•.°|XXXIV. Hojas|°.•

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El viento golpeaba fuerte. Las hojas de los árboles creaban un ruido armonioso, por lo que todos sabían que algo le pasaba a Seungmin.

Al principio Woojin pensó que era algo malo, pero recordó que normalmente cuando le daba sus ataques de ansiedad, habían lluvias y tormentas, y en ese caso la situación era "tranquila" pero muy ventosa, puesto que Seungmin tenía un ataque de nervios causado por su detonante, Hyunjin.

— No hagas eso. — murmuró con ternura el menor.

— ¿Por qué?, si tú dijiste que estás bien con eso. — le susurró en su oído el peli negro, continuando con los besos en su cuello.

Ambos habían escapado del entrenamiento, puesto que los instructores no estaban y las cosas se habían vuelto algo aburridas ya que no podían besarse en público, por lo que en ese momento se encontraban sentados entre muchos libros en la biblioteca, pero completamente solos.

— Hyunjinnie. — murmuró el pelirrojo con nerviosismo. Pero parecía que el mayor disfrutaba mucho lo que estaba haciendo.

— ¿Mmh?

— Creo que debemos irnos. — respondió el menor, temeroso de ser descubierto.

El mayor lo calló dulcemente plantando un beso sobre sus labios, el menor no hizo resistencia y se dejó llevar por las pequeñas caricias que éste le proporcionaba.

Hyunjin llevó una de sus manos a las mejillas de Seungmin y acarició levemente su oreja. Ambos no pudieron evitar sonreír en medio del beso.

Todo iba bien para aquellos amantes, hasta que alguien decidió tocar la puerta de forma exagerada.

Todo iba bien para aquellos amantes, hasta que alguien decidió tocar la puerta de forma exagerada

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Chan empezó a caminar decidido hacia el lugar en donde estaban los instructores. Jisung lo observó irse con una sonrisa orgullosa, después de esto soltó un suspiro, nuevamente estaba solo y de esa forma aburrido. Miró a su alrededor tratando de buscar algo que hacer, pero entonces su mirada chocó con la de un Minho serio, con los ojos fijos en él, ¿Acaso era momento de aclarar las cosas? Pensó mientras veía al mayor acercarse a pasos grandes a donde él estaba.

— Oye. — trató de hablar primero, pero se calló de inmediato en cuanto sintió la cercanía exagerada del mayor.

— ¿Recuerdas ese día en la biblioteca? — le susurró cerca a su oído, sin alejarse ni un centímetro.

El menor volvió a sus sentidos y lo empujó con nerviosismo disfrazado de molestia.

— ¿De qué hablas? — cuestionó con el ceño fruncido. El mayor rodó los ojos.

— ¿Recuerdas o no?, cuando fuimos con Chan, Jeongin y Woojin a la biblioteca y hubo un pequeño terremoto que botó casi todos los libros. — el menor asintió repetidas veces.

— ¿Eso qué?

— Estuve pensando en eso . . . Cuando volamos. — contestó el mayor en voz baja. Han rió con ironía.

S T R A Y : 𝒑𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora