CAPÍTULO 23

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«Que mi corazón no lata, no significa que no sienta»

     •Amenaza•

Luciana:

¿Cuántas veces deseamos algo que no podíamos tener? Y cuando por fin llegaba a nosotros los dábamos cuenta de que, no era lo que de verdad queríamos, si no algo innecesario, solo un anhelo falso.

—Creo que tú lobito quiere que subas al escenario —murmuré en el oído de Andrea. Estábamos en el centro del lugar con todas las miradas puestas en nosotras. Christopher estaba llamando a Andrea, está tímidamente subió algunos escalones hasta llegar a su lado. Lucia bastante nerviosa, lo entendí hasta cierto punto. Yo también lo estaría, completamente.

Sentí los brazos de mi Vampirín rodearme la cintura.

—¿Acaso estás marcando tu territorio Rubio? —lo miré con burla, y este solo sonrió pegándome más contra su cuerpo.  Sonreí de lado, estaba viviendo esto, el ahora. ¿Pero y el después?


—En esta ceremonia en donde le damos las gracias a la diosa luna por nuestros días de paz y tranquilidad, también quiero darles una grandiosa noticia. Hace días que encontré a mí mate. ¡Nuestra Luna! —lo último lo grito con un gran orgullo. Sonreí de la emoción mientras aplaudía como los demás. Por fin ella sería feliz, por fin ambas sabríamos lo que es el verdadero amor.

Andrea estaba sumamente nerviosa, sin embargo eso no la detuvo para tomar el micro del Alpha y hablar.

—Tenía una vida monótona, estudiaba en una universidad filosofía, trabajaba como asistente en una boutique, viviendo en una casa de tan solo dos habitaciones. Jamás creí que un día me tocaría con un par de ojos que cambiaron mi vida— juro que casi lloro.

—¿Por qué no puedes ser tan romántica como tu amiga he?

Miré mal mi Vampirín, cruzándome de brazos.

—Yo no soy cursi, vete
acostumbrando —renegué. Volví la vista ha Andrea y Christopher, quién miraba atentamente el pequeño discurso de su amada.

—Soy humana, la mayoría ya sabe eso, no tengo ni la más mínima idea en lo que cabe ser su Luna, sin embrago, estoy lista para aprender sobre ello, y ser la mejor —los presentes empezaron a aplaudir, todos envueltos en una elegancia y sutileza bastante increíble, mi atención fue a dar en una esquina, en donde se encontraba esa mujer pelirroja a lado de algunos hombres, no me gustó cómo miraban el lugar donde Chris y mi amiga estaban de pie.

De pronto uno de ellos, el de cabello negro como la noche y mirada fría, me observó. Un escalofrío recorrió desde mi nunca hasta mi espalda baja. Por instinto apreté el brazo de Caín.

—Algo no anda bien— susurré, por alguna razón tenía un sexto instinto para notar cuando algo no andaba bien. Y así fue, un sonido increíblemente fuerte se hizo presente a un costado, las mesas y algunas personas que ahí se encontraron salieron volando.

El caos se hizo presente cuando un grupo extremadamente extraño de cinco chicos de cabello blanco en diferentes estilos entraron golpeando y noqueando a los guardias.

—Tengo que sacarte ahora de aquí—Caín se puso delante de mí arrastrándome para sacarme del lugar, miré a Andrea quién aún estaba en Shock por lo que acababa de pasar, Christopher al igual llamaba a su beta.

MI LUNA (En Edición) Where stories live. Discover now