XIX

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𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 XIX

~☤~

Me desperté a la mañana siguiente, con el sol entrando por la ventana que había olvidado cerrar

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Me desperté a la mañana siguiente, con el sol entrando por la ventana que había olvidado cerrar. No había programado la alarma, porque sinceramente llegar tarde a la escuela no me importaba. La verdad, ni siquiera quería ir. Tenía millones de llamadas perdidas de James y muchos mensajes de Sheila, que preguntaban si estaba bien. Le respondí que no iría a Dalton hoy, y que podríamos vernos a la tarde para hablar. Y a James... Bueno, básicamente le rogué que nos viéramos apenas sus clases terminaran. No me importaba que mi hermano le hubiera dicho que se alejara de mí, yo necesitaba verlo. Él respondió con un cortante "En Central Park, a las 2 PM". Entre esas llamadas y mensajes aparecía el nombre de Mike, que me decía que arreglaría el desastre que ayer había ocasionado. Simplemente lo vi, y lo ignoré. "Por favor, que pueda hacerlo", pensé.
Tenía bastante tiempo para estar sola en mi casa, para poder poner mi música a todo volumen, ver mis series favoritas, pero más que nada, dejar de pensar en el lío ocurrido el día anterior. Estaba preocupada por lo que la gente pensara acerca de mí, después de todo, el rumor de que me había acostado con Dylan estando con James había llegado a sus oídos rápidamente. Si no fuera por Dylan, nadie sabría que James y yo estábamos saliendo, y quería gritarle en su cara que era un idiota y que dejara de hacer lo posible por arruinarme. ¿Quién se creía que era para hacerlo? ¡Era obvio que queríamos mantenerlo en secreto! Pensé que podría confiar en que no diría nada, pero queda más que claro que Dylan McCuller no es una persona confiable. Es un idiota aunque quiera aparentar lo contrario.
Me lavé la cara con agua fría para relajarme, y bajé hacia la sala a buscar algo qué desayunar. Tomé un tazón y volqué yogurt de frutilla en él, luego agregué algunos cereales. Hacía tanto que no desayunaba de esa manera.
Pasé la mañana haciendo justo lo que tenía planeado: ver series, escuchar música, mirar películas. En aquel momento, olvidé cada cosa en la que pensé anoche, que no había podido quitarme de la cabeza desde la tarde anterior. Había intentado llamar a James durante todo el día, pero ni siquiera en los recesos me devolvía la llamada. No podía creer que en serio creyera que entre Dylan y yo había sucedido algo, ¿en serio se deja llevar por lo que las personas rumorean? Todo el tiempo se escuchan rumores que siempre han sido mentira, ¿por qué lo que dicen sobre mí son reales para él?
Estaba lista para ir a Central Park y poder aclarar el asunto con James. Cuando abrí la puerta, me encontré con Mike, que estaba buscando la llave para entrar. Al verme, alzó la cabeza sorprendido.
—Ya todos saben que lo que dije que no era cierto —dijo, rascándose la nuca, inquieto—, algunos lo creen, y otros piensan que lo hago para protegerte.
Rodé los ojos, sin darle importancia al idiota de mi hermano, y lo aparté de la puerta para ir rumbo hacia Central Park. Mike me dijo que me detuviera, pero ya había sacado bastantes metros de distancia, así que no le hice caso.
Respiré hondo varias veces en el camino, pensando en lo que diría James acerca de lo que se decía en Dalton School. Esperaba que no creyera en nada de eso, pero sabía que sería difícil. Después de todo, Dylan siempre ha sido un cretino, y no me sorprendería que durmiera con algunas de las novias de sus amigos. Siempre ha sido deseado por todas, y supongo que jamás le han dicho que no. Es por eso, que no soporta que yo lo haga.
Al llegar a una de las esquinas de Central Park, vi a James sentado en una de las bancas, utilizando su celular y alzando la vista de vez en cuando. Tomé coraje con una larga inspiración, y al exhalar, me dirigí hacia él. Parecía cansado, como si no hubiera dormido bien, y preocupado.
—Hola... —murmuré, estando detrás de la banca en donde él se encontraba, y giró la cabeza para mirarme.
—Hola —respondió, señalando con la cabeza el banco para que me sentara.
Lo tomé, y volteando mi cadera para mirarlo, dije:
—Escúchame, James —él miraba hacia un punto infinito frente de nosotros—, no pasó nada entre Dylan y yo. Fue un malentendido con Mike, y juro que yo jamás haría algo como eso.
—¿Pretendes que te crea? —preguntó, mordiéndose el labio con furia—, ¿Acaso piensas que no sé cómo lo miras? Cómo lo miraste aquella vez, cuando te abracé enfrente de él. Estabas arrepentida de que no sea él quién lo estaba haciendo, ¿cierto? —lanzó una risa lastimosa—. Por más que lo intente, jamás me mirarás así.
Apreté con fuerza mis labios, sin saber qué decir. Quería decirle que me importaba, pero las palabras no salían de mi boca. Tal vez, porque mi mente me gritaba que lo que James estaba diciendo, era verdad. No podía soportarlo, tenía que hacer algo para dejar de pensar en Dylan. Sin embargo, por mucho que quisiera, decirle a James que lo amaba sólo haría que me sintiera peor. No podía escapar de mis sentimientos, y aunque Dylan fuera un completo idiota y quizás nunca estemos juntos, no podía negarlo. Estaba enamorada de él.
—Sé que —comencé—, si lo intentamos, lograré olvidarlo, James. Él ha sido un idiota por cada cosa que ha hecho, y te juro que no lo soporto. Pero... —lancé un suspiro—, pero supo conquistarme. Aunque si tú y yo...
—No, Claire —me interrumpió, y desvió la vista hacia el suelo—, no quiero que estemos así —hizo una pausa—. Te quiero, ¿sí? Pero no estaré tras de ti cuando sé que tú no sientes lo mismo que yo.
—James... —susurré, pero ya era tarde.
Él se había levantado del asiento, y sin dirigirme la mirada, caminó hacia cualquier lugar. "¡Espera!", grité, con un nudo en la garganta. Se dio la vuelta, y después de unos segundos callados, preguntó:
—¿Me amas?
Respiré hondo, intentando mirar hacia ningún lugar, reflexionar sobre lo que significaban esas dos palabras, todo los sentimientos que habían en ellas. No pude responder. No, no lo amaba.
Él colocó ambas manos en su nuca, y mirando hacia el cielo, siguió:
—Al parecer, prefieres a los que te hacen sufrir en vez de a los que de verdad te quieren.
Negué con la cabeza, y sintiendo cómo una lágrima quería salir de mis ojos, comenté:
—Eso no es verdad.
James no habló por unos segundos, en los cuáles se quedó mirando al suelo. Supe que cuando dijera una palabra, terminaría lo poco que teníamos. Sabía lo que preguntaría, y yo no podría mentir ante eso.
—¿Lo amas? —preguntó por fin, con una voz entre cortada, y aparentaba no querer escuchar la respuesta.
Me quedé mirando sus ojos, sabiendo que no podía salir de ésta. Él me penetraba con la mirada, cómo si supiera lo que sentía, y cuál sería mi respuesta.
Y después de lamentarme por haberlo utilizado para olvidar a un idiota, asentí.

•••

Estuve acostado en el sofá toda la tarde, con una botella de vodka a mi lado, dando sorbos de a ratos

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Estuve acostado en el sofá toda la tarde, con una botella de vodka a mi lado, dando sorbos de a ratos. Pensé que así podría dormirme, pero al parecer mis nervios lo impedían. He estado inquieto todo el día, nervioso e insoportable hasta para mí mismo. Era un desastre, estaba seguro de que unas gigantes ojeras colgaban de mis ojos, y todos mis cabellos estaban despeinados. Me bañaría más tarde.
Apenas mis ojos se cerraron, golpes en la puerta hicieron que los abriera. Maldije en voz alta, no tenía ganas de ver a nadie. ¿Quién demonios venía a molestar?
Abrí la puerta con brusquedad, y mostré mi mejor cara de enfado e intolerancia. Entonces, me encontré con la persona que menos creí posible: Mike.
—¿Qué es lo que quieres? —pregunté con un tono alto, y de mala gana.
Si Mike venía a seguir la pelea, lo golpearía hasta que se rindiera. Ya lo dije, me merecía que me golpeara, pero no pensaba quedar como un idiota.
—No vengo a lidiar contigo —dijo, intentando tranquilizarme—. Tenemos que hablar.
—¿Vienes a disculparte porque te diste cuenta de que tu hermanita duerme con todos tus amigos, y no sólo conmigo?
Él respiró hondo, y apretó con fuerza los puños.
—Cierra la boca si no quieres que te rompa la cara. —Dijo, entre dientes, y volvió a respirar para calmarse—. Tranquilicémonos, ¿sí?
Me mordí la mejilla interior, y dije "sí" con la cabeza, fastidiado. No quería ni pensar lo que sucedería en esta maldita conversación. Le hice señas para que pasara, y él observó toda la sala, viendo mi desorden y las botellas de vodka vacías en el suelo. "Sí, amigo, he intentado olvidar a tu hermana todo el día", pensé.
—Escúchame —comenzó a decir—, necesito que seas totalmente sincero conmigo.
Alcé las cejas, y fruncí el ceño, sin entender muy bien de lo que estaba hablando.
—Te escucho —respondí, y me crucé de brazos, mirándolo con atención.
Él titubeó. Parecía no querer decir una palabra, como si le quemara la garganta. Estaba seguro de que tenía miedo de mi respuesta.
—¿Quieres a Claire? —lanzó por fin—, ¿Estás enamorado de ella?
Suspiré, y froté mi rostro con la palma de mi mano. ¿Por qué demonios tenía que preguntarme eso? Sí, la quiero, pero la hago sufrir con cada una de mis acciones. ¿Y lo peor? No quiero aceptarlo. Prefiero ser un cobarde que duerme con miles de mujeres para olvidar a la que en serio quiere, un cobarde que se embriaga para dejar de pensar en esa chica.
—¿Tú crees que yo podría llegar a enamorarme de alguien? —respondí, con otra pregunta.
Él se encogió de hombros, y continuó:
—Solía pensar que jamás lo harías —respondió—, pero he visto tu manera de mirarla. Antes pensaba que era sólo imaginación mía, o que quizás querías simplemente acostarte con ella. Aunque —largó un suspiro—, después de que ella me dijera lo que sentía por ti... Sé que debiste enamorarla en serio.
Quería decirle que la quería, que su hermana me volvía loco, ¿pero qué cambiaría? Claire me odia, y no importaba lo que le dijera a Mike, no dejaría de hacerlo. Tenía que decirle que debía alejarme de su hermana, hacer lo posible para que él quisiera quitarme de la vida de Claire. Conmigo a su lado, ella solamente sufriría.
—La hice sufrir, Mike —empecé—, la hice llorar muchísimas veces por mis estupideces —sentí un nudo en la garganta—, hice lo posible para que ella me deseara, y para que después, yo pudiera decirle que ya no la quería.
Mi tono de voz era provocador, estaba seguro. Intentaba que Mike se enfadara conmigo y comenzara a golpearme, y lo estaba logrando. Lo notaba tenso.
—No has respondido mi maldita pregunta —dijo, ya un poco menos calmado—. Dylan, si piensas que yo estoy feliz con esto... —dejó que su última palabra se quedara en el aire.
—¿Que tu amigo quiera tener sexo con tu hermanita? —pregunté, tratando de irritarlo—, creo que a nadie le gustaría.
Entonces, Mike me tomó del cuello de la camiseta, y me colocó contra la pared.
—Escúchame, imbécil —dijo, entre dientes—, deja de actuar como un idiota, y dime qué demonios te sucede con mi hermana.
Lancé una carcajada arrogante, y antes de que Mike me golpeara con todas sus fuerzas, farfullé:
—Sí, la quiero —quité su brazo de encima mío con rudeza—, estoy locamente enamorado de ella.

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Acá está el otro capítulo que les prometí! Muchas gracias de leerlo!
Los quiero! ❤️

Estúpidamente Perfecto © [TERMINADA]Where stories live. Discover now