|N I N E T E E N|

7.7K 1.1K 121
                                    

——¿Estas seguro de que puedes ir tú solo?. —pregunto no muy convencido NamJoon, pero ver la determinación en los ojos de YoonGi lo hizo comprender que el Alfa estaba muy convencido.

—Seré rápido y mantendré mi distancia. —hablo gélido, mientras se abrochaba mejor la mochila a su espalda—. Ya sabes que hacer, tu y SeokJin cuidarán esta zona, TaeHyung y HoSeok están del otro lado, cualquier cosa, solo necesitan aullar para que lo sepa.

—Comprendido Alfa. —hablo NamJoon, evitó decirle alguna otra cosa a YoonGi, sabía perfectamente que el pelinegro no estaba de muy buenos ánimos desde hace días, exactamente desde hace más de cuatro días, tiempo en el que habían abandonado la casa de JiMin, dejando a su cuidado al pequeño JungKook. Para todos fue muy triste ver cómo la familia recién formada tenía que separarse, fue doloroso ver cómo el pequeño de cuatro años lloraba a mares porque no quería que su otro papá se fuera, aunque JiMin se mostró fuerte, todos sabían que solo fingía para que YoonGi no se preocupara más de lo que ya estaba—. ¿Alguna otra cosa?.

El pelinegro le miró serio cuando dijo:— Si en cinco horas, no doy señales de vida, váyanse. —esa órden dejo atónito al moreno, pero escuchar lo siguiente lo dejo mudó completamente—. Y tienes la orden de incendiar toda esta zona del bosque, no quiero que el maldito escape, si yo muero, el morirá conmigo. — no le quedó de otra más que asentir y obedecer al rey alfa, por más perturbadora que sonara la orden, sabían que era el plan B por si todo se iba a la mierda.

—Suerte. —susurro cuando lo vio partir, trago pesado cuando YoonGi desapareció de su campo de vista, perdiéndose entre los árboles del gigantesco bosque del Sauce.

NamJoon retrocedió, manteniendo la guardia en alto por cualquier cosa, por más raro que llegara a parecer, ese día en especifico, el bosque estaba en total silencio. Solo le quedó poner todas su esperanzas en su amigo, confiando totalmente en que el saldría vencedor.



[•••]

JiMin miro por la ventana la mañana, las nubes grises impedían que los rayos del sol chocarán contra las ramas de los árboles y sus alrededores, el viento azotaba débil, era un día muy triste, desde el punto de vista del rubio, incluso el se sentía de esa forma, triste, tan triste.— Papi. —le dijo un pequeño niño de cabellos oscuros, JiMin se forzó a sonreír tranquilo.

—Dime cariño. —contesto con la voz apagada, el menor sentado a su lado suspiro muy bajo, con aires de tristeza al igual que el.

—¿Cuando va a volver papá?. —pregunto con los ojitos llorosos. El pecho de JiMin dolió, esa era la séptima u octava vez que JungKook le preguntaba eso. Y como siempre, el respondía:

—Pronto, muy pronto mi niño. —y aunque no lo aceptara, el también rogaba por qué así fuera, una parte de él, sabía que cabía la posibilidad de no volver a ver al mayor, jamás. Trago duro al pensar en esa posibilidad, sus ojos empezaron a arder, aún así no se dio el derecho de llorar.

—Pero han pasado ya muchos días. Me dijiste eso ayer y no veo que vuelva. —hablo el niño más serio de lo normal.

—Pero volverá pronto, ¿A caso no me crees?. ¿No le crees a papá? El dijo que volvería y debemos confiar a que así será. —le sonrió sincero, acarició los cabellos revoltosos del niño, quien solo sonrió castamente asintiendo de manera inmediata a la explicación que su papi JiMin le había dado—. No te pongas triste mi bebé, porque yo también me pondré triste. —confeso el rubio.

—Pero, quiero que papá este aquí. Me siento muy triste, me duele aquí —señalo donde estaba su corazón—, y a ti también te miro triste. —para solo tener cuatro años, JungKook era un niño muy inteligente y podía darse cuenta de algunas cosas que los adultos intentaban mantener ocultas para el.

Gran Lobo Negro. © |YoonMin|Where stories live. Discover now