S T R A Y : 𝒑𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔

•.°|XIX. El punto |°.•

Cuando hubo aquel contacto de labios, las nubes se sintieron torpes por estar ahí y el sol se sintió molesto porque no podía brillar en todo su esplendor, es decir, Seungmin estaba más que feliz, aquel momento describía la palabra perfección en su vocabulario personal. Se sentía la persona más afortunada del mundo porque Hyunjin era la primera persona que le gustaba de verdad, sin ninguna duda que albergara en su interior, y aquel gusto era mutuo, definitivamente había hecho algo demasiado bueno en su vida pasada para merecer eso.

Por otro lado, besar a Seungmin había ocasionado en Hyunjin un nuevo sentimiento, uno que le daba la valentía de aceptar esa parte de él que siempre se había mantenido en la sombra, y con ello, un recuerdo de las palabras de su madre vinieron a su mente de golpe.

— No debes de hacerle eso a tus hermanas, lo que debes hacer es cuidarlas y amarlas. Recuerda que te vas a enamorar de una chica y no debes hacerle daño. — manifestó su madre, caminando a su lado por el laberinto de su jardín que estaba lleno de rosales magníficos y que desprendían el aroma que le hacía recordar su niñez.

— ¿Daño? — interrogó el pequeño príncipe de doce años, quien temió por el término empleado.

— Lastimaste el cabello de tus hermanas, ahora ya no son tan bonitos como de las otras princesas, o incluso doncellas. — le reprendió su madre sutilmente, pero el menor no lo sintió de esa forma.

— ¿Me odian? — preguntó preocupado. Ambos detuvieron su paso y se miraron.

— Las mujeres somos complicadas, hijo mío, pero tendrás que lidiar con ello cuando te cases y enamores de una. — anunció su progenitora con una sonrisa.

— Enamorarme y casarme. — se dijo a sí mismo como si fuera una obligación, más que parte de la vida.

"Tenía miedo de lo que hablaba. Nunca me había sentido atraído por una chica. Sentía que algo en mí era distinto a los demás . . . Pero cuando conocí a Seungmin, las cosas se hicieron claras . . .  cuando lo abracé supe que había pasado lo que mi madre me dijo, me interesó alguien, y desde ese día  quise cuidarlo y amarlo . . . pero la diferencia  era de que él no era una chica como mi madre me había avisado que sería la persona con la cual estaría, a pesar de eso, yo soñaba con casarme con él y vivir el resto de mis días a su lado."

— ¿Seungmin? ¿Hyunjin? — interrogó el recién llegado, completamente perplejo.

— Ya estoy bien. — anunció con una sonrisa incómoda el pelirrojo.

— Casi creas una tormenta en medio verano. — comentó totalmente disgustado el menor.

— Pero no pasó. — se metió Hyunjin sutilmente.

Había comenzado una batalla de miradas que fue interrumpida segundos después por sus demás compañeros, todos ingresaron a la habitación del pelirrojo regulando su respiración.

— Todos. — señaló Chan — ¡Todos abajo! ¡Ahora!

Los nueve príncipes bajaron por las escaleras sin decir alguna palabra. En cuanto llegaron a la mesa larga del jardín decidieron tomar puestos al azar.

El líder soltó un largo suspiro, se sentía agotado y sus compañeros no ayudaban mucho. Miró directamente al menor de los nueve, eligiendo a su primera víctima.

— Somos un equipo, nacimos para estar juntos, ustedes lo saben tanto como yo . . . Imagínense si de repente pasa algo, Jeongin, especialmente tú — el menor lo miró desconcertado — Siempre te vas a quien sabe donde, si pasa algo, ¿Cómo te encontraremos? ¿Qué pasa si estás en peligro?