Capítulo 23

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-¿Qué fue eso?- preguntó Seulgi al escuchar el sonido gutural de entre la noche. Yongsun sin embargo, no le tomó importancia porque estaba entretenida distrayendo a Byul, le acariciaba el rostro con el envés de su mano y dibujaba sus temblorosos labios.

-La fiebre está subiendo…- murmuró, el sonido de pasos rápidos le hizo levantar la vista, su rostro esbozó una cansada sonrisa- mira Byul, ya regresan los soldados, pronto estarás bien- y le besó el temple.

-¡Su majestad!- saludó sin aliento el primero de ellos en llegar- aquí está… la cazuela y esto servirá para… mezclar todo- decía sin aliento entregándole los objetos al oráculo.

-¡Su majestad, aquí está el bezoar!- saludaba el otro soldado, batido de las manos y cargando el objeto en cuestión.

-Rápido, a la cazuela- le indicó Seulgi y con los implementos que le habían llevado, comenzó a aplastar el primer ingrediente, logrando que tomara consistencia pastosa.

-¡Majestad!- llegaba el jefe de los soldados acompañado de los médicos que estaban sonrojados por el esfuerzo físico, con ellos venía también el otro soldado con un enorme chichón en la frente, venía cargando la mayoría de los instrumentos de los médicos, tratando de ayudar.

-No la podrán tratar hasta que tome el antídoto- aclaraba Seulgi- porque si no, las curaciones no servirán- Yongsun asintió al oráculo y trató de pasar saliva por su reseca garganta para poder formular la siguiente pregunta

-¿Dónde están los otros dos soldados?- un segundo después de preguntar, salía de entre los arbustos uno de los dos que se habían ido juntos, corriendo hacia ellos se detuvo hasta estar frente a la reina; colocando sus manos sobre las rodillas, informó

-Lo… lo siento… buscamos y… - la cara de los presentes se ensombreció- no la encontramos, mi compañero se quedó buscando más pero… - el soldado dejó de hablar, todos sabían qué diría.

Yongsun miró a Seulgi pero esta estaba ocupada con su propia culpa.

-¿Están completamente seguros de que no hay?- el soldado asintió apenado.

-Debe de haber otra forma… - uno de los médicos habló; en ese momento Byul comenzó a toser fuerte.

-Yong... Sun… - dijo la bestia entre la tos.

-No hables por favor Byul- le suplicaba su esposa.

-Tengo que decirte algo- insistía la bestia, Yongsun quería protestar pero la mirada de su esposa la detuvo de hacerlo- Era mi regalo por lo bien que salió todo- bajó su mano hasta su cincho y desprendió un saquito- Se veían hermosas como tú, Yongsun- Entre sollozos, la domadora le besó la frente- Nunca las había visto, quiero que tú las tengas y que las siembres en el palacio de mi padre, así florecerán entre las bestias, como tú floreciste en mi corazón- abrió con dificultad el saquillo y metió los dedos buscando en el interior- Todos las amarán- sacó un ramillete de flores blancas- Pero nunca tanto como yo te amo a ti- y le entregó el ramillete a Yongsun con una sonrisa.

Todos estaban en shock, nadie podía hablar y a pesar de su condición, Byul se dio cuenta de que estaban muy raros.

-¡Moon idiota!- Seulgi fue la primera en reaccionar arrebatándole las flores de la mano.

-¡Hey!- Bufó débilmente la bestia- devue… - Yongsun la detuvo a media sentencia besándola fuerte.

-Byul esa flor es díctamo blanco, el ingrediente que faltaba- Byul se quedó callada pensando y tratando de entender qué era lo fantástico y… ¡Por qué Seulgi le había quitado el regalo para su esposa! Sin esperar más, el oráculo separó una flor y añadió el resto del ramillete a la pócima mezclándolo todo.

La Bestia Y La Domadora [MoonSun] CompletaWhere stories live. Discover now