Svellia, día 26 de la Séptima Era, año 1078

4 1 0
                                    


Me he dado cuenta de que no he contado casi nada sobre mi nuevo hogar, el Reino de Sonata. Pues bien, en esta página voy a dedicarme a describir todo lo que he visto hasta ahora.

Sonata, como ya sabrán, está gobernada desde su creación por Raelith Belgram, la nieta del afamado general y fundador de la Orden de la Sentencia Bravia, Owen Belgram. No hace falta contarles a ustedes que dicho general fue depuesto del liderazgo de la Orden por sus oficiales, aún desconozco la causa, y después... no sé con claridad qué ocurrió con él. Muchos lo han visto luchando con el ejército privado de Guildor Ciryatan, pero no estoy seguro de cuán verdadera es esa información, pues éste tuvo un hijo que a su vez engendró a Raelith. El caso es que ésta, con la ayuda de su abuelo y de sus manos derechas, Hati y Danna Skorgarim, reunió un ejército que conquistó una buena porción de tierras y de costas a los clanes y señores de la región. En memoria de la legendaria Sonata Bellum, la cual su abuelo ayudó a crear antes del colapso y de que de sus cenizas surgiera la Orden de la Sentencia Bravia, nombró a esta nueva tierra Sonata, coronándose como Reina sonatiense y gobernando en conjunto con Owen Belgram, y Hati y Danna Skorgarim.

La economía del reino se basa en gran parte en el comercio con otras naciones. La gran cantidad de puertos a lo largo y ancho de la costa sonatiense ha hecho que los dominios de Raelith Belgram se hayan llenado de foráneos venidos desde distintas partes, desde robustos y endurecidos hombres y mujeres de las Tierras del Norte (creo que el propio Hati Skorgarim viene de ahí); las exóticas pero disciplinadas gentes de Oriente, e incluso algunos comerciantes de imperios y reinos sumergidos en las arenas del desierto.

Además de la actividad comercial, otro factor clave que hace que el Reino se mantenga a flote son las actividades agropecuarias. De los huertos y tierras sonatienses salen multitud de hortalizas, cereales y buenos pastos para ganados que ofrecen carne y leche. Gran parte de los comerciantes vienen aquí a por productos alimenticios de primera calidad.
Sonata posee, además, una excelente estructura metalúrgica que fabrica armas y herramientas de primera necesidad. No obstante, aún es un factor que está muy en desarrollo, y recibe toda la iniciativa posible por parte de la Corona.

La reina Raelith Belgram es la suprema señora del Reino. Es la comandante en jefe de todo el ejército de Sonata y una excelente guerrera. A su lado está su comandante más preciado y mano derecha, del cual hemos hablado antes: el gran Hati, el cabeza de familia de la Casa más poderosa de Sonata, los Skorgarim, y su poderosa mujer, la archiconocida Danna "la Temible". A su otro lado, el general Owen Belgram, su insigne abuelo, que le presta su apoyo y su experiencia para dirigir el país. Por último y no por ello menos importante está mi señor, el duque Lorenzo de Silva, líder de La Muralla Acorazada, que ha recibido el estatus especial de "Casa" por parte de la Corona, aun manteniendo las leyes e instituciones.

La bandera de Sonata posee dos colores, el blanco y el azul, y un león con dos hachas cruzadas, el símbolo de la Casa Belgram, en el centro. Hay banderas colocadas a lo largo y ancho del territorio, y los castillos siempre son coronados con el estandarte del señor y el de la reina.

Cuentan, además, que la capital, localizada a orillas del mar, es una bulliciosa ciudad y el puerto más importante del reino. Según dicen, está coronada por una colina donde se sitúa el castillo de la Casa Belgram. En la ladera, se encuentran los barrios más importantes y lujosos. A su alrededor, los comercios más humildes y las viviendas de los campesinos y artesanos. Por último, cercano a las murallas están los barrios más marginales, repletos de burdeles, casas de negocios ilegales y comercios demasiado humildes para estar más arriba. A un lado de la muralla se encuentra el puerto, tan enorme que puede acoger decenas de barcos de diversa índole y procedencia, y fuertemente guarnecido por los soldados. Hay una gran y gruesa cadena de hierro que se coloca entre dos torres que vigilan el puerto para evitar el paso de naves enemigas durante un asedio, o para no dejar que barcos indeseados permanezcan allí.
Anexo al puerto está el inmenso mercado, que acoge a vendedores de todo tipo y personas de diferentes nacionalidades. 

Memorias y otras batallasWhere stories live. Discover now