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Comenzando a sacar conclusiones, llegue a una.

Ha lo mejor no es la más lógica, pero tiene sentido.

Un poco talvez.

Mi conclusión es...

Que Joel viene del futuro y en ese futuro él y yo somos pareja, pero nos peleamos y nos separamos, así que regreso al pasado, muy pasado y ahora quiere que nos juntemos.

Ok, no.

Me estoy volviendo loco.

[...]

Estoy en una habitación muy, muy grande.

Todo es blanco, hay una cama enorme.

Me dejaron solo, no he salido para nada. Algo me dice que no debo salir, no se donde estoy.

Erick, deja el drama.

Pero, simplemente no puedo asimilar que Joel Pimentel me haya pedido, digo, aun soy joven, quiero vivir una vida libre, pero... es Joel, cualquiera quisiera estar en mi lugar.

Estoy acomodando mis cosas en un gran armario, esta sera mi habitación y Joel... Joel ya tiene su recamara aparte.

— Joven Erick— escucho que me hablan, creo que es la sirvienta.

— Emm, pasa— al entrar veo a una señora, se nota que esta cruzando por los 65 años.

— Niño Erick— me sonrie y me abraza.

¿Por qué me esta abrazando?

— Emm, ¿La conozco?— tengo que admitir que no tengo buena memoria.

— Soy yo, Amalia— ¿Amalia?, no, no la conozco.

— Lo siento, no te recuerdo— digo apenado, ella baja la mirada triste. Eso me hace sentirme mal.

— Entiendo, pero poco a poco me iras recordando— me sonrie y no puedo evitar devolverle la sonrisa.

Me ayudó a acomodar algunas cosas y se fue.

Gracias a Dios tengo una televisión propia así no podre aburrirme.

He estado en este cuarto por 8 horas encerrado y sin comer.

Ya tengo hambre.

Iré abajo, ojalá no me crucé con Pimentel.

Abro la puerta lentamente, son las 12 de la noche, parezco un zombi, mi estado no es el mejor.

Bajo las escaleras lo más callado que puedo.

Llego a la cocina y gracias a Dios nadie se despertó.

Abro la nevera y tomo una manzana, no quiero comer mucho porque ya es tarde y no quiero engordar.

Veo que hay botellas de agua y tomo una.

— Veo que ya saliste de tu habitación.

— ¡Ah!— grito al escuchar esa voz causando que tirara el agua.

Me doy la vuelta y me encuntró con el mismísimo demonio.

Joel Pimentel.

Camino para tomar la botella, pero como soy muy torpe.

— ¡Cuidado!— y antes de que pudiera reaccionar resbaló con el agua que esta regada en el piso.

Joel pasa un brazo por mi cintura y me atrae a su cuerpo.

Jesús, María y José.

No había notado que solo trae unos pans.

¡Esta sin camisa!

Como que hace más calor aquí no lo creen.

— Gra-gracias—ahora mismo me arrepiento de solo haberme puesto unos shorts cortos y una camisa de tirantes.

— Ten más cuidado— me dice con un tono de voz grueso.

Creo que se me paro... el corazón.

— Claro— trato de zafarme de su agarre pero el muy idiota a puesto más fuerza— ¿Me dejas ir?

Pregunto al ver que no me deja zafarme.

— Si, pero tienes que darme un beso— sí,  señores Joel Pimentel a puesto su típica sonrisa de macho Alfa.

— Sueñas cariño— ruedo los ojos y cuando estaba apunto de zafarme.

Une nuestros labios.

Y aquí es cuando me zafó, le doy una cachetada y me voy bien diva a mi habitación, pero no.

Le sigo el beso.

Me reincorporó sin dejar de besarnos y el posa sus manos en mi cintura.

Trato || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora