Parte 17

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No puedo decir exactamente qué fue lo que me despertó esta mañana.

Sencillamente abrí los ojos y me quedé ahí, un tanto desorientado, desubicado y aturdido. No recuerdo exactamente qué era lo que había soñado, pero ciertas escenas se reproducían como un gif dentro de mi cabeza. Había despertado helado y con una gota gorda de sudor recorriéndome la frente. Todo estaba en calma, ni un ruido, ni un murmullo, ni un movimiento, ni rastro de la sensación de tener brazo derecho. Me moví y lo agité, descargando el peso que había sobre él, notando un molesto hormigueo que no hizo más que encabronarme bastante. Sentí el leve ardor en mi pómulo derecho y en ese momento recordé que en realidad lo que se reproducía en mi mente no era un sueño, el hermano de Sara sí estuvo aquí, en mi apartamento, aparte de haberme insultado y golpeado, también me amenazó y se largó.

En algo Simon tenía razón, en realidad sí estaba mejor en su apartamento.

—Te lo dije. Estabas mejor en mi apartamento. —Entra al baño de hombres como si me estuviera leyendo el pensamiento. Esta mañana cuando la alarma me dio un susto de muerte después de quedarme un rato mirando al techo de mi habitación, me levanté y me miré en el espejo del baño, un enorme moretón se extendía por toda la zona y tuve que escribirle a Simon porque no había forma de que me presentase así a trabajar... frente a Margaret.

Pero no contestó, por muchos intentos de llamada que le hice, mensajes, stalkeos en Facebook y Whatsapp, fue hasta que estaba en el trabajo que se dignó a hablarme, cuando le pregunté por todas las llamadas que le hice, me dijo que a esa hora estaba ocupado, aunque yo entendí a qué se refería y no eran necesarias las señales obscenas que hizo para explicarme... en medio parking.

No le contesto a Simon cuando se detiene a mi lado con la intención de usar el urinario continuo, además que ya le había contado todo, no todo exactamente pero sí la parte que el maldito enano hermano de Sara estrelló su puño contra mi rostro, el maldito se había reído y sólo dijo:

—Hubiese pagado por ver eso. ¿Por qué no le preguntaste si necesitaba su calcetín para ser libre?

Voy a admitir que eso me hizo soltar la primera risa genuina del día, aunque mis ánimos no estaban para tales cosas. Desde el primer día que conoció a Jonathan, el hermano de Sara, lo había apodado «Dobby», como el elfo de Harry Potter. Nunca se aprendió su nombre, porque para él siempre fue Dobby y voy a admitir que merecía el infierno por haberme reído de la forma que lo hice la primera vez que Simon lo llamó de esa forma.

—Hoy cambian la cerradura. —Le hablo a Simon, ignorándolo. Estoy terminando de liberar líquidos cuando él se saca la «bestia» y comienza a orinar, pero no es todo, está haciendo círculos—. Oh por Dios. ¡Simon!

—¿Qué? Tú también tienes un pene, úsalo... —hace una pausa, de esas cuando va a decir algo malicioso, me doy cuenta de cuánto conozco a éste espécimen cuando dice—: ya que no vas a usarlo de otra forma por un buen tiempo.

Respiro hondo y creo que es mejor volver a mi escritorio antes de que Simon termine de irritarme. Hoy, aparte de despertar con la mejilla roja y los nudillos inflamados, también tenía síntomas de resfriado; me dolía la cabeza, todo el cuerpo y a duras penas tenía fuerzas para ponerme de pie y echarme a andar. Hasta el momento esos síntomas no habían mejorado.

—Por cierto... ¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo? —me habla, estoy subiéndome la bragueta del pantalón y abro la llave del lavamanos cuando me vuelvo a él y contesto:

—¿Eso qué te importa?

—¡Claro que me importa! Todos los hombres tenemos necesidades y estoy esperando que te llegue ese día para ver si opinas de la misma forma sobre los ligues... al menos que... —hace una pausa misteriosa— quieras... —hace un gesto con su mano que simula una masturbación—. Estuviste cinco años con alguien teniendo sexo cuando querías. ¿Qué vas a hacer cuando quieras sacarte toda esa tensión?

¿Cómo (no) conseguir un ligue de una noche?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora