Imperfectos Cap.107

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Me quedé un largo rato sentado apoyado de espaldas contra un árbol, estaba recordando todo lo que me reveló Azrael, estaba mal, caía en una profunda tristeza, este momento en específico era el peor de mi vida, tuve muchos momentos malos, pero esta noche coronó; quería quedarme ahí, hundido en dolor y lástima, pero recordé que tenía que estar en una fiesta y debía ir, lo malo es que mi dolor reflejado en mi rostro es muy notable.

Por suerte me había separado tanto de la gran sala que pude encontrar en el camino mientras me dirigía una pequeña canal de agua con el que pude lavar mi cara y reincorporarme respirando hondo lentamente.

Pude volver a la sala, pero estaba casi vacía, la fiesta había acabado y era tarde.

(¿El tiempo pasó mientras Azrael me hablaba o estuve mucho tiempo sentado en el bosque?)

No podía creerlo, me la perdí. Cuando estaba a punto de entrar las dos puertas grandes se abrieron y de ella salió Zelia sostenida de dos Elfos, se tambaleaba como si estuviera ebria, pero por su expresión creo que no lo estaba, aunque siempre mantenía esa mirada congelada y no podía deducir si realmente lo estaba o no ahora.

—¡Miren! Es el chico que me aseguró mi libertad y derecho a comer... postres —me señaló mientras se la llevaban lejos de la sala, los Elfos estaban apenados y yo confundido, un tercer Elfo se acercó a mí.

—Lo siento, señor Jay, parece que la Emperatriz tuvo una subida de azúcar. De un momento a otro todos los postres de la mesa de comida desaparecieron —me dijo el Elfo apenado de decir eso rascándose la nuca.

—N-No hay problema —yo fui el culpable de eso, parece que Zelia se lo tomó muy en serio y se obsesionó un poco por los sabores de los postres.

Cuando se fueron se me escaparon unas pequeñas risas por lo que acababa de pasar y por el cómo actuaba Zelia. Proseguí a pasar.

Todos se largaron, solo quedaban algunos Anihumanos e Irelia, absolutamente todos se fueron, ya todo acabó. Me acerco a Irelia para hablarle, ella me vio y tuvo la iniciativa.

—¡Hola, Jay! Por tu cara parece que te perdiste la fiesta.

—No del todo pero sí, es una lástima
—hablo sonando más triste de lo que debía sonar, cosa que no quería.

—¿Estás bien? —pregunta acercándose más para analizar mi rostro mejor.

—Sí, estoy bien. ¿Dónde están todos?

—Se largaron al acabar —respondió con molestia —. Al menos no estoy sola, debo acomodar todo esto.

—Te ayudo.

Me quedé con Irelia y algunos Anihumanos para limpiar el salón, solo duró un momento, mientras limpiaba me decía lo feliz que estaba de haber hecho la fiesta y que hubiera sido un éxito, fue la idea más grande que ha hecho por el Consejo ya que ninguno tomó la iniciativa de hacer una cosa similar. Dijo que Dean y Janna se fueron juntos y los demás a sus hogares, Caitlyn se quedó en su mansión, según ella estaba cansada.

(Perfecto)

Tristemente no quería verla, después de haber hecho un trato que no me garantizaba tanto la muerte estaba mal y no quería contarle nada, no quería acercarme mucho a alguien y verlo por última vez; en lo más profundo de mi corazón sentía la necesidad de desahogarme con alguien que en realidad estuviera interesado en escuchar todo lo que sufrí fuera de la fiesta.

Luego de terminar la acompañé a su mansión junto a los Anihumanos y me ofreció pasar la noche ya que no quería que me fuera a altas horas de la noche a mi hogar, podía hacerlo en un santiamén pero no podía rechazar su oferta así significando que tuviera la obligación de ver a Caitlyn.

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