- Hola, soy Eren Jaeger.Era el primer día de clases de Armin en su nueva escuela. Estaba nervioso y tenía miedo de que los demás se burlen de él por ser tan raro, encima de nuevo.
- Yo soy Armin Arlert.
- ¿Eres nuevo?
- Sss-si.
- Wow bienvenido. Nadie viene a nuestra escuela.
Y si. Esa escuela tenía fama de marginal. Se animó a levantar la vista para mirar a su interlocutor. Vio al ser más bello que jamás esperó encontrar. Era un chiquillo, de unos 16 o 17 años, como él. Tenía los ojos muy grandes y verdes, y su pelo castaño oscuro estaba desordenado.
- ¿Estás bien?
- ¿Eh? Si, si, perdón - había estado mirándolo como un idiota.
- ¡Ereh! - oyó una voz nasal acercándose - Vamos, tenemos dibujo.
- Ah, ok - dijo algo irritado - Mikasa, él es Armin.
- Hola Armin, soy Mikasa - repitió, parecía enojada. Tenía una mirada lejana y parecía estar atenta a cualquier tipo de ataque.
- Un gusto ¿Así que tienen dibujo?
- Si - respondieron al unísono.
- Que pena, yo voy a literatura, y no conozco a nadie...
- Pero tal vez nos crucemos en otra clase - lo animó Eren - Bueno, nos vamos ¡Suerte Armin!
Vio como los dos se iban a su salón, Eren parecía estar reclamándole algo a la muchacha.
- ¿No me digas que hablabas con ese?¿Te juntas con Mikasa?
Armin volteó de un sobresalto cuando escuchó una estruendosa voz.
- ¿Y tú eres...?
- Ah - se sonrojó mirando a su alrededor - Jean Kirschtein ¿Tú?
- Armin Arlert ¿Que clases tomas, Jean?
- Literatura. Aunque no me gusta.
- ¿Entonces por qué te metiste ahí?
- No quería estar cerca del tonto ese, pero después supe que Mikasa estaría ahí y me quise cortar las pelotas.
- Ah ¿Y tú con quién te juntas? - preguntó, no porque le importase, sino porque le incomodaba hablar de genitales masculinos.
- Con todos y con nadie. Pero si quieres puedes juntarte conmigo. No da gusto estar tan solo y te puedo proteger. Mira - empezó a señalar y describir los grupitos esparcidos por el pasillo - Y ese es el grupo de Reiner, se creen la gran mierda, pero ni a pedo llegan. Pero es un bully profesional. La única que le da miedo es Mikasa - Armin se dio cuenta que al castaño le brillaban los ojos cuando mencionaba a la chica.
A la hora del almuerzo, Jean y Armin decidieron ir juntos.
- ¿Tienes novia Jean? - preguntó el rubio para generar conversación.
- No, no. Jamás saldré con nadie. Sólo soy de Mikasa...
- Ah...
- ¡Armin! - oyó detrás suyo. Con alivio descubrió que eran Eren y Mikasa. Pero de inmediato, vió que sus expresiones cambiaban al percatarse de la presencia de Jean - Mejor hablamos en otro momento...
- ¡No! - notó que sonó desesperado - Digo, quedense con nosotros...
- Ni loco...yo me voy a la cantina - dijo Jean y se alejó - ¡Hey Jaeger! - grito en medio del pasillo - Deberías dibujar una verga en tu silla...a ver si se transforma en una real.
Los testigos de la broma estallaron en risas. Eren apretó los dientes, dispuesto a no quedarse atrás, pero su fiel compañera le tocó el hombro antes de que ocurriera una desgracia.
- Tsk, Mikasa ya deja de detenerme, se merece una paliza.
- Aquí no, Eren...nos van a sancionar.
Después de pensarlo mejor, Eren lo dejo pasar y le sonrió a Armin como si nada.
- Bueno, vamos a comer ¿si? - le puso una mano en el pequeño hombro y sintió que flotaba.
Le contaron que Jean antes era su amigo, pero que de un día para el otro empezó a molestar a Eren.
- Se frustra porque no quiere pedirle permiso a su mamá para nada...
- ¿Y eso?
- No sé, un día Mikasa y yo salimos juntos sin decirle nada, porque sabíamos que no iba a pedir permiso, y se enojó...listo. Aunque ahora que lo pienso, suena más a excusa.
A Armin le pareció ridículo.
- Además - intervino la morena - Siempre fue mejor que Eren en muchas cosas menos en deportes. Y quería ser capitán del equipo de fútbol.
- Sip - dijo Eren dándole una buena mordida a su sandwich - Y además le gusta Mikasa.
- Mentira. Cállate - le dio un sopapo que le hizo volar varios piojos.
- ¿En serio?¿Ustedes son novios?
Eren casi convulsionó de la risa. Sus carcajadas resonaron en todo el patio.
- Nah, solo somos amigos - explicó secándose las lágrimas - Mikasa es muy alta para mí gusto. Y es mujer...
La pobre Mikasa frotó con sus dedos su bufanda y bajó la vista avergonzada y evidentemente dolida.
Armin se sonrojó y apartó la vista. Vio que Jean estaba sentado solo en un banco de hormigón, mirándolos y negando con la cabeza en señal de desaprobación. Se sintió culpable.
- Chicos, voy a hacerle compañía a Jean.
- Está bien - dijeron ambos - Pero solo cuídate de que no te haga sentir mal.
En ese momento, el pequeño rubio decidió que volvería a unir a ese grupo.
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