V. ☆ Marco hecho de misterios ☆

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Durante el siguiente lunes estuve tanto tiempo como pude con Marco; seguía sin comprender el evidente y no negable hecho de que su corazón sonara para mí más fuerte que los demás

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Durante el siguiente lunes estuve tanto tiempo como pude con Marco; seguía sin comprender el evidente y no negable hecho de que su corazón sonara para mí más fuerte que los demás. Intenté conocerlo un poco, pensando quizás que algo de lo que hacía era lo que provocaba ese efecto, supe muy superficialmente de su familia, de su niñez, de sus amigos, pero cuanto más me contaba, más ordinario y normal parecía.

De lo bueno que le podía destacar, estaba su entusiasmo con todo, su disposición, su amabilidad, no parecía haber en toda la preparatoria una sola persona que tuviera problemas con él. En voleibol, era malo con M mayúscula, pero según él era consciente de ello y solo seguía en el equipo por cumplir las horas de deporte requeridas para graduarse.

Me agradaba, era una de esas personas transparentes que pocas veces me había cruzado en la vida.

El martes de mi segunda semana descubrí que tanto como el deporte era su debilidad, el dibujo era su fortaleza. En clase de arte la maestra nos dio la hora para un dibujo libre con lápiz o carboncillo, mi asiento quedó en los de adelante, mientras que el suyo estaba hasta el fondo. Sentía su mirada en mi espalda y me tenté varias veces de girarme y confrontarlo, pero a la vez sentía que eso no era conveniente, ya de por sí su mera presencia me mantenía en alerta así que procuraba ser de lo más formal posible con él.

Ladeé la cabeza solo una vez para buscarlo y en esos dos segundos lo vi paseando las yemas de sus dedos sobre el papel, concentrado, inmerso. Cuando volví la mirada hacia delante, sonreí.

Para mí no era difícil dibujar. En general ninguna actividad en la que me interesara lo era. Parte de ser quien soy era tener una superioridad en muchos aspectos con respecto a un humano y mi naturaleza me obligaba a no errar, a no hacer un mal coloreado, a aprender pronto cualquier deporte, a tener facilidad con idiomas extranjeros, a memorizar rápido y a que la torpeza jamás fuera un adjetivo que me calificase. Ni siquiera distraídamente podía evadir esa magia y el incidente del balón de baloncesto era un ejemplo muy gráfico.

Así que, por ende, mi dibujo era bueno, eso era algo que no se podía negar si se tenía dos ojos. Había tomado a la maestra de modelo, su silueta sentada en el escritorio al frente de la clase, sus gafas asentadas en la mitad de su nariz, los cabellos rebeldes que le adornaban la frente como si tuvieran electricidad y el horrible saco abultado que la hacía parecer tres veces más gorda, fue mi ejemplo. El dibujo distó de ser solo eso, quedó más similar a una fotografía de resolución media, pero fotografía, al fin y al cabo.

Con el paso de las horas ya me había acostumbrado a la mayoría de sonidos del ambiente, incluyendo el de Marco, por lo que, pese a no poder ser indiferente a él, ya lograba tener concentración en algo más; tanta, que al terminar la clase no me moví porque estaba dándole los últimos toques a mi hoja. Sentí su mano en mi espalda llamando mi atención y solo entonces despegué los ojos y el lápiz del papel.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now