VII. ☆ Imposibles ☆

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Si para algo sirvió la intervención de Karma con el tema del beso y Ray fue para que ahora Diego la evitara a toda costa; para mí, que sabía que eso era porque Diego le temía, fue muy divertido

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Si para algo sirvió la intervención de Karma con el tema del beso y Ray fue para que ahora Diego la evitara a toda costa; para mí, que sabía que eso era porque Diego le temía, fue muy divertido... para Gris no tanto, ella estaba aterrada a su modo y tal como Karma dijo, era como si sintiera que yo estaba en manos de satanás. La miraba a veces con recelo, jamás le buscaba los ojos y me observaba con preocupación desmedida.

Lo bueno era que al parecer la amenaza de Karma surtió efecto y Gris pese a todo prefirió no contarme nada de su secreto. Supongo que a la vez que se inquietaba ya había aceptado que por más bruja que fuera, mi capricho imposible no iba a hacerme nada malo... eso o mi amiga de verdad creyó que, si me lo contaba, la bruja malvada me haría un daño terrible.

Yo quise hacérselo más fácil a Gris así que dejé de ser tan obvio sobre cuánto me gusta Karma cuando ambas andaban por ahí, era mi manera de no sentirme tan mal por ocultarle cosas a quien siempre le contaba todo y me apoyaba.

Con esa novedad, Gris y Diego no fueron a la cafetería los días siguientes solo por no cruzarse con cierta bruja; Beth lo encontraba divertido también, aunque decía sentir algo de lástima ajena por haberlos asustado así.

El viernes nos quedamos los tres en la mesa de siempre; me gustaba estar con ellas porque se entendían bien y no me hacían sentir como un mal tercio entre dos amigas. Ya de por sí yo quería mucho a Beth y ahora la sentía más unida porque ella sabía de mi relación con Karma. Compartir secretos une a las personas.

—¿Le hiciste el arreglo al vestido de mañana? —le preguntó Beth, distraída.

—¿Cuál vestido? —curioseé.

Karma contestó:

—Compré un vestido con Beth hace unos días para una fiesta de mañana, pero como los que son grandes para mi altura son anchos para mi contextura, siempre debo recogerle a los lados. Usualmente prefiero mandarlos hacer a medida, pero la fiesta no es tan importante como para gastar lo que cuesta uno de esos.

—¿Fiesta elegante?

—Algo así. Es una reunión con la familia... creí que te lo había comentado.

Negué con la cabeza, encogiéndome de hombros. No era gran cosa, pero de nuevo tuve la sensación de que no sabía mucho de Karma y de que poco hablábamos sobre ella; me seguía inquietando eso.

—¿Y qué celebran?

Yo soy una persona distraída —el que me conozca por más de unos cuantos días se entera—, pero no me pasó desapercibida la mirada seria que Beth y Karma compartieron. Fue de un par de segundos, pero tenían ambas ese gesto de ocultar algo que posiblemente fuera de mi incumbencia. 

—¿Conseguiste los zapatos? —Beth cambió el tema.

Quise retomar, pero la presteza y rapidez de Karma para responder me dijo que quizás no era momento de insistir con el asunto.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now