7. Dragones y vikingos

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Era tarde, el sol no tardaría en ponerse y todos estaban nuevamente en la pequeña cueva donde Valka solía dormir. Sentados junto a la fogata estaban Mérida y Bocón, mientras que Hiccup y Estoico hablaban sobre como las cosas habían cambiado en Berk a la mujer que parecía bastante agobiada.

—¡Ahora les arreglamos los dientes!—exclamó todo feliz Hiccup mientras tomaba algunos pescados—. Deberías ver como Berk ha cambiado.

—Sí...—secundó su padre—, nuestro hijo ha hecho de Berk un lugar mejor. Creo que hicimos un buen trabajo, Valka —asintió el hombro colocando sus manos sobre los hombros de su esposa. Sobresaltada Valka deja caer los trozos de pescado de su tabla, que Chimuelo no dudó en comer sin dejar nada a su nueva amiga Nightshade. Ésta olfateó el suelo en busca de más, y al no encontrar nada dirigió su mirada hacía el dragón de ojos verdes.

Chimuelo suspiró resignado y comenzó a retraer su estómago hasta expulsar entre babas pedazos de pescados. Nightshade sorbio todo y asintió, dando a entender que estaba delicioso.

—Que asco —murmuró Mérida.

—Perdí practica con el pasar de los años —se disculpó Valka siendo ayudada por su hijo a llevar la tabla de madera.

—Bueno, linda, no me casé contigo por tu comida —replicó el hombre con una sonrisa.

—Espero que no —dijo Bocón dirigiéndose a Mérida e Hiccup—, sus albóndigas matarían más bestias que un hacha de batalla. Todavía tengo a algunas saltando aquí adentro —rió el hombre.

Mérida forzó una sonrisa.

—¡Cuando vuelvas a Berk con todos tus dragones, uy, Drago nisiquiera podrá tocarnos! —exclamó Hiccup sonriente—, todo va a estar muy bien.

—Tranquilo, hijo —habló su padre deteniendolo del hombro—, deja que lo digiera.

Estoico tenía razón, Valka aún no era capaz de salir de su shock mental. Estaba perdida en sus pensamientos, cargando un jarrón del agua que caía de entre rocas. Tenía su mirada perdida.

Estoico comenzó a silbar una melodía, e Hiccup fue a sentarse junto a Mérida.

—Oh, ésta me encanta —suspiró Bocón.

Valka inconsistente alejó el jarrón del agua, y prestó atención a la dulce canción que se avecinaba; canción que hacia muchos años logró hacerla sentir maravillosas emociones, y aún al día de hoy lograba hacerla sonrojar.

Estoico se apresuró a tomar aquél jarrón antes que Valka lo dejase caer.

—¿Recuerdas nuestra canción, Valka?

Tanto Hiccup como Mérida sonrieron.

Por bravo mar navegaré, ahogarme yo no temo. Y sortearé la tempestad,
Si eres para mí...

Los dragones agudizaron el oído.

Ni ardiente sol, ni frío atroz...

Bocón saltó de su asiento.

¡Me harán dejar mi viaje...! Lo siento —se apresuró a decir volviendo a sentarse ante las miradas fulminantes de Mérida, Hiccup y Estoico.

... Si me prometes corazón...

Estoico la tomó de la mano.

Amar...

Se detuvo, no era capaz de seguir al ver que Valka no podía ni siquiera mirarlo. Suspiró bajando la mirada.

Amarme por la eternidad...Ahora Valka también cantaban, y juntos gracias a esa canción fueron capaces de volver a convertirse en aquellos rebeldes vikingos enamorados de hacia años—. Mi buen amor tan dulce y leal, me asombran tus palabras.
No quiero una empresa audaz, es bastante si me abrazas.

BRAVE DRAGON ━━ mericcupWhere stories live. Discover now