Trato || Joerick

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❝You say I'm crazy
'Cause you don't think I know what you've done
But when you call me baby
I know I'm not the only one❞

Zabdiel sabía que era su perdición, él supo en ese mismo instante que aquel chico iba a ser el causante de su dolor. El se estaba previniendo porque sabía que el niño no se conformaba con solo una persona.

Pero sin embargo, él quiso seguir jugando un juego que sabía perfectamente que iba a perder.

Su nombre era Christopher Vélez, desde el momento en que lo vio quedó impresionado con su belleza.

Tenía que admitir que el chico era muy sexy y atractivo a su corta edad, su piel era tan suave como el terciopelo, era impresionante ver lo delicado que era.

En cambio, Zabdiel era lo contrario, él era rudo y para nada delicado (al menos no físicamente).

En su primera plática, Zabdiel se puso tan nervioso que incluso le avergonzaba admitirlo, charla con el chico era tan entretenido, siempre teniendo temas de conversación. Eso le gustó.

Más sin embargo, Zabdiel busco las maneras de seguir encontrándose con el chico, tratándose de "casualidades" las incontables veces que se encontraban en algún sitio.

Su corazón se llenaba de alegría al estar con él, lo hacía sentir feliz, lleno y en paz y eso para él, era lo mejor.

Pero toda su felicidad se vio derrumbada cuando por un accidente del castaño escucho todo lo que pensaba de él.

"Zabdiel es solo un linda manera de pasar el rato, el señor tiene dinero y eso me conviene. Además, es muy bueno en el sexo"

Christopher no había terminado la llamada, haciendo que Zabdiel escuchara todo y comprendiera lo que sucedía.

Desde es momento algo en Zabdiel cambio, su forma de ver al castaño ya no era la misma, eso lo tenía claro.

Los días pasaban y para Zabdiel las cosas no mejoraban, el recuerdo lo atormentaba, se sentía usado y humillado. Nadien, nunca lo habían tratado de esa manera.

Para el bien de Zabdiel y de Christopher, lo mejor era dejar las cosas como estaban. Christopher no quería enamorarse de Zabdiel, no debía de enamorarse, ese era su trato consigo mismo. Pero no lo pudo evitar, Zabdiel era el significado de perfección.

Pero el miedo era más fuerte que aceptar su enamoramiento por Zabdiel. Ya le había sucedido una vez y por mucho que pasará el tiempo aún no lo superaba.

Había mentido, él realmente no quería decir eso.

Era un descarado, eso era lo que era, no se le había ocurrió otra manera de alejar al rubio más que mintiéndole.

Esa era su única escapatoria, su lindo y no tan noble corazón querían estar en paz, sin lamentos y sin rupturas.

La llamada estaba planeada.