• 16; Tiempo de crecer.

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Las breves vacaciones habían terminado para que los estudiantes de Hogwarts regresarán al castillo (por última vez para los de séptimo año).

Al igual que todo pasaba rápido, también casi un mes había pasado dejando que el embarazo de Draco llevará los tres meses y más una semana de embarazo, y este se moría a cada rato si no fuese por las perfectas pociones de su padrino.

Su único consuelo, es que todos decían que la mayoría de aquellos síntomas feos de vómitos y mareos desaparecían en el cuarto mes.

Pronto debían de graduarse y ya no tendría el chequeo médico de madame Pomfrey, tendría que acudir directamente a San Mungo a partir de su cuarto mes de embarazo.

Tampoco se quejaba (hasta ahora) ya sabía lidiar con los antojos, Hermione y Ginny lo cuidaban a donde fuera teniendo cuidado que nadie de la casa Slytherin se acercara lo suficiente como para hacerle daño, Ron era quien discretamente le cumplía algunos caprichos con la excusa de que era por el bebé y no por él. Harry era quién también parecía un padre sobreprotector a cada momento, no lo dejaba solo teniéndole cuidado. Aquel que se atreviera a insinuarle algo malo, este siempre terminaba en detención y la otra persona en enfermería.

La relación de ambos había mejorado bastante, eran más expresivos y de vez en cuando sus muestras de afecto se veían más naturales que forzadas como era al principio. ¿Todo por qué?

Ambos habían decidido darse una oportunidad como pareja después de expresar sus sentimientos el uno al otro después del último encuentro que el rubio había tenido con su padre. Sabían que se estaban arriesgando a arruinar la amistad que estaban formando, pero no sé sentían arrepentidos de aquella decisión tomada.

Los dos se tomaban de las manos, incluso hasta se acomodaban el cabello o corbata sin que uno u otro le pidiera aquel favor. Tampoco faltaban los besos calientes en donde Draco terminaba jadeando con un Harry que no lo dejaba ir hasta que decidían parar, ni los comentarios sexosos que el azabache le soltaba de la nada obligando que lo mandara a la mierda. No creían el nivel de confianza que estaban teniendo, ni que Harry fuese directo hablando sobre cómo se sentía a su lado. No pensó algún día vivir un sentimiento de tal manera que lo dejaba bastante emocionado porque cada día pasará para descubrir que podría pasar.

Pero no todo el embarazo iba a ser una maravilla, aquella mañana de sábado cuando regresaron a sus dormitorios después que les entregarán las invitaciones de la graduación que sería dentro de dos semanas. Harry se encontró a su novio frente al espejo del baño.

Se acercó con lentitud notando que no tenía camisa puesta, se miraba sus hombros con bastante recelo y sus ojos llenos de lágrimas sin entender que pasaba.

Poniendo mayor atención, bajó la mirada notando que su vientre ya no se veía plano como solía recordar. Había una ligera curva en este, que pudo sentir tanta alegría de pensar que su hija o hijo estaba creciendo dentro de su querido dragón. Aunque tenía entendido que el embarazo de los sangre pura era discreto, si llegaban a tener su pancita pero no era tan exagerado como las mujeres que parecían llevar una pelota playera bajo la blusa. Si no se equivocaba, Draco al final del embarazo tendría una pancita como de 6 o 7 meses.

Cuando Draco se dio vuelta, no se inmutó en moverse. Más bien se acercó hasta este para abrazarlo por la espada poniendo sus manos en su pequeño vientre. Pudo percibir sus preocupaciones. Pero dio varios besos en su cuello seguido de pasar también su lengua pera sentir como se estremecía.

—Me están saliendo lunares, Potter —estaba molesto cuando lo llamaba por su apellido, y sabía que era por todos los cambios que estaba teniendo— en los hombros, y en el torso tengo pecas. ¡Pecas! ¡Y lo peor es que me da acidez y ya no me quieren cerrar los malditos pantalones!

Cuando me recuerdes;      [ Harco ]Where stories live. Discover now