CAPÍTULO 9

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             •Lapso de Tiempo•

—¿Es aquí?—  Señaló la casa de Lucy.

— Sí, te dije que no teníamos que venir en auto, su casa está solo a unas calles de la mía— rodé los ojos y bajé de su automóvil.

—¿ Aún estás molesta? — Le miré mal.

—Rompiste la puerta de mi casa. Tendré suerte si no se meten a robar. Tuve que pedirle a mi vecina, una anciana de setenta años que le echara un ojo.

—Tranquila, no es para tanto.

—¿Qué no es para tanto? Asustar al niño de cinco años que te vio patear la puerta como un superhéroe, para que esté no dijera nada a sus padres. ¿Te parece que no es para tanto?

Él se encogió de hombros.

Me había duchado, cambiado de ropa y maquillado, estaba como nueva, eran las cinco de la tarde, a esta hora los padres de Luciana aún están en sus trabajos. Miré de reojo a Christopher, alisaba su traje como si fuese a hacer aparición en algún reality show.

— Alto ahí— Frené con la palma de mi
— mano. —Yo hablaré con ella primero y, después te llamaré ¿De acuerdo?— asintió con la cabeza jalando la parte baja de su traje.

Entré a su porche y toqué la puerta. Detrás pude escuchar sus pasos, abrió está con una sonrisa la cual desapareció al verme.

—¿Qué quieres Andrea?

—¿Puedo pasar?— pregunté cruzándome de brazos.

— Depende, ¿vienes a tratar de convencerme de esa idea estúpida?

—Luciana, no es una idea, es la realidad por favor déjame explica…

— Vete Andrea, entiendo todo por lo que has pasado pero, ¿mentirme de esa forma para tapar tu amorío con ese hombre ha llegado demasiado lejos.

¿Amorío?  No puede creer, tiene que saber la verdad.

— ¡Mi profesor es un lobo te estoy diciendo la verdad!— Grito desesperada, los ojos mieles de la castaña se abren con sorpresa y arrebato.

— Los vecinos escucharán tus disparates, vete por favor— luce verdaderamente molesta. En este punto estoy aguantando las lágrimas, ella jamás me ha gritado ni echado, es lo único que tengo.

— Entonces no me queda de otra más que mostrarte—  me doy la vuelta y bajo el par de escalones.

— ¡Christopher!— Lo llamo esperando que aparezca. De reojo veo como Luciana se cruza de brazos y levanta una ceja. Está cabreada, la conozco y si no hago algo ya, es capaz de matarme por traer al que se supone que es mi profesor de Filosofía.

Dejó salir a la aire que tenía contenido cuando su presencia se hace visible.

— ¡Esto es estúpido Andrea! ¡¿Qué hace él aquí?!

— No te preocupes yo me  encargo— Christopher pasa a un lado de mí y en unos cuantos pasos llega hasta a mí amiga, abro la boca y me quedo embalsada al observar como la levanta en su hombro y mete a la casa.

MI LUNA (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora