VI

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—Increible...— soltó una carcajada burlona mientras observaba atentamente la gran burbuja mágica en la cual el pequeño príncipe de cabellos rosados  aparecía. —No lo puedo creer.—carcajadas salían de la boca del joven brujo —El tonto príncipe está enamorado. 

—Está enamorado. Y no de un humano común y corriente, mi querido hijo.— la voz femenina de la madre de jungkook apareció en el panorama —Nuestro principito de pacotilla se enamoró de un príncipe humano. A Mingi le encantara ver esto—. carcajadas brotaban de los labios de la bruja.

—Será una estupenda adquisición para tu pequeño jardín, madre.— Las orbes obscuras del chico de cabellos morados se dirigió hacia el jardín de almas que su madre coleccionaba.

Irene, la bruja más temida de los mares, estaba siguiendo las pisadas de nuestro príncipe Jimin. Esta vez no se enfrentaría sola al Rey mingi, esta vez su joven hijo Jungkook de la misma edad que Jimin, la ayudaría a cumplir su misión. Esta vez nada se interpondrá en su camino. Esta vez va decidida a lograr ser la reina de los océanos.

JIMIN

—Jimin, pequeño escúchame— dijo el mayor de los hermanos— Es hora de que salgas. Estás allí desde ayer, no has probado bocado— expresó el mayor con tono de preocupación.

El silencio reinaba del otro lado de la puerta. El joven príncipe no pronunció ni una sola palabra.

—Nuestro padre quiere hablar contigo, Jimin.— otro toque fue dado a la puerta—Jimin...— la puerta se abrió y dejó a la vista al príncipe de cabellos rosados.

—Está en la saña del trono— añadió Jin.

Jimin solo nadó hasta donde se encontraba su padre. Una disculpa le vendría bien a ambos.

—Jimin... hijo— el rey mingi se encontraba sentado en el trono y una chispa de alegría se encendió en este al ver a su pequeño principito parado frente a él.

—Jimin, querido hijo. Lo siento. —expresó el rey.

—Lo siento padre— Jimin hizo una reverencia ante su progenitor para mostrar arrepentimiento y respeto —Nunca debí ir solo a la superficie— agregó el de cabellera rosada.

—Yo no debí pegarte.— suspiró— Solo tenía miedo de perderte igual que perdí a tu madre— El rey se levantó de su magnífico trono y se acercó al de piel blanquecina para estrecharlo entre sus brazos.

Un abrazo lleno de calidez era observado  por los otros dos hermanos que se encontraban escondidos en una de las columnas de oro.

—¿No piensan unirse?— Les cuestionó el Rey. 

Los otros dos hermanos se unieron al abrazo forjando así una calidez que hizo a la familia real unirse más.

Después del emotivo momento, el príncipe de cabellos rosados salió nadando con gran rapidez en busca de su mejor amigo TaeHyung. Tae, como lo apodaba, era hijo de unos nobles y todos en su familia incluyéndolo a él tenían 7 otras perteneciendo así a la clase media.

—Tae ¿estás aquí?— habló por lo bajo el pequeño de cola celeste.

Jimin había ido a la casa de su amigo antes de dirigirse a su lugar secreto. Si Tae no estaba en casa lo más seguro es que este se encontraría en la antigua cueva donde los tesoros de ambos chicos estaban escondidos. Artefactos utilizados por los humanos se encontraban allí, al igual que un hermoso jardín acuático al atravesar la cueva.

—¡Claro!— exclamó Jimin dirigiéndose con prisa al jardín.

Allí se encontraban frutos marinos de todo tipo y a los lados como una vaya habían algunos arbustos decorativos. Jimin divisó a Tae debajo del árbol de frutas Izorlaz. Sin embargo no solo se encontraba TaeHyung ahí.

—¡Jimin!— exclamó el de cola verde —Encontré esta estatua y pensé que te gustaría. Es mi regalo de cumpleaños—El mayor le sonrió cálidamente.

—Tae...— Jimin se quedó estupefacto al ver la estatua a la que su amigo se refería. 

Esa estatua era idéntica a su blanquecino príncipe.

|𝕯𝖊𝖊𝖕 ,𝖎𝖓 𝖙𝖍𝖊 𝖔𝖈𝖊𝖆𝖓| 𝖄𝖔𝖔𝖓𝖒𝖎𝖓Where stories live. Discover now