ᴘᴀsᴀᴅᴏ

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El plan no era malo, claro que no, de hecho era el mejor plan que habían tenía en toda su vida.

Los tres chicos se miraron entre sí con un brillo especial en su mirada.

Ansiosos, esa era la única palabra que podía describir su sentimiento en ese momento.

El plan no era difícil, la lista de cosas era fácil de conseguir.

1-Lugar: La casa de Christopher era la mejor opción, sus padres siempre se encontraban de viaje y siempre se quedaba solo.

2-Invitados: Super sencillo. Al ser unos niños con un gran reconocimiento social era fácil conseguir gente para la fiesta.

3- Botanas: De dinero no se preocupaban, al tener unos padres ricos y con mucho poder podían conseguir lo que quisieran.

4- Alcohol: Un tanto difícil pero no imposible, con una buena cantidad de dinero lo podían conseguir, además, tenían amigos que pasaban la mayoría de edad y ellos podrían hacerles el favor de comprarlo.

Y listo su lista sería completada.

—Esta será la mejor noche de nuestras vidas —dijo Christopher con una gran sonrisa plasmada en el rostro.

—Será epica —continuo Erick mirando a sus dos amigos.

—E increíble —finalizo Joaquín lleno de alegría.

El plan se llevaría acabo esa misma noche, tenía que ser lo antes posible, no podían esperar más tiempo.

[...]

La casa estaba repleta de gente que ni siquiera ellos conocían, una que otra persona se acercaba a ellos a felicitarlos por la gran fiesta que habían organizado.

Pero el plan no terminaba ahí, lo que ellos buscaban iba más allá de una simple fiesta épica, lo que ellos buscaban era perder su virginidad.

Christopher era el más atrevido y seria más fácil para él conseguir a alguien dispuesto a pasar la noche con él, además, era un chico muy lindo y atractivo ante los ojos de cualquiera.

Joaquín era muy amigable, sería fácil para él buscar un compañero de cama, además, era una persona muy hermosa.

Erick, él era coqueto, siempre con una radiante sonrisa dibujada en su angelical rostro, cautivaba a cualquier persona, sus hermoso ojos dejaban deslumbrados a cualquiera.

Los tres chicos decidieron comenzar bebiendo un poco de alcohol, tratando de que la inseguridad se fuera alejando de su cuerpo.

Comenzaron a relajarse y los vasos de alcohol empezaron acumularse, sintiendo como éste empeza hacer efecto en su organismo.

El primero en desaparecer fue Christopher, solo se marchó diciendo que había encontrado a un viejo amigo.

Minutos después, Joaquín desapareció entre tanta gente, Erick imagino que talvez ya había encontrado a un acompañante de cama.

Mientras tanto, Erick comenzó a bailar con la multitud de gente que no conocía, sintiendo como el sudor comenzaba a empapar su cuerpo.

Todo paso tan rápido que ni siquiera el supo en que momento se encontraba besando los labios de aquel hombre, sientiendo como su lengua invadía su espacio bucal, iniciando una guerra entre ellos.

Él solo iba por una bebida cuando lo vio sentado en aquella barra, le llamó tanto la atención que no pudo apartar la mirada de aquel hombre, en un abrir y cerrar de ojos aquel hombre ya se encontraba enfre suyo, mirándolo de una manera que ni el mismo podía explicar.

—Hola —fue lo único que pudo articular entre pequeños balbuceos.

Fue un poco difícil entablar una conversación ya que el ojiverde no se encontraba en su mejor momento.

—Vamos a una habitación —susurro en el oído de aquel hombre.

—Claro —con una sonrisa en el rostro el hombre se levantó de su asiento seguido de Erick.

Caminaron entre la multitud de gente desconocida, subieron las escaleras y entraron a una de las habitaciones que había ahí.

—¿Dime cuál es tu nombre? —pregunto cerrando la puerta, tomo al ojiverde de la cintura y acerco sus rostros lentamente.

—E-erick, ¿Y el tuyo? —preguntó pasando la lengua por sus labios para humedecerlos.

—Joel —sonrió coqueto para después juntar sus labios en un beso desesperado.

Lo último que escucho antes de caer dormido fue un leve susurro "Vas a ser solo mío pequeño Erick".

[...]

La resaca lo estaba matando, el dolor de cabeza era insoportable y que decir del dolor estomacal que tenía.

Tal vez beber mucho no fue la mejor idea, además de no recordar nada de la noche anterior.

Pero de lo que si estaba seguro era que no había perdido su virginidad.

—¡Chicos! —el grito de Christopher lo sacó de sus pensamientos—. ¡Chicos, vengan! —miro las escaleras y entonces reaccionó, corrió escaleras arriba y entró al cuarto de donde provenía el grito.

Abrió la puerta y se encontró con Joaquín y Christopher sentados en la cama con una mueca en el rostro.

—¿Qué paso?¿Por qué tanta urgencia? —Erick miró a sus dos amigos aún sin comprender lo que les ocurría.

—No recuerdo nada de anoche —hablaron los dos chicos que se encontraban sentados en la cama.

—Es obvio, bebimos demasiado chicos —Erick rodo los ojos y continuo hablando—. ¿Y por qué esas muecas?, no me digan que... —sin dejarlo terminar los dos chicos asintieron.

—¿Con quién fue? —continuo Erick, Christopher y Joaquín se miraron entre sí y se sonrojarón al instante.

—Cre-creo que fue con Emilio —hablo Joaquín con un fuerte sonrojo en sus mejillas.

—Bueno, al menos no es tan grande, él, él es mayor por unos 2 o 3 años — tranquilizo —. ¿Cierto? —Joaquín asintió aún sonrojado.

—¿Y tú Christopher? —los ojos curiosos de sus amigos se posaron en el chico quien aún no emitía palabra.

—Fue con mi amigo —una risilla se escapó de la boca de sus amigos mientras veían a su amigo sonrojado—. Tiene 29 años —las risas cesaron y el silencio se apoderó de la habitación.

—Que te jodan Christopher —Erick miró a su amigo con asombro—. ¿29 años? Podría ser tu padre.

Trato || JoerickOnde histórias criam vida. Descubra agora