9.Jefes y princesas

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Que las valquirias te den la bienvenida, y te guien por el gran campo de Odinrecitó Bocón mientras recogía una flecha—. Que canten tu nombre com amor y furia para que lo escuchemos alzarse de las profundidades del Valhalla, y sepamos que has tomado el lugar que te corresponde en la mesa de los reyes.
Porque ha caído un gran hombre, un guerrero, un jefe tribal, un padre, un amigo...

Los soldados habían abandonado la isla. Los jinetes que quedaban estaban por darle la despedida a su jefe, Hiccup a su padre y Valka a su esposo y amor de su vida. Las lágrimas caían, y aunque algunos intentasen ocultarlas, ninguno podía negar el dolor que lea provocaba el haber perdido a su jefe, que se alejaba en aquél barco en el mar frío y gris.

La punta de la flecha de Mérida se prendió en llamas, al igual que la flecha de Hiccup y de los demás. Tensaron la flecha contra la cuerda.

Hiccup lanzó la primera flecha.

Mérida juntó aire, y lo dejó salir en un suspiro, oyendo el susurro de otras siete flechas que siguieron la suya.

Las llamas comenzaron a quemar todo a su paso; el gran cuerpo era cubierto por una manta blanca, y sobre su pecho el casco vikingo.

Era un adiós, una despedida donde todos se encargarían de mantener vivo su espíritu con sus recuerdos. Viviría eternamente en la memoria de cada uno de ellos, y su historia pasaría de generación a generación.

Las llamas brillaban bajo el manto de niebla. Mérida limpió las lágrimas y contempló a Hiccup; su mirada devastada lograba encoger su corazón.

—Papá, lo siento —Todos prestaron atención a las palabras de Hiccup, y compartieron tristes miradas entre ellos—. No soy el jefe que tú querías que fuera, y no soy el protector de la paz que yo creía ser. Yo no sé...

Mérida caminó en su dirección y le dio un leve apretón mostrando su apoyo. Todos la observaron con curiosidad, nadie sabía nada de ella, de donde provenía y qué tipo de relación mantenía con Hiccup.

—Hiccup... —susurró ella—, ¿sabes por qué decidí ir contigo a hablar con Drago y no a liberar a algún dragón?—Él negó—, porqué sentí el deber de luchar a tu lado, quería hacer lo mismo que tu harías por los demás, porque deseé seguirte como una guerrera seguiría a su jefe. No debes subestimarte a ti mismo.

Tomando totalmente desprevenida a la pelirroja, Hiccup la rodeó con sus brazos, agradeciendo aquellas palabras, su compañía y la manera en que ella demostró valor al querer defenderlo, tanto a él como a su padre.

Mérida, sorprendida, respondió al abrazo luego de unos segundos. Escuchó el sollozo de Hiccup contra su cuello, y acarició su cabello intentando calmarle. Susurró cosas indescifrables para los demás en su oído, cosas que lograron hacer que su mirada esmeralda se elevara solo para conectarse con el zafiro de ella. Asintió lentamente, y la liberó.

Valka se acercó a su hijo y acarició su cabello luego de que Mérida se alejase.

—Llegaste a éste mundo antes de tiempo, eras una cosita... Tan delicado, tan frágil... Temí que no sobrevivirias, pero tu padre jamás lo dudó —Valka lo tomó por los hombros—. Siempre dijo que te convertirías en el más fuerte de todos, y era verdad. Tienes el corazón de un jefe, y el alma de un dragón. Sólo tú puedes hacer que nuestros mundos se unan, éso es lo que tú eres hijo.

BRAVE DRAGON ━━ mericcupWhere stories live. Discover now