- ¿Y por eventos del pasado vienes a enojarte? Mikasa, no te corresponde.
- ¡Su papá está enfermo Armin! ¿Qué quieres que haga?
- ¡Pudo haberme avisado! Pero no lo hizo. No quiso hacerlo y no es la primera vez que me deja de lado en algo tan importante.
- ¡Acabo de hablar con él, y me ha dicho que tú fuiste el que no devolvió la llamada!
- No lo puedo creer. Te ha mentido, obviamente. Jamás me llegó nada de él ¿Y por qué no me volvió a llamar?
- ¡Y yo qué se! Solo, no cometas otro error Armin.
- ¿Error? - Armin se sintió gravemente ofendido - ¿Qué quieres decir con eso?
Mikasa le dedicó a Reiner una mirada mortífera.
- ¿Vas a volver con éste?
- ¡Mikaaasaaa!¿Cómo te atreves? - Armin estaba al borde del llanto. Lo que alertó tanto a Reiner como a Mikasa.
- Ya, pequeño - el gran brazo de Reiner llegó antes que Mikasa, que se quedó boquiabierta mirando como su amigo se dejaba acunar en el ancho pecho del rubio - Ya no llorarás nunca más. Nadie te hará daño.
- Que asco, Armin. Bueno, veo que así están las cosas. Me largo, llámame cuando se te pase la histeria.
Mikasa se fue pero la histeria de Armin había llegado para quedarse. No iba a permitir que Eren le hiciera un desplante de ese tamaño.
- Reiner ¿Crees que exagero?
- ¡Claro que no, Armin! Tal vez Eren no quiso preocuparte, pero te excluyó de algo sumamente importante. Si te pedía que fueras con él a cuidar a su padre, lo hubieras hecho ¿verdad?
- Sin titubear.
Así, Armin lloró en brazos de otro hombre mientras su novio se ocupaba de la salud de su padre y los ánimos de su madre. Se enteró de lo sucedido meses después, cuando planeaba volver.
- También tengo que arreglar las cosas con Armin, Mikasa - decía al teléfono - Me molesta un poco que haya malinterpretado tanto lo que pasó, pero bueno.
- Eren...tengo que decirte algo.
- Dime...oh, ya sales con Jean ¿verdad? Me lo contó todo el muy sucio - Eren ponía una sonrisa maléfica cuando se trataba de burlarse de ese par.
- ¿QUÉ?¿Qué te dijo exact...No, Eren, no es eso. No desviemos la conversación. Esto...es grave.
- ¿Ajá? - la sonrisa empezó a aflojar.
- Es Armin...él...
- ¿Qué le pasa a Armin, Mikasa?¿Tuvo un accidente?
- Se podría decir que si...pero...
- Seguro se quemó con esa cafetera de mierda que tiene, le dije que debía cambiarla...nunca escucha, no escarmienta.
- No. Y como consecuencia de eso ahora está con Reiner.
Eren dejó de sentir sus pies. No de una forma placentera, como cuando bebía de más. No. Era como si estuviera obligado a aprender a caminar otra vez. Su mente dejó de funcionar unos segundos que para él fueron una eternidad.
- ¿Eren?¿Estás bien?
- ¿QUE SI ESTOY BIEN? Mikasa...mi novio me pone los cuernos con mi peor enemigo y tú me preguntas si estoy bien...¿es en serio?
- Según él, no te pone los cuernos. No creas que no se lo cuestioné.
- ¿Y desde cuando tú sabes esto?¿Desde cuando esos dos se regodean en mi desgracia?
