Los padres de Armin casi lloraban de la emoción. Nunca les había convencido la relación de su hijo con Reiner y si no aparecía Eren tan estrepitosamente, el mismo señor Arlert hubiese detenido esa farsa de boda.
- ¡Eren!¿Pero qué haces aquí? - pregunto, tratando de ocultar su felicidad.
- Buenos días, señor Arlert. Vine a luchar por el amor de mí vida, que casualmente es su hijo. Espero y esto no lo moleste.
- No, no, para nada - no le importó en lo absoluto haber pagado una fortuna por la fiesta.
- ¿Acaso están todos locos? - Reiner empezó a desesperarse - ¡Es nuestra boda!¡El mejor día de nuestras vidas!¿Nadie va a detenerlo?
- Braun cállate y siéntate.
- Pero ya perdiste imbécil ¡Desaparece de nuestras vidas!¿No ves que Armin es feliz conmigo?
- Eres tan iluso Reiner - Eren empezó a reír - Siempre fuiste tan poca cosa ¿Crees que te puedes comparar conmigo? Armin me ama a mí ¿No lo ves?
- ¡Eren! - Armin estaba sudando la gota gorda debajo de su pulcro traje blanco y ya lloraba como Magdalena.
- ¡Si Armin!¡Admítelo! - volvió a mirar a Reiner - Lo conozco muy bien como para darme cuenta de que se le eriza la piel de solo verme...
- Será del susto, imbécil.
- Es amor. Puro como todo lo que hicimos juntos. Tú...¿Por qué siquiera se está casando contigo?
- Te fuiste Eren. Me dejaste solito y triste. Reiner en cambio, estuvo allí...
- ¿O sea que le haces un favor?
Ni siquiera Reiner pudo discutir contra esa lógica. Clavo su vista en Armin de golpe, al igual que todos los invitados. Esperaban una buena respuesta.
- Este no es el lugar de hablar de eso. Además es tiempo pasado - suspiro y se puso firme - El presente es este, en el que me caso con Reiner.
- Armin - después de mucho pensarlo, Mikasa se asomó entre la multitud - No quiero ponerme de parte de Eren...pero el tuvo que irse...y sabes bien que cuando volvió hizo de todo para buscarte.
- Mikasa, por favor no hagas esto más difícil - Armin se volvió a empacar.
- Traidora - siseó Reiner.
- Después de todo no eres tan fría - opino Jean - Sabía que en ese cuerpo aún había algo de pasión - la miró sugerentemente.
- Pues verás que sí. Por el bienestar de mis amigos haré lo que sea, hasta alejarme - tragó saliva - Pero Armin, creo que debes escuchar a Eren...
