Capítulo siete | Parte 2

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Capítulo siete | Parte 2

—Theo –llamó Draco y tosió contra su antebrazo esperando la respuesta. Su mano seguía sobre la lisa madera de la puerta.

—Dime.

—Me voy a dormir ¿si? Me duele bastante la cabeza –anuncia —Por favor, no apagues la chimenea cuando te vayas.

Del otro lado de la puerta, se oye perfectamente el sonido de la cadena del inodoro.

—¿Necesitas algo? ¿Te preparo alguna poción? –Se ofrece su amigo, dentro del baño aún, mientas Draco no puede evitar exasperarse ante el repentino tono de inquietud.

—No, sólo vete y pásalo bien –responde cuando escucha que el chico se lavaba las manos —Modifiqué las protecciones para que te puedas aparecer. Buenas noches.

Theodore Nott rueda los ojos y sonríe mientras guiña un ojo a su reflejo antes de secarse el agua de las manos.

—Espérame, despídeme al menos. –Pero cuando el chico abre la puerta ya no había ni rastros de Draco.

Theodore suspira, camina a la sala nuevamente y se pone su abrigo y su bufanda, dando breves miradas a las escaleras, como esperando que su amigo bajara por ellas.

Se dirige a la chimenea, dudando unos cuantos segundos. Tiene intenciones de subir pero Draco era terco como nadie así que suspira resignado. Apunta con su varita a la chimenea ya que el fuego se estaba apagando, acto seguido dirige nuevamente sus ojos escaleras arriba.

—Draco –alzó la voz, intentando sonar indiferente porque últimamente el rubio parecía irritarse ante el menor grado de preocupación. —Puedes enviarme una lechuza a la hora que quieras.

Theodore espera un momento a pesar de que sabe que no le responderá y luego desaparece.

***

Draco recién había despachado a su último paciente cuando escucha dos golpes en su puerta.

Tomó asiento en su cómoda silla tras el escritorio. Le dolía tanto la espalda y la cabeza que sólo quería llegar a acostarse.

Creía que gran parte de esos dolores se debían al estrés que le producía saber que tenía que llegar a continuar con sus investigaciones.

—Adelante –se aclaró la voz luego de toser por unos segundos.

Agitó su varita para que los papeles sobre su escritorio estuviesen ordenados y subió la vista hacia la puerta para ver de quien se trataba.

Theodore cruzaba el umbral.

—Sanador Malfoy –soltó cerrando la puerta tras él —¿Qué tal el día?

—Como siempre –respondió, acomodándose en su silla — No, escucha. Del primer piso me enviaron a un paciente que llegó con los colmillos de una serpiente clavados en su antebrazo. Me corrijo. Llegó con la serpiente mordiéndole el antebrazo –Theodore abrió sorprendido los ojos mientras se quitaba el abrigo empapado y lo colgaba en el perchero junto al de Draco. —Y me preguntó si era posible quitar el veneno pero conservar a la serpiente en su extremidad –Malfoy se llevó la mano a la frente, suspirando —¿Sabes cuál era la razón? Para mostrársela a sus amigos.

—¿Qué edad tenía? –se carcajeó el hombre, tomando asiento frente a Draco.

—Veintiocho –dijo —Esto es lo peor del trabajo, morderme la lengua y no comentarle nada.

—Oh, te entiendo. Hay veces que debo atender a personas que llegan con risas incontrolables, hago lo posible por no contagiarme de ellas, pero es muy difícil. Y no me puedo reír porque literalmente me estaría riendo de su enfermedad.

Sempiterno | Drarry.HarcoWhere stories live. Discover now