DE EL ODIO A LA TENTACIÓN .III.

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Partía un día martes en el que como de costumbre amanecía de mal genio, y ya otra vez iba tarde a clases.
Sin más apuro camine bajo la lluvia a clases sin pensar en nada con mis audios que en ese momento sonaba el notable tema de los bunkers (llueve sobre la ciudad) parecía acordé con mi día absurdamente, pero yo caminaba aliviada de que era el penúltimo día antes de mi libertad temporal...

Llegue a la entrada sin pensar en más y sin tener idea de que pasan a mi alrededor, cuando entre al Colegio algo me pareció extraño, no se oía el bullicio de costumbre algo raro pasaba y yo ni me había enterado ja ja , para mi novedad nuevamente había huelgas estudiantiles que en aquellos tiempos llamaban "revolución pingüina" jajaja qué estúpido nombre usaban para algo que sin saber marcaría un ito en la historia de la educación.
Algo confundida sin ver más gente que el conserje y uno que otro profesor divagando en el pasillo los que no me preguntaron nada así que solo camine hasta el gimnasio. Ahí estaba el quitándose la chaqueta mojada y acomodándose en el escritorio de la oficina y bodega..

Sorprendido preguto por qué estaba ahí si nadie más había llegado..

Le conteste molesta qué ya había caminado bajo la lluvia varios km's como para devolverme enseguida..

- No sabía nada de la huelga y ya estoy acá así que haré la hora para volver a casa a lo que pare de llover-

- bueno haremos algo provechoso mientras entonces, me debes dos notas así que como hoy cierro el libro tendrás que darme los ejercicios para evaluar- me dejó claro que tenia que hacerlo...

Que más podía reclamar si estaba en lo sierto y yo ya estaba ahí debía aprovechar de salvar el ramo.

Entre risas y tonteos hice sus ejercicios y el se fue a la oficina a poner mis calificaciones faltantes, estábamos solos ahí en el colegio no había gente casi y le traía unas ganas que me ganaban la razón.
Lo bese y lo metí en mi juego perverso, pero sabía lo que pasaría así que me detuvo y a prisa partió a cerrar por dentro las puertas del gimnasio, pensaba lo mismo que yo sabía que era el momento de concretar, en nada ya estaba de vuelta y me tomaba con sus brazos fuertes levantando mi pierna a su cadera y entre los besos y roses terminamos tirados en las colchonetas de utilería, estaba sobre mi caliente osado demostrado que el tenía el control.
Me quitó la ropa húmeda y quedé en bragas y el a torso desnudo, podía besar su pecho marcado y apretar su fornida espalda mientras me embestía con ropa y humedecia mis pantaletas, se quitó el buzo y quito mi pantalón quedando casi desnudos solo en ropa interior besándonos con deseos de más, creo que había esperado este momento por qué ansiosa quite sus boxer mientras el sacaba los míos a lo bestia, rudo, animal queriendo poseerme.
Beso mi cuerpo completo, saboreo mis pechos cálidos y erizados susurrando que los deseaba desde hace mucho, bajo por mi abdomen lamiendo mi ombligo con malicia bajo a mi vag*na y me hacía tiritar no sé si de nervios, fío o placer solo sé que no quería que se detuviera, suave y tembloroso posó su miembro en mi cl*toris jugando con el si entrar para de la nada y de golpe perderse en mi interior, tubo que cubrir mi boca para silenciar mis gemidos que en ese momento ya era un concierto.
Me embestía y acallaba con su mano mientras susurraba en mi oído cuando me había deseado y caun rico sentía lo que estábamos haciendo, hacía eco el choque de los cuerpos el la bodega, cuando tome el control y me monte en el pude sentirlo débil y a mi voluntad solo oía sus sordos gemidos y bufar mientras intentaba no hacer ruido para no delatar la maldad que hacíamos en ese lugar tan prohibido. En cosa de minutos de roses y vaiven pude sentir sus cálidos fluidos humedecer mi ombligo, había sacado a tiempo y evitabamos miedos inecesarios, pero había disfrutado cada segundo en sus brazos así que mi humedad era vidente, si para no dejar huella tuvimos que secar el lugar con papel de baño.
Que provechosa labor habíamos tenido era una maldad memorable la cual no olvidaría y puedo decir segura que él tampoco.

Sin olvidar que era el colegio rápido nos vestimos cuando de golpe sonaron las puertas, el nervioso corrió a abrir y atendió ahí en la entrada a una inspectora qué curiosa pregunto el por qué la puerta estaba cerrada y que con quien estaba, era evidente que si decía que conmigo todo quedaría en evidencia por ende dijo estar solo que nadie había llegado a su clase y que él estaba cerrando el libro y no había notado que la puerta se había cerrado, la mujer confiada se fue y yo pude salir sigilosamente sin ser descubiertos..

Me despedí solo con un beso y sabiendo que no lo volvería a ver me fui a casa y el día siguiente no asistí, dejando como un lindo recuerdo a este flaquito sexy que guardo como dulce recuerdo de una locura más en la vida de esta loca mujer que en aquel tiempo solo era una Niña caprichosa y deseosa de placer...

Relatos Entre Sábanas HúmedasWhere stories live. Discover now