un motivo.

-Acojona un poco, ¿verdad? –La voz que proviene de la puerta del pasillo por donde había desaparecido María, deja a Alba helada, aunque la ayuda a acabar de completar el puzle. Además, ahora puede añadir algo nuevo más a la lista de cosas que nunca antes habían pasado en un salto. –El recuerdo de este salto siempre ha sido uno de los que más me ha marcado. Fue el primer empujoncito para convencerme de que todo lo que estaba viviendo con Nat tendría un futuro.

Alba, que no puede apartar la vista de su yo más mayor, está intentando ordenar todas las preguntas que se agolpan de repente en su cabeza. Ver a aquella mujer allí, plantada frente a ella, con su misma cara y sus mismos ojos, pero ahora rodeados de las arrugas propias de la edad que debía tener, era algo que la descolocaba.

-¿María es...?

-De las dos, sí. –Responde la Alba adulta, sin necesidad de escuchar la pregunta entera. –Es sorprendente lo que puede avanzar la ciencia en apenas unas décadas.

-¿Qué edad tienes?

-Cuarenta y cinco. María tiene... Espera un segundo, -la mayor se gira levemente en dirección a la cocina - ¡Mari, apaga el horno, que eso ya estará! –Se escucha un vale! de fondo antes de que Alba se gire de nuevo hacia ella –María tiene ahora once.

Alba frunce el ceño mientras hace los cálculos mentalmente. Todavía tiene muchas preguntas, pero realmente no sabe por dónde empezar, y el hecho de acabar de conocer a su futura hija no está ayudando precisamente.

Su yo futuro, al verla estresada, decide acercarse. Con delicadeza, posa las manos sobre los hombros de la joven a modo de gesto tranquilizador, algo que le recuerda mucho a su madre.

-Como esta visita va a ser larga, vamos a esperar a que Nat vuelva y lo hablamos todo mientras cenamos, que las niñas estarán distraídas con la película.

¿Niñas? ¿En plural?

La mayor simplemente le sonríe.

-Ha ido a buscar a Isabelle a judo -continua –No deberían tardar en...

Justo en ese momento se escuchan unas llaves en la puerta de la casa, y antes de que pueda procesar nada, una persona diminuta pasa por su lado a la velocidad de la luz y se abalanza hacia su yo futuro, que la levanta del suelo para cargarla en brazos. María sale en ese momento también de la cocina y se acerca a ellas, así que está toda la familia junta en el salón.

-Siento el retraso –dice Natalia, que se había quedado más atrás, dejando chaquetas y trastos varios en la puerta –Juanjo quería acabar de comentar un par de cosas del torneo del sábado. Si hubiera sabido que tendríamos visita, me habría dado más prisa –dice mientras se acerca a su mujer y le da un pico en los labios –So perra, que te habías callado lo de este salto.

Alba, todavía con la pequeña en brazos, se encoje de hombros y le dedica una media sonrisa.

-¿Sorpresa?

+++

Las niñas se han aposentado en el sofá con un par de trozos de pizza cada una y un bol de palomitas, mientras las tres adultas se han sentado en la mesa del comedor para poder hablar.

Desde que Natalia había llegado, Alba no ha podido parar de mirarla ni de analizar las interacciones que tiene con su pareja. Es algo que nunca ha experimentado, el verse desde fuera como una espectadora más, así que le está resultando complicado conciliar la imagen que tiene de su relación con Nat con esta versión de veintiséis años en el futuro. Ellas ni siquiera tienen todavía esa relación, ni siquiera han coincidido en un mismo espacio temporal, así que se le está haciendo difícil asimilar todo lo que van a llegar a ser.

-Es mucha información de golpe –le dice la otra Alba, -Pero no te preocupes, que vas a tener tiempo para procesarla.

-¿Por qué María no se ha sorprendido al verme?

-Cuando cumplió los diez años creímos que ya era lo suficientemente mayor como para entenderlo –le contesta Natalia –También lleva tus genes, así que no queríamos arriesgarnos a que todo esto la pillara por sorpresa, como te pasó a ti. A Izzy se lo explicaremos también para que esté ahí para su hermana, pero por suerte con ella no tenemos que preocuparnos.

Alba frunce el ceño confundida, pero antes de que pueda preguntar, su yo futuro continua la explicación donde Natalia la ha dejado.

-Isabelle es adoptada, así que no hay que temer al gen Reche.

+++

Cuando Alba vuelve por fin a su línea temporal, tiene una visión bastante más amplia de todo lo que está por venir. Sigue siendo abrumador, sí, y tal vez ese salto le ha dado demasiada información sobre su futuro, pero también ha ayudado a calmar ciertas inquietudes.

Ahora es consciente de que el segundo salto lo había provocado su propia ansiedad. Tras escuchar el pedacito de Quédate que Natalia le había cantado, Alba se había dado cuenta de que la estaba componiendo para ella, que era la manera que tenía la joven de decirle que estaba sintiendo algo más, de que la estaba esperando y, por un momento, se había preguntado si sería capaz de dar todo aquello que la otra chica le estaba pidiendo. Alba sabía que iban a estar juntas en algún momento, pero nunca había viajado tan hacia delante como para tener la certeza de que iba a durar.

Ahora lo sabe y, además, tiene las sonrisas de Izzy y María grabadas en la retina para recordarle cada día todo lo que está por venir.

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Ahora os traigo una pregunta... Esto a va a ser como un "elige tu propia historia" XD

Para el siguiente extra tengo dos opciones, así que la que más votos saque, será la que escriba primero, PERO solo os voy a dar el título para guiaros (ya habréis comprobado que siempre tienen relación con el capítulo).

1.- Por primera vez.

2.-Quiero el mundo contigo

Ahí lo dejo. Los escribiré los dos, pero dependerá de vuestros votos cuál suba antes :P

Por mucho que pase el tiempoWhere stories live. Discover now