Lo siento.

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En algún momento, Sam le había devuelto a la cama, quitado sus zapatos y lo arropó como un niño perdido. No lo recordaba, pero lo sabía. Lo que si recordaba era a Castiel a pocos centímetros de su cara, pero no de forma romántica. El ángel le había golpeado y maldecido a todo su árbol genealógico. Cuando intento moverse de la posición en que su hermano lo acomodo, cada hueso de su cuerpo le hizo paralizarse de dolor.

Se quedó así un momento más, esperando a que el malestar se disipará y volver a intentarlo una vez más. Su cabeza dolía y podía sentir cada latido. Levanto su brazo, rozando los labios que alguna vez lograron besar a quien amaba, ahora padecían un corte de arriba abajo del lado derecho.

Empujándose con cuidado, logró sentarse en la cama. Aun traía la ropa con la que había salido por la noche. Respiro profundo un par de veces, preparándose para ponerse de pie. Contó hasta tres y lo hizo, cada una de sus costillas objetó contra ello, provocando que optara por una posición más encorvada. Respiró una vez más y camino hacia la ducha. El agua tibia relajó un poco su cuerpo, y desnudo pudo ver el gran hematoma sobre su pecho que el ángel había dejado. Sabía que esto era lo mínimo que Castiel podía hacer, a veces lo olvidaba, pero podría matarlo fácilmente de un solo golpe.

Salió del baño con la toalla atada a su cintura y aun encorvado, topándose con dos dedos que chocaron con su frente. Al segundo, todo su cuerpo se sintió nuevo, como un bebé recién nacido.

- Cas...

- Tu hermano me pidió que ayudara. – Dijo.

- Lo siento, perdóname. – Susurró, a la vez que reposaba su frente sobre el hombro del ángel.

Su cabello mojaba la gabardina caqui, pero mantuvo la distancia del cuerpo del otro.

- Esto duele mucho, Cas. – Sollozó. – No puedo soportar tu rechazo.

Estiró su mano encontrando la del mayor, entrelazándolas cuidadosamente.

- Eres el causante de esto, Dean.

Su voz sonó tan cortante y cruel contra el oído del cazador. El rubio elevó su rostro, buscando el contacto de los labios de su ángel. Cas no se negó a ello, regalándole un suave beso, tan inocente como el de dos adolescentes inexpertos.

- Atrévete a salir de la comodidad de tu verdad, y aquí te estaré esperando. – Prometió.

Castiel se alejó lentamente de su lado, volviendo por donde había llegado. Las lágrimas aun mojaban las mejillas de Dean, y no parecían querer detenerse. Su cuerpo no dolía ahora, pero su corazón seguía desangrándose.



Sam y Dean volvieron tarde de un caso, que termino con un costado del hermano menor muy herido. Cas lo llevó a la sala de curaciones, notando que una infección se esparcía lentamente por su brazo, y si no hubiesen llegado, probablemente Sammy estaría mucho peor.

Dean, al saber que su hermano estaba a salvo, llevó el libro que habían obtenido para guardarlo en una caja de seguridad en donde estaban todas estas cosas que no debían caer en manos de cualquiera. Terminando con ello, escuchó ruido en la habitación continua a la sala de disparo.

Algo dorado brillo cuando se asomó, pero luego se apagó. Jack gruño por lo bajo y se sentó contra la pared. Lleno de frustración. Dean entró por completo, y la atención del chico se volcó por completo en él.

- ¿Qué haces?

La mirada del chico se perdió en otra parte, avergonzado.

- Cas y yo intentamos abrir el portal, pero... -

No lo estaban logrando. Dean comprendió el esfuerzo al ver las marcas de quemaduras por la energía que Jack aun no sabía controlar.

- Lo siento, Dean.

Quería estar enfadado, pero no lo estaba. Debería estarlo consigo mismo, en todo caso. Con todo lo que sucedía con Cas, no había tenido tiempo para pensar en su madre, aunque Sam se lo recordaba cada diez minutos, en su búsqueda por alguna solución. Y entonces, este chico que no conocía a su madre de nada, agotaba su cuerpo intentándolo. Una vez más vio a Cas en sus ojos, y sonrió.

Jack de verdad quería lograrlo. No conocía a aquella mujer y al parecer, su padre y ella no tenían la mejor relación que se podría tener. Pero eso haría feliz a los Winchester, ¿No? Le debía mucho a Sam por cuidar de él, y sentía que debía el doble a Dean por haberle quitado tanto.

- Tomate un descanso, lo intentaremos de nuevo mañana. 

Want you back.Where stories live. Discover now