•.°|XL. Tú |°.•

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Por algún momento pasó por su cabeza que podría soportar todo, de verdad, todo lo que a Minho se le ocurriese hacer con Jeongin. Tomarse de las manos, estaba bien, sonreirse, era normal, caminar juntos, no era la gran cosa, pero verlos abrazados en medio de la sala, tal y como ambos se habían abrazado en el comedor, le carcomia por dentro y lo hacía sentir extrañamente reemplazado  y botado, como si fuera un chicle que había perdido su sabor y ahora solo era asquerosa y desechable.

Volvió inmediatamente a su habitación con un temblor en sus piernas, se sentía fatal y sus lágrimas no eran de mucha ayuda para aparentar.

— ¿Hannie? — preguntó detrás de su puerta Seungmin con un tono de preocupación notable. — ¿Estás bien?

El pelirrojo se encontraba saliendo de su habitación en busca de Hyunjin cuando  observó como Jisung había ingresado a sus aposentos de una manera tan desenfrenada, decidió dejar su pendiente para otro momento y atender a su amigo, el cual había empezado a tratar de regular su respiración con dificultad debido a los sollozos ahogados.

— s-si . . . To-todo bien. — manifestó el castaño con voz temblorosa desde el interior y el menor no se la creyó ni un poco.

Estuvo a punto de volver a tocar y hablar para convencerlo, pero unos brazos rodearon su cintura de una manera tan delicada que él reconocía perfectamente, aquello lo descoloco un poco.

— ¿Qué haces? — le preguntó Hyunjin cerca a su oído.

— Estoy preocupado por Jisung, no quiere abrir la puerta. — respondió sin sonreír, por más que la tentación no lo soltaba.

— Seguro duerme. — comentó con simplicidad.

— No, él está llorando, hace unos días que está así. — manifestó el menor con convicción.

— Eres un buen amigo. — le susurró en su oído. No estaba concentrado, para nada, puesto que había empezado a inhalar el aroma del pelirrojo, estaba tan cerca a su cuello que ya podía probarlo, claro que no era el momento y por eso trató se controlar sus impulsos.

— Hyunjin, hablo en serio. — murmuró el menor con severidad, el mayor lo soltó y se colocó a su lado, empezando a tocar la puerta.

— ¡Han! — gritó — ¡Abre!

— ¡Sólo váyanse! ¡Tengan sexo o lo que sea! — exclamó irritado — Déjenme solo. — susurró para sí mismo entre lágrimas.

— Ya lo escuchaste. — anunció el peli negro — ¿Deberíamos llamar a Changbin?

— Él está afuera con Felix, regando las plantas . . .

En cuanto escuchó el ruido de una abeja se alteró, empezó a mirar a todos lados, buscando rastro del insecto, sin encontrarlo

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En cuanto escuchó el ruido de una abeja se alteró, empezó a mirar a todos lados, buscando rastro del insecto, sin encontrarlo.

— Fui yo. — informó el menor, comenzando a reír. — No te preocupes, a mis plantas todavía no les salen flores.

S T R A Y : 𝒑𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora