Capítulo 4

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— Harry por favor, tu padre quiere arreglar la relación entre ustedes, solo habla con él. —La voz persistente de Arthur repetía una y otra vez la misma frase a través del teléfono.

— No quiero nada con esa rata. —Harry gritó perdiendo la poca paciencia que le quedaba. —¿Es que tu cerebro esta tan lleno de mierda para no entenderlo? No quiero saber nada de ese hijo de puta, déjenme en paz de una vez. —Pegó un fuerte golpe contra la pared de su cuarto.

— Mi intención no es molestarte Harry.

— Lo estás haciendo y si sigues juro que te voy a reventar los cojones.

El hombre suspiro frustrado.

— Voy a llamarte otro día cuando estés calmado, pero Harry, te lo advierto, si tu padre dice que quiere verte, él lo hará, recuerda quien tiene el control.

Un fuerte gruñido se propagó de la garganta del ex convicto antes de estrellar el celular contra las baldosas del piso.

— ¡MALDITO HIJO DE PUTA! —Gritó quemando sus pulmones, le habían jodido la vida por dos malditos años y seguían cagándosela. La rabia mezclada con el dolor le carcomían las entrañas como si de gusanos se tratasen. Llevaba años trabajando para la mafia de su padre, años intentando ser reconocido como lo que era; su hijo, pero nada había sido suficiente, seguía siendo uno más de todos. Un simple perro.

Apretando con rabia las manos, inhaló y exhaló el aire ingerido, no debía perder la cabeza ahora, no cuando tenía una larga noche por delante y su palomito como el centro de su completa atención. Sonriendo ante el recuerdo de aquellas magníficas facciones, Harry se acomodó la chaqueta de cuero negra y sus vaqueros azules oscuros antes de tomar nuevamente el celular tirado en el suelo y caminar con paso firme fuera del departamento.

Diez de la noche marcó el reloj de oro en su muñeca cuando bajó de su coche y entró en local, esta vez no perdió tiempo sentándose en una mesa aislada, se fue directamente a la barra para mirar la figura de su pequeño Louis de cerca. El niño se movía de un lado a otro atendiendo a los impacientes clientes.

— ¿Cansado? —Se atrevió a preguntar cuando el ojiazul recargó su menudo cuerpo contra el mostrador de licores. Identificó que reconoció su voz tan pronto levantó la cabeza mirándolo con unos ojos saltones y desorbitados.

Atento a cada reacción de su rostro, Harry se encontró repentinamente pasmado mirándolo, había esperado que aquella expresión de terror que siempre le brindaba, se mantuviese en su rostro, pero no sucedió esta vez, extrañamente su expresión volvió lentamente a la serenidad.

— Un poco.

Harry parpadeó velozmente con sus finas pestañas en su intentando de asimilar que realmente le había respondido. Sus hoyuelos se encontraron formándose al costado de sus mejillas como pocas veces sucedía.

— Sigo insistiendo en que necesitas ayuda. —Acomodó sus largos brazos sobre la barra dejándose embriagar por aquella piel bronceada que hacia un contraste perfecto con aquellos zafiros.

— Ya me acostumbre. —El hombre se encogió de hombros prosiguiendo a mirar los distintos licores sobre el mostrador. — ¿Te vas a servir algo?

Mojándose los labios con la lengua, el ex convicto asintió con la cabeza.

— Cerveza está bien. —Siguió con sus ojos cada paso y acción de Louis, todos sus movimientos eran ejercidos con calma y delicadeza, era la viva imagen de una gacela caminando.

— Aquí tienes, son cinco dólares.

Con un asentimiento de por medio, sacó el dinero de la chaqueta.

PALOMITO [LARRY STYLINSON]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن