Capítulo 3

6.9K 708 510
                                    

Música zumbando con violencia y cuerpos danzarines sudorosos fueron los que recibieron a Harry esa noche, dos años sin asistir a un maldito bar, sin poder disfrutar de los placeres del alcohol y la compañía de alguien que no quisiese arrancarle la garganta. Pero su misión esa noche no consistían en disfrutar de un buen trago, ni mucho menos hacer amigos, su misión era encontrar a su ángel, a su pequeño palomo, a aquel que había observado por dos años y que le había dado un poco de luz a su oscuridad.

Dejando caer su trasero sobre uno de los banquillos que rodeaba una pequeña mesa circular y solitaria, Harry dirigió sus ojos hacia el bar a unos cuantos metros. Atento a los cuerpos que se encontraban rodeando la barra, inclinó un poco la cabeza hacia los lados encontrando por fin su anhelado tesoro. Situado en medio de la barra, su palomo, su niño, servía con una expresión cansada la gran cantidad de demandas. Una pequeña criatura hermosa como esa servía en solitario una irracional cantidad de alcohol para todas las ratas sedientas.

Mojándose los labios con una sensualidad increíble, observó al chico cual animal asechando a su presa, nada más se movía ante los ojos esmeraldas, solo la criatura tras la barra. Todos los presentes peleaban por su atención, todos buscaban ser atendidos, pero el ex convicto no quería esa atención por un segundo, la quería por más tiempo, un tiempo que le permitiese hablarle, besarlo y tocarlo.

Acomodándose nuevamente sobre la silla, Harry esperó a que las ratas necesitadas de alcohol abandonaran la barra, necesitaba tener la completa atención de aquel muñeco, así que sentado en su rincón, disfrutó de la maravillosa panorámica.

— ¿Pudo ofrecerte un trago?

La repentina figura femenina se hizo presente a su lado desconcentrándolo de la atención de su niño. Con el ceño fruncido y sus dientes apretados, giró su cabeza posando sus orbes sobre la pelirroja que vestida un vestido azul vulgar.

— ¿Te pedí que lo hicieras? —Su voz ronca y seca dejó a la muchacha pestañeando consecutivamente.

— No, pero...

— Lárgate, no busco putas. —Giró nuevamente su cabeza sin captar la expresión indignada de la mujer. Finalmente cuando la pelirroja abandonó su lado, Harry resopló con frustración, debía salir de ahí, tenía que acercarse de una vez a su hombre. Haciendo crujir su cuello, tomó una larga calada de aire antes de ponerse de pie y caminar hacia la barra con ese aire de superioridad que siempre había tenido.

Sentándose en el único banquillo disponible, apoyó los codos sobre la barra sin despegar sus orbes de aquel cuerpo que le daba la espalda y dejaba ver aquellos glúteos prominentes que gritaban ser llenados.

— ¿Puedo obtener cerveza? —Su voz ronca, profunda e exquisita resonó tan pronto el chico se recostó sobre el mostrador con su cuerpo aparentemente cansado.

— Enseguida. —La voz suave y dulce del hombre, entró por su oídos, bajó a través de su estómago y se situó en su entre piernas «Delicioso»

— Aquí tiene. —En modo automático, el pequeño hombre dejó el vaso de cerveza frente a él sin siquiera mirarlo.

— Gracias... Louis. —La sonrisa ladina reapareció en el rostro de Harry, cuando el chico dejó de moverse y levantó la cabeza mirándolo por primera vez fuera de prisión.

Terror, desconcierto y pánico emergieron del rostro sin color de su niño, ni siquiera pestañeaba, su rostro completo estaba sumergido en el más temeroso abismo.

Quizás llamarlo por su nombre no había sido tan buena idea después de todo.

Cuando el pequeño hombre comenzó a retroceder alejándose atemorizado, supo que realmente lo había espantado. La sonrisa ladina sin embargo, se mantuvo entre sus gruesos labios cuando captó que lo había reconocido. Su palomo lo recordaba.

PALOMITO [LARRY STYLINSON]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant