• Richie y Eddie •

703 16 0
                                    

Era día de San Valentín, la mayoría en la escuela se encontraba murmurando entre los pasillos, las chicas se veían emocionadas guardando cartas y arreglandose mientras que los chicos se encontraban con globos rojos en forma de corazón con helio.

Todo parecía ser un día normal y común, inclusive para el club de perdedores que estaban caminando por la escuela, platicando acerca de lo que veían a su alrededor.

POV's Richie:

— ¿Ustedes creen en ésta basura del San Valentín y esa mierda?. —pregunté haciendo una pequeña mueca, subiendo mis lentes los cuales resbalaban por el puente de mi nariz.

— Lo que sé es que está lleno de gérmenes, sólo míralos, entregándose cartas y globos que pasan de mano en mano, ¿Saben cuantos microbios y bichos tienen en las manos? ¡Acabo de ver salir a un chico del baño y así le dió una carta a alguien!. —respondió Eddie en un tono paranoico, a veces olvidaba lo mucho que se preocupaba por el tema de las bacterias.

— No creo que sea tonto, supongo que cuando se quieren aprovechan éste día para enviarse cartas y ese tipo de cosas. —se interpuso Stanley, el cual habló en un tono calmado y más observador que los demás, a veces parecía como si él fuese el adulto de nosotros.

— Aunque creo que si de verdad se gustan deberían de hacerse demostraciones de afecto todo el año, no sólo una vez en el. —dijo la pelirroja de Bev, la cuál se encogía de hombros, mirando de reojo a Bill el cual se había sonrojado ligeramente por lo que había dicho.

— No lo sé, pero igual es basura materialista, si yo quisiera podría hacer feliz a cualquier chica sin necesidad de enviarle cartas y regalos, ¿saben a lo que me refiero?. —pregunté con un tono bromista, llevando una mano a mi entrepierna antes de reír suavemente—. Como sea, perdedores, tengo clase de historia, pero nos vemos más tarde para ir a los Barrens. Denbrough, señor K, Hanscom, es hora de irnos.

Después de entrar a clase me había sentado junto con Bill, ya que era demasiado bueno en la materia y me ayudaba en algunas ocasiones. La clase pasaba aburrida, el profesor daba datos del viejo Derry y de algunos sucesos que pasaron en el; Pasado un rato un par de chicas entró al aula, eventualmente entregaron algunas cartas que habían dejado en el "buzón secreto del amor" casi se encontraban por terminar cuando mencionaron mi nombre.

Podía jurar que un millón de malditas mariposas volaban dentro de mi estómago en esos momentos, al parecer la sorpresa era para todos ya que ninguno lo esperaba, aunque no quería hacerme falsas esperanzas ya que posiblemente se tratara de una broma. Tomé la carta y casi de manera inmediata la leí, no podía borrar aquella pequeña sonrisa que se había formado sobre mi rostro.

— ¿Q-qué es l-lo que d-d-dice Richie?. —preguntó bill con curiosidad, acercándose un poco a mi.

— "Me gusta cuando intentas levantar tus lentes, te ves tierno. Es una linda imagen de ver cada que ríes por algún chiste que tú mismo has dicho. Te quiero". —leí lo que decía el pequeño recado, el cuál seguía haciéndome sonreír cómo un niño pequeño.

Las clases terminaron y, como habíamos acordado, nos vimos todos en los Barrens, platicando un poco de como había sido nuestro día.

— Así que al joven boca sucia tozier le llegó una pequeña carta, que curioso cuando fuiste el primero en quejarte de eso. —mencionó Bev con una sonrisa antes de encender un cigarrillo y comenzar a fumarlo.

— Que te den, Molly Ringwald. —dije mostrándole mi dedo medio, soltando una pequeña carcajada en el medio.

— Al parecer ya tienes una admiradora, Richie, ¿eso como te hace sentir?. —preguntó Eddie, tomando una de sus pastillas.

— Me da mucha curiosidad saber quién es, aunque no la culpo, ¿quién no se podría enamorar de éste galán?. —dije en tono burlesco, señalandome con las manos, haciendo que los demás rieran ante mis comentarios.

En esa tarde nos la pasamos jugando y bromeando, aunque yo no podía dejar de pensar en aquella carta. Pasados los días volví a recibir dos más, las cuales decían cosas similares a la primera. Beverly y Ben me dijeron que enviara una carta devuelta, pero era un poco difícil al no saber como enviarla.

Pasaron dos días más cuando recibí la última carta, leí el contenido y no pude evitar sentirme tan nervioso por lo que contenía.

"Querido Richie, me temo que no podré continuar enviándote cartas, no me puedo permitir que descubras quién soy. Pero quiero dejarte en claro que definitivamente lo que siento por ti es totalmente real y sincero, espero que hayas disfrutado cada una de las cartas tanto como yo lo hice cuando las escribía. Con cariño, tu 'admirador' ".

Releí la misma carta una y otra vez, sentía un calor en el pecho el cuál no había experimentado antes, no se sentía mal, pero tampoco bien. Me sentía como si estuviese en un limbo; Retiré una pequeña lágrima que recorría mi rostro antes de guardar la carta.

Veintisiete años más tarde me encontraba aquí nuevamente, cumpliendo con la promesa que le había hecho a Bill y al resto de los perdedores la primera vez que detuvimos a ESO. Lamentablemente, terminamos ésto de la peor manera posible; Me encontraba con el cuerpo de Eddie entre mis brazos, casi moribundo y con sangre en el pecho, sentía como un balde de agua fría caía por mi cuerpo y un dolor en mi pecho aparecía. No podía hacerme a la idea de tenerlo de esa manera, no quería aceptar lo que estaba sucediendo.

— Richie, y-yo. —intentaba balbucear, coloqué una mano sobre su mejilla, acariciandola sin dejar de mirarle.

— Vamos, no hagas esfuerzos, estarás bien, lo estarás. —dije tratando de convencerme a mi mismo de que su salud mejoraría.

— Richie, las cartas, yo... —fue lo último que pudo salir de entre sus labios antes de que su corazón se detuviera y finalmente me abandonara, inevitablemente las lágrimas brotaron de mis ojos y son pensarlo tan siquiera un poco me acerqué lo suficiente a su rostro como para depositar un corto beso sobre sus labios los cuales poco a poco comenzaban a enfriarse.

— Lo sé, Eddie, lo sé. —murmuré cerrando los ojos con fuerza, separándome ligeramente de su rostro antes de intentar escapar con los demás, despidiendome una última vez de él.

Después de aquellos sucesos me sentía más vacío que nunca, las palabras que había dicho resonaban una y otra vez en mi cabeza. Me encontraba en mi cuarto de hotel, tomando una hoja y pluma para escribir una última carta.

"Querido Eddie, agradezco inmensamente las cartas que me enviaste, no hay día en el que no las lea para hacerme sentir bien. Deseo que dónde sea que estés ahora seas completamente feliz. Siempre supe que eras tú, o al menos lo descubrí con la última carta que me enviaste, nadie se hubiera llamado admirador a si mismo en tono de burla excepto tú, quieto que sepas que el sentimiento siempre fue mutuo, mi querido Eddie, solamente que yo no estaba preparado para decirlo; Quiero que sepas que siempre vas a permanecer en mi memoria, tú y todo lo que pasamos juntos, hasta siempre, Eddie my love".

Terminé de escribir aquella carta con una de las canciones que siempre escuchaba porque me recordaba a él. Subí a mi auto y conduje hasta aquel puente donde alguna vez tallé nuestras iniciales, volviendo a definir las letras que comenzaban a borrarse debido al paso de los años. Finalmente enterré la carta en aquel lugar, devolviéndole la carta a aquel escritor misterioso que lo hizo por semanas cuando éramos pequeños.

estaba inspirada porque leí un hilo parecido así que salió ésto, espero que lo disfruten. xoxo

—DEVIL BABE

os, preferences & imagines • || it & cast ||Where stories live. Discover now