Parte 28

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A las seis de la tarde, como habíamos acordado, estoy frente al apartamento de Kate.

Miro mi reloj y cada minuto que pasa significa un minuto más cerca de la fiesta de Monique. No voy a mentir que tengo ganas de salir corriendo, encerrarme en mi habitación y si es posible no salir hasta que se acabe el mundo. Sin embargo, me obligo a desechar esa idea de mi mente porque de alguna forma tengo que pagar la renta de mi apartamento.

Golpeo la puerta del piso de Kate y sacudo con cuidado una pelusa del saco del traje de la marca de Monique que en este momento llevo colgado en mi antebrazo. Aunque ella me dijo que era mío no podría soportar la idea de que algo le pase a esta bendita prenda que puede costar algunos tres meses de mi salario en «Hombres al poder». Incluso había bromeado con ello frente a Monique y entonces ella misma me respondió:

—Si quieres, después véndelo. —Refiriéndose al traje. Por supuesto que me reí porque no pensé que estaría diciéndome algo así de verdad. Además, ella sabe no conozco a nadie que pueda comprar un traje de marca a ese precio. Monique se puso de pie con una sonrisa y se giró en mi dirección para añadir—: Hablo en serio.

En ese momento estábamos en el mismo sitio que anteriormente había sido la sesión fotográfica de la campaña. Poco tiempo después me di cuenta que era un estudio y que también era de la propiedad de Monique. La miré con atención caminar hacia donde estaban colgados en perchas todos los trajes de la colección y le dije:

—Me lo dices porque sabes que no lo haría. —Escuché una risita suya. Entre sus manos tomó un traje blanco y uno negro, me indicó con una seña a través del reflejo del espejo que me acercara. Me puse de pie y cuando estuve frente a ella, puso el traje claro frente a mi persona. Había olvidado mencionar que los colores de la fiesta eran blanco, negro y gris, a petición de ella, quién mencionó algo sobre la elegancia de que daban esos tres tonos y ve tú a saber qué más.

—¿De qué color vestirá tu chica? —Me preguntó. Mi chica... pensé que se estaba refiriendo a Kate. Me sentí en la necesidad de aclarar antes que nada porque no quería que mencionara eso frente a ella. Así que me apresuré a decirle:

—No es mi chica... —Hice una pausa al mismo tiempo que me daba un vistazo en el espejo con el siguiente traje frente a mí—. Es una amiga.

La reacción de Monique me desconcentró, se rio y después me miró a mí con una sonrisa socarrona.

—Sí, dicen que así se le dice ahora. —Y enarcó una ceja, por más que quise decirle que en realidad yo sí estaba hablando la verdad, supe que era una completa pérdida de tiempo. Entonces lo dejé así, mirando con una sonrisa su expresión y después me miré en el espejo cuando esa vez el traje que puso frente a mí fue el de color oscuro—. Así decíamos Krista y yo «somos amigas» y bueno, el desenlace ya lo sabes.

Preferí ignorar lo que estaba queriendo decirme y mejor cambié la plática.

—¿Debería preguntarle de qué color irá vestida? —Monique asintió y entonces se llevó ambos trajes, los colgó en el lugar que estaban y yo saqué el celular de mi bolsillo para dejarle un rápido mensaje a Kate.

—Quiero que luzcas lo mejor posible, no solo porque seas el protagonista de mi campaña, sino también por las personas que puedes encontrarte ahí. —Miré a Monique, esperando que especificara a lo que se refería pero entonces ella solamente se giró hacia mí y añadió—: A mí en lo personal me gusta cómo se ven todos los colores en ti, así que cualquiera está perfecto.

En el preciso momento que ella está diciendo eso, la respuesta de Kate me llegó al celular y eran exactamente las siguientes palabras:

«Un vestido negro de infarto».

¿Cómo (no) conseguir un ligue de una noche?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora