• 26; Almas gemelas.

13.8K 1.6K 555
                                    

(1/2)

—Ha sido un placer hacer negocios con usted, señor Potter. Espero que nuestra franquicia pueda hacer más tratos con ustedes.

Draco sonrió muy incómodo mientras aquel hombre le apretaba con fuerza de su mano con tal de hacerse el interesante.

Muy a su pesar, tuvo que sonreír:

—Nuestra empresa también está encantada, señor Woodstock —separó sus manos aguantandose las ganas de limpiarse el sudor— si me disculpa. Tengo algunas cosas que hacer, pero cualquier cosa, comuníquese con Blaise Zabini.

—Claro, claro. Le acompaño...

—No, así está bien.

Hizo una leve reverencia en modo de respeto dándose la vuelta para salir de la oficina, al cerrar la puerta observó hacia los asientos que se encontraban vacíos para encontrar a Scorpius sentado y esperando tranquilamente.

Se acercó hasta este estirando su mano, el se bajó del asiento para tomarle la mano muy emocionado.

Adoraba que su hijo fuese muy obediente y aunque desde niño había tratado de meterle el idealismo de líder en su vida, este simplemente negaba muy apenado diciendo que no podía ser así. No tenía más remedio que aceptarlo así como era, no iba a cometer los mismos errores que su propio padre.

Lo que odiaba es que aquella empresa mágica estuviera entre Muggles, no estaba acostumbrado a pesar de que Harry los sacaba casi cada fin de semana a pasear entre ellos.

—¿Vamos a ir con papá? —Scorpius continuaba caminando a su lado.

—Si, tengo una cita con el medimago y lo veremos de paso.

—Muy bien, quiero ver a papá trabajar.

—Ser medimago es muy difícil, escorpión. Va a estar ocupado —lo vio hacer un puchero mirando hacia al frente muy desanimado, odiaba verlo de aquella manera— pero haremos que nos haga caso o se queda sin cena esta noche.

Al verlo sonreír, supo que había hecho bien en darle esperanzas de tener la atención paternal durante la hora del trabajo de Harry.

Cuando llegaron a San Mungo fueron bien recibidos por todos que bien los conocían por ser la familia de Harry Potter.

Al saber que Scorpius tenía que quedarse afuera de nueva cuenta, le entregó su libro favorito para que tuviera algo con que entretenerse mientras entraba a consulta. El niño sabía que no debía hablar con los extraños ni irse con nadie más, sin importar que fuese algún conocido, iba a tener que esperar a su padre. Y si algo malo pasaba, tenía que gritar lo más fuerte que pudiera.

Le dió una última mirada antes de entrar al consultorio donde ya lo esperaba el medimago. Dejándolo solo.

Quizás pasaron muchos minutos en el que Scorpius se quedó leyendo la historia de la magia sin darse cuenta del rápido tiempo que transcurría hasta que escuchó la voz de su padre. Al alzar la mirada, lo vió caminar directamente hasta donde estaba.

Aunque quería salir corriendo para abrazarlo, se contuvo en quedarse sentado esperando a su otro papá.

—Me estaba preguntando si iban a pasar a verme —Harry se sentó a su lado sacando una paleta de su bolsa para dársela.

De inmediato supo que era él, siempre hacia lo mismo cuando iba de vista al hospital para verlo.

Tomó la paleta y lo abrazó a pesar de haberlo visto en la mañana.

—¿Papi está enfermo? —preguntó inocentemente observando como sonreía forzadamente— Papá, se tú expresión y papi está enfermo. ¿Que tiene?

Cuando me recuerdes;      [ Harco ]Where stories live. Discover now