VI. ☆ Encierro ☆

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Divine entró en mi habitación luego de golpear una vez; ella tocaba la puerta para avisar que iba a entrar, no para pedir permiso

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Divine entró en mi habitación luego de golpear una vez; ella tocaba la puerta para avisar que iba a entrar, no para pedir permiso. Me encontró recostada en mi cama con el proyector sobre mi abdomen y mirando el techo. No volteé a mirarla, pero vi de reojo que al cerrar la puerta le puso el silencio; a mi papá no le molestaría tanto si era con Divine con quien hablaba.

Sin preguntar se recostó a mi lado, a la misma altura y sin almohadas para poder mirar bien el techo. Silbó una exhalación.

—Es muy bello, compraré uno para mí.

—Lo encuentras en internet —dije.

Divine no era famosa por ser demasiado sutil o por tener el tacto de un humano promedio y lo recordé cuando quiso charlar conmigo.

—¿Cómo es?

—¿Comprar por internet?

—Estar enamorada.

Cuando Ray o mi mamá insinuaban algo relacionado con Marco, mi gesto se deshacía en amargura y solo podía sentir ese ácido de la tristeza bulléndome por dentro, sin embargo, cuando Divine lo preguntó, solo tuve buenos pensamientos. Quizás era porque ella no era de modo alguno culpable ni estaba involucrada en el tropiezo que mi responsabilidad con la sangre me daba. Ella era solo mi hermana mayor y una amiga si lo quería.

Sonreí sin dejar de mirar el techo.

—Es hermoso. —No me importó que Divine escuchara de mis labios que era Marco de quien hablaba, no quise decirle lo que era estar enamorada, quise decirle lo que era amarlo a él—. Cuando estaba con Marco sentía que todo estaba bien, que podía ocurrir un terremoto y yo estaría tranquila si estaba a su lado. Al cerrar mis ojos para besarlo sentía cosquillas en el cuerpo y cuando abría los ojos y lo veía, sentía cosquillas en el corazón. Es maravilloso, Divine. Amar a Marco es maravilloso. Él es como alguien hecho para mí, ¿entiendes? Sé que es un cliché pensar que somos mitades buscando el complemento, pero así lo creo. Él me daba lo que yo no sabía que necesitaba y más bonito que eso es que yo sé que yo le devolvía a él lo mismo. Encuentro atractivo cualquier aspecto que vea en él.

—Me dijiste una vez que no era tan apuesto —recordó, sonriendo.

Sonreí también.

—Lo sé. El amor es magia y lo transforma todo. Ese mechón que siempre se le desacomodaba y que al comienzo me pareció raro porque permanecía estático en vertical, lo encontré cómodo para poner mis dedos cuando estuve con él. El que fuera más bajo que yo no era principalmente su atractivo, pero cuando me enamoró me pareció que su estatura era perfecta para encajar con la mía. No tienes idea, Divine, de lo que es sentir que le perteneces a alguien a un nivel más allá del físico.

Me callé porque hablar de lo bonito dolía casi tanto como hablar de lo triste. Ya no era tanto la desolación sino la nostalgia de un pasado que pese a haber ocurrido tan recientemente, se sentía como cien años de separación.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now