Parte 34

18.9K 2.7K 1.3K
                                    



Mientras conduzco hacia mi apartamento no puedo evitar sentirme el corazón destrozado.

Me toma más tiempo de lo normal llegar hasta mi piso porque no soy consciente de lo que estoy haciendo. No estoy en estado para conducir, tengo los ojos cristalizados, el corazón herido, el semblante acabado. Me miro en el espejo retrovisor y solo quiero alejarme de aquí, necesito un tiempo para mí mismo, tal vez era muy temprano para iniciar algo con otra persona pero no pude evitarlo, Kate estaba decidida a ganar una apuesta con Simon y ahora aquí estoy yo burlado por segunda vez en menos de dos meses.

Soy un completo imbécil.

El trayecto desde el primer piso hasta mi apartamento se siente demasiado largo, quiero tirarme en mi cama y dormir, pero al mismo tiempo desaparecer y que nadie sepa absolutamente nada sobre mi persona. Inserto la llave en la puerta de mi piso pensando qué hacer ahora.

Cuando entro, me percato que todavía Sara está aquí. No voy a mentir que eso logra encabronarme bastante, me la encuentro frente a la tv hecha un ovillo envuelta en una manta, cuando me mira aparecer se pone de pie y yo no puedo creer que ahora ya ni siquiera tengo mi propio lugar para encerrarme.

—Fui claro, Sara. Dije que solo te permitiría estar aquí una noche.

—Yo... lo siento... no tengo donde ir, Roger ¿Has visto la televisión? Koen acaba de arruinarme la vida, no puedo siquiera salir a la calle.

—Ese no es mi problema Sara. Era la vida tú querías ¿No? —Vale, estoy frustrado. No quiero desquitarme con ella pero tampoco la quiero cerca de mí, no ahora... ni nunca. Tengo suficiente con todo lo que estoy viviendo que me hierve la sangre tener que soportarla solo porque Koen Van Brouwer hizo de las suyas. Suelto un suspiro para intentar tranquilizarme y me voy directo a mi habitación para tomar mi mochila de viaje y comenzar a dejar ahí todas las cosas que necesito para unos días.

—¿Dónde vas? —No le contesto. No me gusta nada que esté haciéndome preguntas recostada sobre el marco de la habitación como cuando vivía en este sitio. Respiro profundo para procurar relajarme y cuando tengo todo lo necesario junto a mi laptop en manos paso a la par suya, no se quita, prefiere que la mochila la golpee aunque no es lo que pretendo, cuando me vuelvo a ella para ofrecer una disculpa su siguiente acto me toma por sorpresa. Se acerca a mí, me toma el rostro con ambas manos y presiona sus labios contra los míos.

Me besa salvaje, con hambre, con pasión, con la mera intención de excitarme pero mi cuerpo no responde, siente de inmediato que aquellos labios no son de Kate, ese olor no es de Kate, esas manos pasándose sobre mi torso no son de Kate, es a ella a la que extraño y definitivamente, ella no es Kate.

Tomo a Sara de los brazos y la separo bruscamente de mí. Estoy molesto, cansado y aturdido. No digo nada porque sé que no diré cosas buenas, intenta besarme otra vez, forcejea conmigo pero antes de que pueda siquiera dar un paso, le advierto con suficiente elocuencia:

—No.

—Roger...

—No Sara... no.

Estoy dispuesto a salir de ahí, pero su mano se envuelve alrededor de mi antebrazo, cierro los ojos un momento intentando calmarme, este es el peor día que Sara ha decidido para colmarme la paciencia.

—Roger, por favor, solo dame otra oportunidad...

—Lo siento Sara, no quiero sonar grosero pero yo ya no siento nada por ti. —Tiro de mi brazo para soltarme finalmente de su agarre—. Agradezco mucho los cinco años que estuviste en mi vida pero se acabó.

¿Cómo (no) conseguir un ligue de una noche?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora