6. Amor

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Mérida no llegó a lanzar la flecha.

Sintió como algo pesado le arrebataba su arma de un zarpazo  para luego sentir como la levantaban en el aire por el cuello de su vestido.

Chimuelo se puso a la defensiva por un segundo, pero al ver que se trataba de nada menos que Bocón y Estoico bajó la guardia. Por otro lado Nightshade no los conocía, y a pesar de estar acostumbrada a humanos, no permitía que éstos tocaran a su jinete.

Gruñó ante la mirada perpleja de ambos hombres.

—Tranquilo... —Le susurró el hombre de cabello rojizo y larga barba.

El dragón relajó un poco los músculos al ver que Chimuelo había bajado la guardia, seguramente los conocía. Aunque seguía con su amenazante mirada sobre el hombre rubio sin dos de sus extremidades, que levantaba a Mérida con su garfio mientras que con su mano le cubría la boca.

Hiccup logró soltarse del agarre de su padre.

—¡¿Es una broma?! ¿Cómo llegaste aquí? —susurró Hiccup alterado. Escuchó los reclamos de su pelirroja amiga a sus espaldas, y a Bocón que no sabía si debía soltarla o no—. Ella es una amiga —aseguró.

Mérida cayó al suelo y Nightshade no dudó en ir a su ayuda.

—Llegué de la misma forma que te sacaremos —prometió el hombre, serio.

—¿Qué? Papá escucha...

—¿Quién es la señorita? —pidió saber Bocón aún con la mirada amenazante de Nightshade sobre él.

Estoico posó su mirada sobre la pelirroja, le resultaba familiar aquellos rizos, pero no conseguía descifrar su identidad, olvidó aquello y se concentró en el Furia Nocturna que la acompañaba. Aún le costaba creerle lo que tenía enfrente.

—Es una amiga —aseguró—. Ambas son inofensivas.

Bocón se encogió de hombros y siguió a su mejor amigo que arrastraba a Hiccup preocupado de lo que pudieran encontrarse. Era como si en cualquier momento un dragón fuese a atacar su yugular.

—Oh, espera, papá, hay algo que tienes que saber...

—Sí, sí, me lo cuentas en el camino — murmuró Estoico sin darle mucha importancia al tema.

—¡Esto no es de esas cosas que se pueden contar en el camino! —aseguró su hijo—. Más bien... Son de esas noticias que te dejan sin habla.

—Sí, como todas las demás —farfulló por lo bajo el hombre mientras rodaba los ojos.

Mérida seguía a aquellos extraños, escuchando las súplicas de Hiccup porque su padre le prestara algo de atención. Le recordó a la relación que tenía con su madre, y logró exasperarla. Seguida por su dragón, corrió hasta el hombre y lo tomó por su gran brazo obligándole a voltear a verla. Estaba con su ceño fruncido y aquellos orbes azules parecían echar chispas.

—¡Ya basta! —rugió la pelirroja en un susurro—. ¡Por todos los dioses, deje de ser tan... Estoico y escuché a su hijo de una buena vez! Le aseguro que la sorpresa que tiene para darle le va a a gustar.

O al menos éso esperaba ella.

La mirada perpleja de Hiccup tanto como la de Chimuelo no tenían precio, estaban sorprendidos de como aquella adolescente le había hecho frente a su padre sin importarle un comino que él fuera el jefe de su tribu. Y seguramente por éso lo había hecho, ella no sabía nada de aquél hombre.

Bocón, que se había adelantado apareció con su rostro perdido en un punto incierto, incrédulo.

—Ah, seguramente querrás tomar esta Estoico —murmuró el hombre dándole una palmada en el hombro de su amigo, mientras se alejaba aún intentando asimilar lo que acababa de ver.

—Ay, dioses —Se lamentó el castaño.

El hombre pensando en lo peor empuñó su espada.

—¡Wow! No creo que eso sea necesario —aseguró la pelirroja señalando la espada.

—¿Crees que podrías guardar esa espada, por favor?

El hombre haciendo caso omiso de las palabras salió de las cuevas y entonces, la vio. Sus ojos se iluminaron y brillaron como nunca antes lo habían hecho. Al menos no desde aquella noche en la que creyó le habían arrebatado al amor de su vida. Pero allí estaba ella, tan segura pero insegura a la vez. Su espada cayó al suelo y no dudó en también dejar caer su casco vikingo.

—Sé lo que vas a decir, Estoico — aseguró la mujer intentando contener aquel nudo en su garganta—. ¿Qué cómo pude hacer esto? ¿Quedarme lejos todos éstos años? ¿Por qué no regresé contigo? ¿O nuestro hijo? Bueno, ¿qué indicio me diste de que cambiarias, Estoico? Qué alguien en Berk lo haría. Les suplique incansablemente que dejaran de pelear, que buscarán otra respuesta... ¿Pero me escuchó alguno de ustedes?

—Es por éso que jamás me casé — acotó Bocón—. Por éso y por otra cosa...

Mérida frunció un poco el entrcejo al ver lo inoportuno que era Bocón, pero rápidamente se concentró en la pereja que se reencontraba. Estoico parecía estar en una especie de trance, caminaba a paso lento hasta la mujer y su mirada estaba puesta solamente en ella, como si la cosa más hermosa del mundo estuviese frente a sus ojos.

—Sé que dejé para que criaras a Hiccup solo, pero creí que estaría mejor sin mí —La voz de Valka comenzaba a quebrarse ante la intensa mirada del hombre, que poco a poco la iba acorralando contra el muro de hielo. Ya no podía más, estaba desesperada por oír algún grito de su parte, pero solamente se quedaba a mirarla, en silencio sin dejar de avanzar—. Y me equivoqué, ahora lo veo pero... —Sus manos choraon contra el hielo—. Ay... ¡Deja de ser tan estoico, Estoico! Hazlo, grita, odiame, solo dime algo —Imploró con sus ojos ya derramando lágrimas, mientras la gran mano del hombre se posaba con delicadeza sobre su mejilla.

Luego de unos segundos, él finalmente habló.

—Estás tan hermosa como el día en el que te perdí —aseguró con la voz ronca mientras él también se permitía dejar caer algunas lágrimas. Su rostro se acercó al de ella y la besó, fue un segundo pero suficiente para trasmitir todo el amor y el dolor de esos veinte años.

Hiccup mostró una débil sonrisa, incrédula en gran parte. Mérida por otro lado quedó embobada, le parecía hermoso y mágico el amor de dos personas, sus padres podían ser un claro ejemplo del amor, pero Estoico y Valka habían logrado demostrar que si el sentimiento es auténtico, puede durar incluso mil años, y no degastarse.

Ella deseaba poder algún día, sentir aquél amor.

BRAVE DRAGON ━━ mericcupWhere stories live. Discover now