Parte 14

16.8K 2.6K 551
                                    

La vida se divide en situaciones buenas, situaciones malas y situaciones totalmente caóticas. Últimamente, no sé qué situaciones buenas me han acompañado, pero es obvio que las caóticas han estado ahí, a la orden del día. Como encontrarme a Koen Van Brouwer en el ascensor del edificio donde trabajo, con dos hombres uniformados acompañándolo y una chica joven que agradecí no fuera Sara.

Había llegado hiperventilando, el parking se me había hecho corto cuando tuve que atravesarlo corriendo, solo esperaba que Margaret no estuviera en el piso y al ver el ascensor abrirse y un hombre vestido de negro me detuvo, observé que en su interior estaba él, con su porte elegante y un traje de algún diseñador carísimo que ni siquiera conozco, hablando por celular viendo hacia un costado. No sabía si maldecir por mi brutal suerte o porque no estaba en condiciones para esperar que el ascensor regresara desde el piso veinticinco, había llegado lo suficientemente tarde como para ser despedido, y todo esto gracias a él, al hijo del millonario holandés, porque no pude dormir al ver su maldito video con Sara.

Había dejado la discoteca casi a media noche el otro día, ante las protestas de las amigas de Kate quienes habían soltado un grito de horror cuando dije que quería irme a casa y un elocuente «No» que se escuchó por todo el sitio fue lo que obtuve en respuesta. Me habían dejado ir cuando les prometí que volveríamos a reunirnos, pero yo solo quería ir a casa y ver con tranquilidad el video de porquería. Cuando llegué al apartamento de Simon, no dudé en reproducirlo en mi computadora, no pensé que aquello pudiera afectarme tanto, de hecho, pensé que ya nada podía taladrarme por dentro después de darme cuenta que Sara iba a casarse con un sujeto que apenas conocía, hasta que la escuché decir:

—Nos conocimos en París hace un año, después de eso no pude dejar de pensar en él y volvimos a encontrarnos para mi fiesta de cumpleaños gracias a mi mejor amiga, a partir de ahí todo fluyó y aquí estoy, más enamorada que nunca de este hombre.

Repetí el video tantas veces, que sus palabras me quedaron grabadas en la memoria y no creo olvidarlas nunca. Era como si me estuviese confesando todo, como si a través de esa pantalla estuviese, de alguna forma, hablando conmigo y sacándome en cara lo perfecta que es para decir mentiras, o lo tonto que he sido yo para creérmelas. Acababa de mencionar que todo comenzó para su cumpleaños, me dijo que estarían solo sus amigas y no me permitió ir porque era algo completamente de chicas, hasta ayer estaba comenzando a comprenderlo todo. El video era una entrevista de veintisiete minutos, que miré completamente unas cinco veces, la pregunta más importante estaba al final, cuando la entrevistadora le preguntó cuánto tiempo llevaban juntos y él contestó:

—Soy una persona muy ocupada, nos vimos unas cuántas veces en los últimos... no sé... cuatro meses. Intentamos mantener nuestra relación a distancia pero ya no podía más, estoy tan enamorado de esta mujer que le propuse matrimonio tan solo a unos días de mudarnos juntos, en el lugar que nos conocimos: París.

Con esto ya sabía dos cosas: Se estaban viendo desde hace cuatro meses y, ahora estaban viviendo juntos, después de apenas una semana y un día desde que había dejado nuestro apartamento y nuestra relación. Mi parte cuerda sabía que necesitaba dejar de ver eso, pero mi parte débil, la más vulnerable y masoquista me hizo quedarme hasta el último minuto donde ella acabó de destrozarme:

—Pero cuando sabes que es la persona correcta, el tiempo no importa. Estuve más de cinco años con una persona que no me hizo sentir todo lo que Koen hizo en unos días.

Casi quería retroceder el tiempo y nunca haber escuchado esto. No sé cuánto tiempo me tomó digerir aquellas palabras, pero cuando me di cuenta que seguía vivo, ya estaba comenzando a amanecer y yo tenía que ir a trabajar fingiendo ante Margaret que todo me iba de maravilla. Darme una ducha me tomó más tiempo de lo normal, así como también cada cosa que normalmente me tomaría cinco minutos; me sentía enfermo, aturdido y completamente deshecho, hasta el punto que ya todo comenzaba a dejar de importarme.

¿Cómo (no) conseguir un ligue de una noche?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora