•.°|XXX. Paz|°.•

3.5K 555 118
                                    

Reino Han (2003)

No siempre había sido primordial para él estar apegado a sus padres.

Como todo niño, cometía ciertas travesuras. Fue así durante sus primeros años de vida. Fue así hasta ese día.

— ¿Ya estás listo, cariño? — interrogó con dulzura su madre. El pequeño Jisung asintió aún con pereza.

— ¿Debo ir? — cuestionó desanimado. Su progenitora se agachó hasta quedar a su altura y entonces acarició su cabello con delicadeza.

— Jisunggie, eres el príncipe heredero, eres el futuro rey de todas esas personas. Es importante que te conozcan, y que tú conozcas el reino, ¿Comprendes? — el menor asintió resignado. La mujer sonrió complacida.

— ¿Papá?

— Ya debe estar esperando por nosotros. Andando. — anunció la mayor, para luego tomar su pequeña mano.

La familia real salió a dar una caminata por todo el reino, era una costumbre. Salían el primer día de todos los meses, de esa forma verificaban que avances o dificultades pasaba el reino.

Por supuesto que salir cada mes en un día y hora específico, daba oportunidad a aquellas personas que tenían sus diferencias con la familia principal del reino.

Fue entonces que, en medio de una distracción de los reyes, y pasando desapercibido por los guardianes que velaban por su seguridad, el príncipe Han se encaminó a un grupo de niños que jugaban en círculo.

Jisung nunca había tenido amigos. Es más, jamás había jugado con un niño, por lo tanto no sabía tratar con las personas de su edad. Sin embargo, le había dado curiosidad, y esa curiosidad lo llevó a la peor de sus experiencias.

Cuando estuvo a unos metros de esos pueblerinos, un hombre se acercó a él con cautela, y sin ninguna persona viendo, aquel desconocido tapó su pequeña boca con una mano, y con la otra logró cargarlo.

El príncipe Han había sido secuestrado.

Jisung, después de no sabe cuanto tiempo, abrió los ojos y se dio cuenta que estaba en un lugar desconocido, sucio, oscuro y aterrador.

Para un niño de cuatro años, que todo lo que conocía era su castillo y personas amables, estar en ese lugar y con un hombre de aparencia escalofriante que lo miraba fijamente, no era una experiencia bonita.

— Ya te están buscando. — soltó el hombre amargamente. — Sólo ha pasado una maldita hora y . . . Ya te están buscando como si hubieras desaparecido un año entero. — el menor no tenía que ser adivino para saber que el extraño estaba furioso, pero no exactamente con él — Cuando una persona normal desaparece, príncipe, el pueblo es el único encargado de buscarlo. Nadie más interviene, así que dime, alteza, ¿Eso es justo?

— ¿Quién es usted? — cuestionó el pequeño temeroso — ¿Por qué estoy aquí?

— ¡Ni siquiera escuchaste lo que te dije! — exclamó frustrado el mayor, causando que el menor se encogiera por el miedo — ¡¡Maldita sea!! — vocifero. El pequeño atado a una silla bajó la cabeza intimidado. Nunca le habían gritado. — ¡¡Serás el futuro, es por eso que te traje aquí!! . . . — se acercó rápidamente al niño y se agachó para quedar a su altura — . . . Te digo esto porque quiero que abras los ojos, cuando asciendas al trono, cuando seas rey, no cometas los mismos errores que tus padres, ¡No hagas lo que ellos quieren! ¡Haz lo que tú crees que es correcto! Porque de esa forma, Han Jisung, de esa bendita forma, nuestra realidad podrá mejorar, y yo podré tener la libertad de traer a mi familia a un mejor reino. ¿Es un trato, alteza?

S T R A Y : 𝒑𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔 Where stories live. Discover now