Mardy Bum.

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Henry estaba enamorado, completamente loco por su novia y mejor amiga. Tal vez incluso suene cliché de su parte decir que si ella se lo pedía, gritaria cuanto la amaba a los cuatro vientos. A el le encantaba absolutamente todo de ella, la forma en que lo hacía sentir y como le hacia ver la vida, adoraba cuando se sentaban y hablaban horas y horas, desde cosas sin sentido a sus más profundos pensamientos, cuando reían de cosas absurdas sin inhibicion alguna, sus bromas y su risa, le fascinaba como se sentía su cuerpo contra el suyo, cuando se abrazaban o se daban la mano, el estaba completamente enamorado, fascinado, seducido y embrujado por Charlotte Page y no lo negaba, se sentía orgulloso de ser su novio, el la presumía constantemente, porque ella era alguien de quien sentirse orgulloso, ella era una persona realmente genial.

Su relación a simple vista era dulce, llena de amor, apoyo y comprensión. Y así era a cierta ciencia, pero como toda relación normal, también existían aquellas pequeñas peleas, que a veces se agrandaban demasiado. Charlotte era dulce, el rubio no dudaba de eso, su inteligencia la volvía precavida y sensata, lo cual muchas veces contrarrestaba con su carácter aventurero y despreocupado. No lo malentiendan, el admiraba su madurez, pero a veces simplemente le molestaba que piense tanto en algo y no se dejará llevar, pues el sabía que si llegaba a decirle que exageraba, ella podría enojarse.

Lo que le lleva a destacar otro rasgo del carácter de la morena y es que Charlotte a pesar de ser dulce, inteligente y preocupada, también era un poco...gruñona.

Henry muchas veces la entendía, la causa de sus enojos solían ser usualmente su culpa y el lo admitía, era un tanto irresponsable, impuntual y despreocupado. Pero había veces que el simplemente no entendía, como algunas veces el decía algún tipo de broma, esperando a que ella lo siga, pero al final terminaba siendo regañado por usar estereotipos o palabras inapropiadas que podían ofender o cuando algún tipo de fanática de Kid Danger se le lanzaba encima el no podía evitar ciertas situaciones. Los cercanos a ellos podían decir que ellos discutían mucho, pero estos también podían decir que ese par se amaba demasiado y que tal vez aquel era el motivo por el cuál ambos discutían tanto, porque solo se cuidaban.

Henry sabía que Charlotte era insegura, pero aún así el no apartaba a sus fans, el sabía que Charlotte odiaba la impuntualidad porque cuando sus padres se divorciaron y ella tenía que pasar los fines de semana con su padre, el siempre llegaba tarde, el rubio sabía que no le gustaban las bromas sobre el físico de las personas porqué ella tuvo problemas con el suyo, que lo regañaba siempre por miedo a perderlo. El sabía todo esto y aún así era descuidado con sus acciones y palabras, pero el no lo había al propósito, jamás querría lastimarla, el daría su vida por ella pero Henry era un tonto, un bocazas que no pensaba demasiado ni media sus acciones.

El rubio detestaba ver el rostro decepcionado de Charlotte cuando el hacía algo mal, porque muy en el fondo sabía que seguramente ella pensaba que el lo hacía al propósito, que no le importaba o que no la quería, pero no era así, el siempre trataba de arreglar las cosas, por más que ella grité y llore que se alejé, el buscaba una forma de calmarla y luego hablaban, de todo aquello que a ella le molestaba, le perturbaba, sus inseguridades y molestias.

Siempre era igual, reían como tontos, luego peleaban y se reconciliaban, era un circulo que muchas veces algunos consideraban algo tóxico, aunque no era así. Solo eran jóvenes, con las emociones a flote y sin experiencia alguna, eran diferentes e iguales de cierta forma, ellos se complementaban como rompecabezas y por más que Charlotte fuera tan analítica, tanto ella como Henry solo se dejaban llevar por las emociones del momento.

Charlotte sabía que Henry era lo mejor para ella, el rubio era su alma gemela, el amor de su vida, la entendía a la perfección, conocía el significado de cada gesto, cada mueca y cada palabra que ella hacía o decía. Y es que la rizada sabía, no era alguien fácil de manejar, muchas veces trató de aligerar su carácter por miedo a quedarse sola, pero siempre llegaba Henry y la regañaba por querer cambiar su forma de ser.

- ¿Estás loca?- preguntó el y ella lo miró con el seño fruncido- ¿Porque querrías cambiar? Eres perfecta tal y como eres, si alguien no puede ver eso, entonces no debe tener el derecho siquiera de que tu lo mires.

Ella rodo los ojos sonrojada.

- Todos piensan que soy una amargada, incluso tu me lo has dicho.

- Pues que se joda el mundo- el chico se acerco y la agarró por las mejillas- Char, yo jamás te pediría que cambies algo, te amo tal y como eres, sabes que soy bromista, no debes de tomar enserio muchas veces lo que digo. Soy un tonto.

Dijo riendo y ocasionando su risa también.

- ¿Entonces no te molesta como soy?

El chico negó y beso su frente.

- Nop, ni en lo más mínimo. Te amo gruñona y todo.

Henry se dio cuenta el error que cometió al ver como ella se sacaba sus brazos de encima y lo miraba con el seño fruncido, para luego caminar apresuradamente hacía la cocina. El chico negó divertido, sabiendo que volvió a enojarse, pero lo resolverían, como siempre hacían. Porque ellos se amaban y siempre encontraban la solución a las tontas discusiones que tenían.

El chico camino hacia la cocina y la abrazó con fuerza por la cintura, empezando a besar su cuello. La mejor parte de la reconciliación pensó escuchando el suave gemido, la cargo en sus brazos y la llevó a su habitación.

No le importaba lo que todo el mundo diga de ella acerca de su carácter, ellos no la conocían como él, no sentían el amor de ella como el. Ni mucho menos jamas llegarían a amarla cómo el.

El mundo se pierde de mucho al no conocerte le había dicho el en una ocasión y el jamás pudo haber dicho algo con más sinceridad y amor, no cambiaría a Charlotte por nada del mundo ni en un millón de años ni por todo el dinero del mundo.

El amaba con locura a su pequeña gruñona.

Chenry/Jaele - One ShotsWhere stories live. Discover now