II.

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El pequeño rubio se encontraba llorando desconsoladamente abrazando la carta que había escrito su padre.

Tenía que admitirlo, estaba aterrado hasta la médula, no entendía que hacía allí, en esa enorme casa de campo que al parecer era de la realeza. Era algo tan disparatado que no lo creía. Se pellizcó con violencia varias veces pensando podría ser solo un sueño y que luego despertaría pero no funcionaba.

Porque eso no era un sueño, era la vida real.

—Deberíamos ir a buscarlo, ¿no crees?— Preguntó Stonem mientras observaba al pequeño rubio pellizcándose.

—Tú ve a decirle a Malcom que lo encontramos y que está bien, yo hablaré con él. —

— ¿Por qué de repente estás cambiando tus órdenes? Tú dijiste que serías el que buscaría a Malcom hoy y quien estaría disponible para él. Y que yo me encargaría del princesito. — Esto último lo dijo con un tono despectivo.

—Primero, porque tú tienes la delicadeza de una roca para hablar con la gente, lo harías sentir peor. Segundo, yo soy tu jefe y no debes cuestionar mis órdenes. Tercero, que no te escuche llamarlo así porque el princesito puede dejarte de patitas en la calle con solo tronar los dedos. Y cuarto, ve a obedecer mi orden antes de que haga un reporte por desobediencia. — Alexander rodó los ojos sin que Clifford se diera cuenta y se alejó de allí quejándose en voz baja.

Michael observó al pequeño rubio con una sonrisa triste y comenzó a acercarse lentamente a este, no quería asustarlo.

Una vez que estuvo junto al banco se sentó en el otro extremo, y observó al pequeño oji azul secando sus lágrimas con las mangas de su sweater.

— ¿Quieres un pañuelo?— Luke asintió con la cabeza lentamente sin mirar al oji verde. Este sacó el pañuelo que tenía en el bolsillo de su traje y se lo entregó al rubio para que este secara sus lágrimas. — ¿Estas bien?—El chico negó con la cabeza. —Supongo que es una pregunta algo estúpida considerando la situación. —El menor esbozó una sonrisa triste.

—Creo que es demasiada información en muy poco tiempo. —

—Sabes, Malcom es una buena persona. Él va a ayudarte en todo lo que necesites, no nos veas como enemigos. Yo entiendo que no estuvieron cuando los necesitaste, créeme, entiendo lo horrible que es. Pero al menos ahora tienes todo el panorama. Es una decisión difícil de tomar, no te precipites, tienes que analizarlo a fondo. No sé qué dice esa carta, pero a juzgar por tu reacción creo que es de tu padre. —

— No sé qué hacer, estoy asustado—Respondió Luke mientras su respiración comenzaba a tranquilizarse.

—Es normal tener miedo, y más a lo desconocido. —

—Estoy necesitando un abrazo de mi tía. — Luke se arrepintió apenas aquello salió de su boca, estaba pensando en voz alta. Ahora Michael pensaría que quería que lo abrazara, lo cual no era mentira ya que Michael era lindo y Luke recibiría un abrazo por parte de un chico lindo, lo cual no le pasaba muy a menudo, pero era un desconocido para Luke por más amable que sea.

—Se supone que no debería, pero yo puedo darte uno si realmente lo necesitas— Las mejillas del menor se enrojecieron y asintió con la cabeza con vergüenza. Michael trató de disimular su sonrisa, el príncipe le parecía muy tierno. Se acercó lentamente a Luke y lo abrazó con delicadeza. — Todo va a estar bien. — Luke sonrió sobre el hombro del mayor, sintiendo la calma invadirlo junto con el dulce perfume del mayor. Michael no se separó del menor ya que sabía que cuando una persona se encuentra triste nunca hay que romper el abrazo a menos que la persona lo haga. Luego de unos minutos el menor se separó de Michael.

How to be a King » MukeWhere stories live. Discover now