CAPÍTULO 15.

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Seducción

Luciana

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Un escalofrío recorrió mi cuerpo al momento que sentí el frío viento azotar en mis piernas y brazos. Todo mi alrededor se movía sumamente rápido, no era capaz de reconocer los objetos, árboles, incluso la carretera. Los ojos me ardían y me sentía mareada. Sabía que estaba lejos del castillo desde que el frío de la noche silvestre se adentró por mi piel. El corazón me latía como nunca antes. Y por primera vez en mucho tiempo, más del que me gustaría admitir, me sentía vulnerable. Cuando por fin se detuvo abrí los ojos encontrándome aún sujeta de la cintura del hombre rubio. Lo primero que mis ojos logran enfocar es una palma enorme conectada a un brazo igual de grueso, tragó saliva al notar las venas azules que sobresalían con fuerza de su manga hasta el codo. Comencé a temblar, no logré pensar si se trataba del miedo penetrable o simplemente el viento frío.
No logro emitir una palabra, mis ojos se abren con terror al darme cuenta de dónde estamos de pie. Mis piernas se doblan y si no fuera por la fuerza del hombre que sujeta mi cuerpo, ya habría caído. ¡Estamos justo en la esquina de un acantilado! Grito tratando de pedir ayuda, tratando de retroceder.

-¡No! Déjame pedazo de idiota. ¡No quiero morir! Mi sangre es muy agria, no merezco ser comida. ¡Santo cielo te juro que no volveré a robarle las propinas a los ancianos que empaquetan productos en el súper!- Mis súplicas se ahogan en el instante que se deja caer.

Cierro los ojos esperando la muerte. En algún punto el viento deja de presionar fuertemente contra mis párpados, estoy echa una total gelatina, aterrizó en medio de un enorme campo oscurecido por la noche. Mis piernas se encuentran levantadas por su brazo derecho mientras que con el izquierdo tragaba de sujetarme del torso.
Lo empujo lo suficiente para caer al pasto de rodillas. Apenas recupero el aliento y el rubio suelta un par de palabras que no logro entender. Y entonces aparecemos en el interior de una casa.

Me separo abruptamente de él en el momento que creo puedo estar de pie. Sin embargo la fuerza que implemente me hace perder el equilibrio, antes de que tan solo roce el suelo, me encuentro de nuevo en sus brazos. Quienes me depositan suavemente sobre una enorme cama con sábanas de seda roja. Parpadeo varias veces esperando a que mi cabeza dejé de dar vueltas.

-Por fin te he encontrado después de tantos siglos- levanto la cabeza frunciendo el ceño. ¿Qué mierdas acaba de decir?

-¡¿Pero qué acaso estás loco?! ¿Qué jodidos hago aquí? ¿Quién eres?- me levanto verdaderamente enojada.

-Tu vampiro- Murmura en su idioma, maldita sea, ¿Por qué jodidos tenía que estar pescando moscas en las clases de inglés?

-¿Hablas Español?- me crucé de brazos, éste negó con la cabeza, sin embargo me di cuenta que me entendía pero yo a él no.

-Mira guapo, no sé de qué me viste cara, pero de mujerzuela no, así que hay nos vidrios- giré sobre mis talones dando unos pasos hacía la puerta cuando su mano aprisionó mi muñeca.

-Tú no vas a ningún lado, me perteneces eres mía- volvió a hablar con ese acento. Suspiré cansada.

-¡No te entiendo carajo!- grité abriendo mis brazos hacia los lados.

Genial un estúpido británico me había secuestrado. Un escalofrío recorrió mi espalda baja al ver sus ojos cambiar a un color carmín.

MI LUNA (En Edición) Where stories live. Discover now