❝Agents and Spies❞│Sʜᴀᴅᴏɴɪᴄ ᴠs Sᴏɴᴀᴍʏ│AU

>°3°< "Equipo"

Las órdenes estaban dadas, aquel azulado estaba oficialmente dentro de la agencia, al menos durante el lapso de tiempo que les llevaría arrestar a su hermano.
Caminaba junto al azabache hacía la sala de juntas, irían por unos documentos importantes para el susodicho. El ambiente estaba acompañado por un silencio cómodo y regulable, al entrar en aquel salón la admiración por parte del menor crecía cada vez más.

—Así que...voy a vivir aquí o...?

—Eres uno de los nuestros, ¿no? Sería descortés mandarte a una cámara en las penumbras —río el azabache ante su "broma".

—No es gracioso, lo preguntaba nada más para buscar un lugar cuanto antes.

—Todos viven aquí divididos en distintas áreas y sectores, en caso de tener familia en lejanía se les hace excepciones, pero en tu caso, debes permanecer aquí.

—Ya veo... —musitó para luego voltear la mirada.

—Oye, si quieres puedo mostrarte tu habitación antes de cualquier otra cosa, me imagino que estás cansado, ¿Cómo siguen tus heridas? —observó atento al peliazul.

—Los vendajes y analgésicos son efectivos...debo agradecerles eso. —Sonrió un poco antes de bajar la mirada y posarla en su pecho—. No se si me dolerá más la cicatriz física...o el hecho de que haya perdido a mi única familia...

—Entiendo y sé que es difícil afrontar esto...pero verás que todo saldrá bien, confía en mi —decía mientras posaba una de sus manos en su hombro derecho.

—Gracias....eres muy amable..aunque...no muy responsable —agregó con burla para mirar al pelinegro.

—¿Y eso? —cuestionó el oji-rubí.

—Bueno...quizás porque parecía un loco llamando a un agente y en lugar de recibirme él, lo hizo su asistente —frunció el seño al recordar aquella vez, mientras mordía su labio inferior con algo de enfado.

—Lo lamento...no eran mis mejores momentos aquella vez...

—¿Te dejo tu novia? —Preguntó en son de burla el contrario.

—Vaya...resultaste ser adivino... —suspiró profundo dejando desconcertado al cobalto—. Tuvimos una discusión...a ella no le gustaba la idea de que me mantenga en este lugar tanto tiempo...siempre cancelé nuestras citas y eso la hacía sentir muy mal...trataba de excusarme pero llegó un momento en el que le colme la paciencia y ¡boom! Cortamos...

—Así que eres un rufián con las mujeres...entiendo, pobre chica al tener a alguien como tu a su lado —río por lo bajo.

—No es gracioso es triste, aunque fue lo mejor para ambos...ella ahora estará libre y podrá encontrar a alguien que la haga feliz como yo no pude hacerlo.

—¿Y qué hay de ti?

—Supongo que ahogare todo en el trabajo, con eso logras distraerte fácilmente —dijo encogiéndose en hombros.

—...No soy experto en líos amorosos pero...creo que para ti es el refrán: "Sí amas algo déjalo libre, si regresa es tuyo, sino nunca lo fue".

—Je...quizás....tengas razón.

—A qué si, te lo puedo apostar —le guiñó el ojo para luego darle un codazo amistoso.

Segundos después una escotilla fue abierta; de esta bajó una eriza pelirosa, con iris color jade, cuerpo bien trabajado y su típico traje especial.

—Hola hermanito, hace tanto que no te veía —habló la mujer mientras aterrizaba ágilmente en el suelo.

—¡Amy! ¡Te he dicho que cuando regreses de una misión uses las entradas principales, no los ductos ni las escotillas! —Gritó molesto el bicolor.

—Ups lo olvidé, aunque deberías de dejar de ser tan estricto hermano, ya viste lo que pasó con María —veía al moreno mientras se acomodaba un guante.

—Cállate quieres —bufo enojado.

—¡Oh! ¿Eres nuevo, eres amigo de Shadow, te han tratado bien aquí? —Preguntó rápidamente la oji-jade al cían cuando se percató de su presencia, empujando de lado a su hermano y mirándolo de frente.

—Ahm....s-si... —respondió nervioso ante la cercanía de la chica, sintió sus mejillas colorarse al no quitar la mirada de la otra en él.

—Vaya, no creí que reclutarian a más, ¿Qué ha pasado? —cuestionó con curiosidad mientras se alejaba un poco del joven.

—No vale la pena ocultar su identidad contigo así que voy a presentarlos, Amy Sonic, Sonic Amy, trabajará con nosotros hasta capturar a los del caso B-j78.

—¿El de los traficantes de armas? —su hermano asintió—. Oh bien, entonces tu estancia aquí será conmemorable, excepto por mi hermano gruñón.

—De hecho trabajará en tu misma área genia, te vendrá bien una ayuda, supongo.

—¿Enserio? ¡Vaya que noticia! ¡Seremos los mejores colegas de eso no tengas duda alguna! —le extendió la mano en señal de amistad.

—Gracias —la estrechó con gran reborcijo y alegría.

—Ahora que se conocen supongo les será más fácil el trabajo, papá me dejo a cargo de ustedes durante todo el proceso así que no cometan una tontería, ¿quedó claro?

—¡Por supuesto! —respondieron al unísono.