Jean espió sigilosamente en la puerta de la iglesia.
- Señor ¿Está invitado? - un extraño con una lista se acercó a él.
- Eh, oh...¿Que no es la boda de los Pérez? Que perdido estoy...
Se alejó de ahí antes de que alguien más lo viera.
Eren saltó en su asiento cuando Jean le golpeó la ventana.
- Puta madre, podrías golpear más fuerte así rompes el vidrio ¿Que hay?
- Están todos esperando. Ahí está Reiner todo ñoño con su trajecito y su pelito engominado - suspiro mientras cerraba la puerta - Insoportable.
- ¿Y Armin?
- Nuestra princesa aún no ha llegado. Pero debe estar a punto, el lugar ese está lleno. Se siente la expectativa.
Esperaron unos minutos más hasta que vieron una limosina blanca con un gran moño en el techo.
- Maldita zorra regalada - dijo Eren entre dientes - Mira, mira como llega. Envuelto como un bombón.
Armin bajo del vehículo. Todo a su alrededor pareció tomar un color distinto, inclusive la lluvia lo adornaba con un arcoiris a su alrededor. Su traje blanco hacia juego perfectamente con su blanca piel y su sonrisa achinaba sus ojos azules. Mikasa y un par más lo escoltaban.
- Un bombón...
- Ya secate las babas y prepárate, Romeo de copetín - Jean le dio un sopapo en la cabeza para hacerlo reaccionar - Tenemos una boda que detener...
Era el momento. Sintió toda la presión de su pecho desaparecer extrañamente, y la vida volvia a su cuerpo. Se sentía el hombre más poderoso del mundo.
- Jean, gracias por estar aquí, en este momento y en este preciso lugar conmigo. Eres el mejor amigo que podría pedir...pero esto debo hacerlo solo.
- Ni lo pienses. Me metes en tu plan y luego me dejas con las ganas de verte hundido en la miseria. No. Yo quiero ser testigo.
- Maldito seas, cara de caballo ¿Así te haces llamar mí mejor amigo?
- En las buenas y en las malas...vamos, ya entran.
Después de que Armin entro a la iglesia esperaron unos segundos y lo siguieron. Escucharon pacientemente la misa, el momento de dar el golpe se acercaba.
- Eren - Jean notó que su amigo volvia a ponerse nervioso - Aún no es tarde, puedes arrepentirte y volver a tu casa. Sabes que pagaré las cervezas...
- No Jean...si me rechaza el resultado será el mismo que si me retiro...me quedo sin Armin...no, no voy a desperdiciar mí única oportunidad.
- ¿Usted otra vez? - era la misma persona con la que hacía un rato se encontró Jean - Aquí no hay ningún Pérez.
- ¿Ah sí? Pues sabe...no era Pérez el apellido, era Arlert...
- A ver su invitación, soy el encargado de la boda.
- Oh si - Jean estaba seguro de que la tenía y la busco en su bolsillo. No la encontró - Mierda. Mire ¿Tiene alguna lista? Yo estoy invitado, se lo juro.
El hombre busco el nombre de Jean en su lista y lo encontró...pero...
- ¿Y usted es...? - le preguntó a Eren, que empezó a entrar en desesperación y no sabía que decir.
- Riki rikin canallin...
- Si hay alguien que se oponga...- oyó.
- Me están tomando el pelo ¡Fuera de aquí!
Jean empezó a forcejear con el hombre.
- Que hable ahora...
Tenía que entrar como sea. La puerta estaba trabada. Carajo. El tiempo pareció correr en cámara lenta.
- O calle para siempre.
Decidió arrojarse sin más. Sabiendo que romper esa puerta le costaría unos buenos pesos. Después del golpe se quedó sordo unos segundos, en los que el tiempo volvió a su velocidad vertiginosa.
- ¡Yo me opongo! - dijo entre jadeos, aún sentado entre los pedazos de madera y con todas las miradas puestas en él.
