XVI. ☆ Darse la oportunidad ☆

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Lo resumí brevemente sin alejarme mucho de la realidad: le dije a Marco que Raymond era hijo de un amigo de mi papá, que nos habían presentado porque consideraron —sin dobles intenciones— que nos llevaríamos bien, que fingíamos salir y estar enamo...

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Lo resumí brevemente sin alejarme mucho de la realidad: le dije a Marco que Raymond era hijo de un amigo de mi papá, que nos habían presentado porque consideraron —sin dobles intenciones— que nos llevaríamos bien, que fingíamos salir y estar enamorados frente a ellos y ya, que ese era todo el motivo.

Estaba tan nerviosa por el momento en sí que no pude inventar algo más justificado o creíble, mi tonta excusa fue más bien una base sobre la que se asentaron varias preguntas que Marco no dudó en formular:

—¿Y con qué motivo? El fingir que salen, me refiero. ¿Sus padres o los tuyos se enojarían si no lo hicieran?

Era terriblemente imposible sincerarme sobre la gravedad del asunto, así que no me quedó sino mentir, sintiéndome luego terrible por ello.

—Es una cuestión de conveniencia. Tanto mis padres como los suyos son algo estrictos y sobreprotectores, pero nunca nos dicen que no si alegamos que estaremos juntos, así que lo fingimos porque así tenemos un poco de libertad...

Hasta en mis oídos sonó absurdo, sin embargo, Marco estaba aún un poco perplejo por lo recién ocurrido y aunque sé que me escuchaba, imaginé que tenía la mente en otro lado y el deseo de que yo me fuera. Había intentado besarme y le había hecho la cobra a último segundo, de seguro al menos resentimiento tendría. Y con justa causa.

—Entiendo —dijo Marco.

No sonó precisamente a que entendiera, sonó más a que no sabía qué más responder, o que quizás ni estaba enterado de lo que le decía. Yo ya había llegado lejos en mi, para nada sutil, intento de poner distancia emocional con él esa tarde, así que, sin pensarlo mucho, concluí:

—Así que mientras sigamos con esto Ray y yo, no puedo salir con nadie más.

Eso en definitiva llamó su atención porque Marco se atrevió a buscarme la mirada por primera vez en los últimos minutos. Me mantuve recta y procuré una expresión neutral, sin embargo, ambos sabíamos que, dadas las circunstancias, eso era una declaración directa de que un nosotros no podía ser.

Quítale las ilusiones, me repetía para no decirle que todo era mentira. 

—Él sí sale con alguien —objetó, y una diminuta arruga surcó su frente—. Él sí disfruta la dichosa libertad, ¿tú no puedes?

Quítale las ilusiones.

—Al decir que no puedo no es porque él me lo prohíba, es porque no me quiero complicar —expliqué, intentando sonar algo risueña—: No soy la mejor para ocultar secretos y creo que mis padres se enterarían si salgo con alguien.

—¿Y eso con Ray se extenderá por cuánto? Digo, ¿fingirán toda la vida que salen juntos?

Lo triste de que la respuesta fuera "sí" me martilló por dentro el corazón, especialmente porque era esa respuesta la que se instalaba entre Marco y yo, era la línea entre que fuera mi amigo y la imposibilidad de que fuera todo.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora