Capítulo XII.

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Los labios dulces de la morena danzaban a un ritmo un poco más acelerado que los labios de Zayn, quien luchaba por seguirle el ritmo mientras que su mente parecía alejarse cada vez más de aquella habitación que estaba al borde del colapso gracias a las feromonas liberadas por Jazmín.

Estaba en cualquier lado, menos ahí. Estaba aún con la imagen de Louis desmayado tras los golpes de Kyle, estaba con Harry llevándoselo en su auto de lujo, estaba con Liam y la ira que descargó en el cuerpo de Kyle  antes de que la policía se lo llevara mientras se hacía el desentendido respecto a lo que le había ocurrido a ese alfa de mala calaña que metían en la patrulla.

La chica se detuvo y le sonrió levemente a su novio. Sus manos bajaron hasta el borde de su propia camiseta e hizo el amague de levantársela. Para ella, la situación no daba para más, ella sentía que debían liberar todo el calor que sentía. Su omega le gritaba estar cerca de aquel beta de pestañas largas que la tenía absolutamente loca. Pero Zayn fue más rápido y detuvo sus manos en un gesto un poco apresurado que logró deformar la expresión de su novia en un instante.

— ¿Qué ocurre? — Zayn vaciló. Se mordió el labio intentando buscar las palabras para no herir a Jazmín.

— Siento que todavía no es... el momento. — La omega estaba petrificada encima de él, con una ligera capa de sudor en su frente que estaba siendo acompañada por el sonrojo en sus mejillas.

La chica miró a un lado y lentamente, a pasos torpes, se alejó de Zayn y comenzó a arreglar su ropa en silencio. El beta se levantó de inmediato y se acercó hasta su novia, quien ni siquiera se volteó a mirarlo cuando éste se acercó.

— Jazmín.

— Déjalo, Zayn.

— No te puedes enojar sólo porque no es el momento correcto, cariño. — La chica no decía nada. Se movía en medio de la habitación con rapidez mientras reunía todas sus cosas, claramente con la intención de irse. — Jazmín, háblame.

Finalmente, ella lo miró.

— ¿De verdad me amas, Zayn? Porque últimamente he sentido que no. Trabajas todo el día, siempre estás con la cabeza en otro lado, me pregunto si en algún momento del día piensas en mí. — Se cruzó de brazos y dirigió su mirada al suelo. — Se supone que ya llevamos más de dos años, Zayn. Dos años, nos vamos a casar, y nada.

Nada. Nada era la antítesis de las cosas que pasaban por la cabeza del beta en ese momento. Zayn optó por lo fácil.

— ¿Es eso entonces? ¿Te molesta que llevemos dos años y no hayamos tenido sexo?

— Sabes que no es eso. Es sólo que no siento como si me amaras, o me desearas.

Zayn se pasó las manos por el pelo, exasperado por no encontrar las respuestas que Jazmín quería.

— Lo siento, cariño. No es nada de eso, sólo que he tenido demasiadas cosas en las que pensar, está lo de Louis, el taller. No fue mi intención que te sintieras así. — Lentamente, el moreno se acercó a ella y pasó sus manos por la cintura de la chica, atrayéndola hacia él. — Lo siento.

Ella se mantuvo en silencio. Él la besó y ella respondió apenas, pero respondió. Suspiró cansadamente en medio del beso, como si tuviera conciencia de que lo que acababa de hacer no era lo correcto, pero el amor que sentía por Zayn le controlaba la cabeza y el cuerpo cada vez que algo malo pasaba y siempre optaba por dejarlo pasar y olvidar el tema incluso sabiendo que eso dejaba pequeñas heridas en ella.

Por otro lado, Zayn se maldijo a sí mismo por ser tan iluso, tan soñador y tan estúpido. La vida le había enseñado que aquellas cosas en las que él creía fervientemente no existían, eran sólo cuentos de hadas. El momento indicado, el sentir eso, la persona indicada... bah, puras tonterías. Incluso si no sentía que Jazmín era la indicada, ella estaba ahí, era real, no como las estúpidas ideas que tenía en la cabeza y debía aceptarlo, debía amarla, no quererla.

Adicto. | l.s (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora