CAPÍTULO 8.

30.4K 2.6K 235
                                    

                        Mi Luna.

••••••••••••••••🍂🌛••••••••••••••••

                    •Miedos•

Abrí la puerta chirriante que protegía el lugar donde vivía, mis manos temblaban un poco a causa del nerviosismo que amenazaba con doblegarme. Cerré con llave y caminé con lentitud hasta mi habitación, quedándome de pie observando todos a mi alrededor. No buscaba algo en sí, más bien, sentía esa sensación que durante mucho tiempo, y hasta el día de hoy, persiste en mí, el vacío de la soledad.

Estaba a punto de tener un ataque de ansiedad.  Me dirigí al baño y cuando mi cuerpo careció de prenda alguna, dejé que la lluvia artificial de la regadera tratará de relajar mis músculos. Estuve ahí hasta que el frío caló en mis huesos. Salí envuelta en una toalla, me miré en el espejo del lavamanos, el maquillaje que traía conmigo se había ido en gran parte con el agua y jabón de la ducha. Mi rostro pálido y ojeras dejaron en vista quién era en realidad.

Me dí la vuelta yendo hacía mi armario, tomé un short de seda negro a junto con  una blusa de tirantes rosa pálido. Me coloqué antes ropa interior de encaje color perla. Las manos me temblaban para cuando intenté re crear la trenza de lado en mi cabello. Respire profundo.

«Respira Andrea» Me repetí.

Di un paso hacía atrás y solté un gran suspiro, me dejé resbalar hasta el piso, acercándome a una esquina.
Hace un par de horas que, perdí el control de mis sentidos, haciendo que el miedo me dominase, huí en cuanto el auto de Christopher se detuvo. Él no me siguió, creo que pensó sería mejor si estuviese sola un momento. Asimilando todo, como si en realidad, fuese tan fácil. Me abracé a mi misma airada y en gran y rara parte, desilusionada.

No seré suficiente para él.

¿Cómo podrá amarme siendo un desastre?

Él no debía hacerlo, él no debía quererme.

Yo no debía ser la segunda.

No lo merecía.

Ni siquiera merecía estar viva.

Lloré lentamente, siendo consciente del ardor en mis pupilas, aún así seguí llorando.

No lloraba por el hecho de no tener empleo, no lloraba por el hecho de estar implicada en un mundo distinto, no lloraba por ello. Lo hacía, porque hacía tanto tiempo desde la última vez que me desahogue.

Lucy no me creía, no esperaba que lo hiciera, sin embargo lo que me dolió fue su alejamiento, su desprecio, cuando hace años, ella fue lo único que tuve para mantener de pie. Un sollozo aún mayor salió de lo más profundo de mi garganta, la ansiedad, esa misma que pensé había dejado atrás volvió. Acto seguido llevé mis manos hacia mi cabello jalándolo por la impotencia que sentía. Escuchaba mi corazón latir con fuerza. Parpadeé varias veces tratando de entrar en sí y calmar mi respiración, pero todo acto fue interrumpido por un golpe seco en la entrada. Cerré mis ojos, junté lo más que pude mi cuerpo con la intención de protegerlo de algo, un algo que, sabía no me lastimaría.

—¡Andrea!— negaba con la cabeza fuera de sí, negaba porque no deseaba ser sacada de este trance.

Christopher:

MI LUNA (En Edición) Where stories live. Discover now